La discriminación laboral por el género está totalmente injustificada en la “era de las habilidades”

Entrevista de trabajo. / thhp.co.za
Entrevista de trabajo. / thhp.co.za
Así que, como sospecha, actualmente es muy atrevido decir que un hombre es más apropiado para unas tareas que una mujer… y viceversa.
La discriminación laboral por el género está totalmente injustificada en la “era de las habilidades”

¿Sabía usted que existe la Era de las habilidades? Pues estamos en ella y además sin opción a escapar. Así que mejor no se resista.

Un estudio realizado por Jacobson, la empresa propietaria del algoritmo ADNe®, en el que se han tabulado más de 40.000 test psicogénicos de personas de diferente género, concluye que no existe justificación alguna para que la discriminación laboral por cuestión de género se mantenga.

Dicho algoritmo mide con suma precisión infinidad de parámetros relacionados con el nivel competencial, con la definición de los rasgos de personalidad, con la capacidad negociadora, con la intensidad en el posicionamiento directivo, etc… y en ninguno de estos análisis se han detectado diferencias por cuestión de género.

Habilidad, recurso superior a la fuerza 

Durante mucho tiempo se ha mencionado la frase de “más vale maña que fuerza”, aceptando que cierta dosis de ingenio, destreza e inteligencia podrían ser más útiles que la fuerza bruta. Actualmente y teniendo en cuenta la gran evolución de la mecánica, la electrónica, la informática, los automatismos y la robotización, se ratifica completamente la idea de que la habilidad es un recurso superior a la fuerza.

Estamos ante el fin de la especialización laboral por género ya que el “desarrollo físico” siempre ha sido avalado al malinterpretarse la teoría taylorista en la que se premiaba el esfuerzo físico a la hora de ejecutar eficientemente tareas manuales pesadas como la carga de carbón con palas o la construcción de las vías del tren acarreando los raíles.

Pero qué mal hemos entendido la Teoría de Frederick Winslow Taylor sobre la Organización del trabajo en cuanto a procesos productivos se refiere.

En realidad Taylor buscaba la eficiencia en el resultado de un trabajo basándose en la premisa “Diferente fuerza física, diferente herramienta… mismo resultado”.

Actualmente podemos determinar que como no es necesario el uso de tanta fuerza, estamos obligados a incrementar la habilidad, ya que la fuerza física individual no es esencial a la hora de ejecutar la mayoría de funciones.

En cualquier caso existen referentes científicos que nos indican que pueden existir más diferencias en el desarrollo neuronal y cognitivo entre 2 hombres que entre un hombre y una mujer; o entre 2 mujeres y una mujer y un hombre.

cambio en el aprendizaje colectivo

Según los datos aportados, existen más de 36.900 millones de combinaciones posibles en el llamado ADNe®, pero ninguna de ellas repercute directamente en la cuestión de género.

Directivas y directivos muestran un amplio espectro de competencias en diversos grados, pero siempre como resultado de la actividad sináptica dependiente del sistema neuromodulador. Así mismo, la experiencia y el aprendizaje permiten intensidades variables en dichas conexiones ya establecidas con lo que la fijación de lo aprendido es un factor determinante.

Por ello, cuando nos referimos a cambiar de cultura corporativa o a adaptación a los “nuevos tiempos”, hablamos de generar un cambio en el aprendizaje colectivo que permita ver las opciones de las personas, independientemente del género, eliminando todos los prejuicios.

Tengamos en cuenta que nuestro cerebro posee una clara tendencia al equilibrio neurotransmisor, lo cual se plantea constantemente como un objetivo. De hecho ese “equilibrio” es universal, pero en cuestiones individuales y biológicas nos podríamos referir a la Ley del Equilibrio del científico Erwin Chargaff, quien facilitó el entendimiento del equilibrio de las bases del ADN o a Eric Kandel que definió la actividad excitatoria e inhibidora en las sinapsis.

Por ello, en esta Era de las habilidades, la tecnología tiende a homogeneizar el comportamiento y con ello, las oportunidades… independientemente del género de las personas.

Así que, como sospecha, actualmente es muy atrevido decir que un hombre es más apropiado para unas tareas que una mujer… y viceversa. @mundiario

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