Algo que celebrar

Este martes de abril los gallegos, espero que todos,  tenemos algo que celebrar. Y nada se agradece más, sobre todo en momentos tan convulsos y duros como los que hoy vive España, que tener algún motivo para sonreír. Como es constatar la evidencia de que la libertad de expresión está garantizada por la ley, pero también por quienes se  empeñan en edificar sobre esos cimientos canales de comunicación sin miedo a que el ejercicio de ese derecho se desborde y apague su voz. El nacimiento de la edición GALICIA de MUNDIARIO es eso y mucho más: una apuesta, sin duda valiente, para ampliar la pluralidad informativa y de opinión en una sociedad que, como la gallega, no está sobrada de proyectos que nazcan ya con aroma de presente y, sobre todo, de futuro…

Ante la oportunidad que se me brinda de acompañar esta primera edición con una colaboración, deseo trasmitir a los lectores una reflexión que nace de la inquietud que siento, como mujer que vivió la Transición desde dentro, ante el progresivo proceso de desafección hacia la Política –los políticos se la  han ganado con insólito empeño– que, así lo considero, es uno de los ingredientes de la baja autoestima que aflora en los análisis, propios y ajenos, sobre lo que somos. Análisis, en muchos casos teñidos del color que a cada cual conviene, sean cuales sean las consecuencias del tinte que se les aplica.

Escribo desde una ciudad, Ferrol,  enferma de abandono y ejemplo de ácidas e injustificadas críticas sobre su capacidad para superar este valle de lágrimas

Escribo desde una ciudad, Ferrol,  enferma de abandono y ejemplo de ácidas e injustificadas críticas sobre su capacidad para superar este valle de lágrimas, que nos impiden mirar al horizonte y descubrir la ciudad posible desde la realidad presente, que guarda en si misma  patrimonio suficiente para construir un futuro de progreso. Mi esperanza en el proyecto que hoy ve la luz es que sea una ventana abierta a las mil primaveras y amaneceres que a Galicia le quedan por vivir. Pero también a sus anocheceres y al análisis de los vientos en contra que impiden navegar. El objetivo es  conocer el destino que, si no es tan hermoso como lo imaginamos, nos habrá permitido descubrir cuan hermoso es el viaje hacia nuestra Ítaca soñada…

GALICIA de MUNDIARIO nos ofrece un espacio para conversar con ese universo que habitamos quienes creemos en esa Galicia plural y en una España que es, en su esencia una realidad en la que confluyen realidades diferentes, pero coincidentes en los principios básicos que sustentan nuestra democracia. Si somos capaces de traspasar la línea roja de la desesperanza y apostar por verbalizar y visualizar el proyecto de la Galicia que queremos para nuestros hijos, habrá un futuro que seguir construyendo con lo nuevo y con lo mucho que esta bendita tierra tiene que conservar.

Que GALICIA de MUNDIARIO sea para los gallegos referente de información, pero también de opinión libre, sin miedo al miedo ni a la incorrección política…

Nuestro peor enemigo es la tibieza en el discurso a contrapones al de quienes (léase ministra de Justicia de Alemania y populistas afines) desde la deslealtad  y la infamia, niegan la evidencia de la inquebrantable voluntad de la inmensa mayoría de los españoles  de no permitir ni  un paso atrás en el ejercicio de los derechos y libertades que nuestra Constitución, que va a cumplir  cuarenta años, garantiza sin más condición que el respeto a la ley.

Los gallegos somos un pueblo sabio, tocado por la magia de una tierra que nos ofrece la fuerza perdida cuando, como Anteo, la pisamos para recuperar el aliento. Que GALICIA de MUNDIARIO sea para los gallegos referente de información, pero también de opinión libre, sin miedo al miedo ni a la incorrección política… Así la espero y la imagino para  mi vida real  y para  algún que otro sueño… @mundiario