La actividad cultural de Galicia se queda en el autoconsumo sin proyección exterior

Román Rodríguez. / Mundiario
Román Rodríguez. / Mundiario

Las instituciones normalmente no hablan entre sí y la relación que establecen con los profesionales suele limitarse a las subvenciones y contrataciones. No existen foros estables de intercambio de ideas, ni mucho menos planes estratégicos. Menos todavía iniciativas institucionalizadas para extraer el máximo provecho de la fecunda actividad actual.

La actividad cultural de Galicia se queda en el autoconsumo sin proyección exterior

La Fundación Contemporánea, entidad privada dependiente de una empresa madrileña de gestión cultural,  ha elaborado un ranking de la actividad e innovación cultural de las ciudades y comunidades españolas. El índice se ha elaborado a partir de cuestionarios cumplimentados por 500 profesionales cuya identidad se omite, lo que no permite conocer ni su distribución geográfica ni su composición profesional. Una lectura atenta de los datos permite deducir un sesgo en favor de determinadas actividades y de algunos territorios. 

En cualquier caso la imagen final ofrece una visión de Galicia muy poco representativa de su actividad cultural como comunidad, tampoco de la iniciativa de las ciudades principales, algo sobre lo que ya hemos comentado en MUNDIARIO. Tampoco se conoce iniciativa alguna de las instituciones gallegas para lograr una mayor visibilidad de la amplia oferta cultural en los medios y foros especializados. Un valor objetivo y plenamente consolidado, es menospreciado como imagen exterior. Así se explica  que gran parte de la actividad realizada sea opaca para los ámbitos más dinámicos de la cultura española.

Menos del 8% de los encuestados valoran la actividad cultural gallega, frente al 65% de valoraciones de la actividad en el País Vasco, el 55% en Cataluña o el 43% en Andalucía. Galicia aparece incluso menos valorada que Castilla y León o Cantabria.

Respecto a las ciudades, de una lista de 20, Santiago aparece en la undécima posición, A Coruña en la decimoquinta y Vigo en la penúltima, todas ellas con porcentajes muy bajos de valoración, del 6´8%, 5´1% y 1´6% respectivamente.

Si la consulta se refiere a las mejores actividades del año, solo el CGAC compostelano aparece en una lista de un centenar de iniciativas, de nuevo con una valoración mínima del 1´5%. Mientras que la iniciativa más representativa de la comunidad se considera la feria Culturgal que se celebra en Pontevedra, según la opinión del 46% de los encuestados.

El análisis de las iniciativas culturales de cada comunidad resalta, además de la citada feria pontevedresa, el coruñés Teatro Rosalía Castro y la Ciudad de la Cultura santiaguesa. Aquí es donde caben mayores dudas sobre el perfil de los encuestados pues el predominio de festivales citados no se da en ninguna otra comunidad, donde las actividades institucionales estables están más representadas.

Con todas sus deficiencias y aún podrían señalarse algunas más específicas, lo relevante de la encuesta es el retrato global de la actividad cultural gallega, desconocida más allá de nuestros límites y en consecuencia peor valorada. No es una cuestión de imagen, sino algo que afecta a las oportunidades de cuantos viven del sector, como creadores, productores, distribuidores, artistas, críticos, etc., unas 35.000 personas que representan algo más del 3% del empleo gallego, según las estadísticas culturales. La aportación del sector a la economía española representa el 5´5% del PIB.

Si de algo carece la actividad cultural de Galicia, considerada en sus términos más amplios, es de proyección, consecuencia de la atomización. Las instituciones normalmente no hablan entre sí y la relación que establecen con los profesionales suele limitarse a las subvenciones y contrataciones. No existen foros estables de intercambio de ideas, ni mucho menos planes estratégicos. Menos todavía iniciativas institucionalizadas para extraer el máximo provecho de la fecunda actividad actual. De forma que instituciones muy relevantes languidecen mientras otras que por su tamaño y recursos podrían ser más influyentes, se limitan a su público habitual. 

En esta área, como en otras, comunidades autónomas más pequeñas pero más dinámicas han conseguido colocarse en el escaparate estatal y exportar su actividad, mientras que aquí nos conformamos con el mercado interior en el mejor de los casos. La lejanía ya no es física sino de actitud. @mundiario

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