Deriva aberrante de Nicaragua

Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua; y Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. / RR SS.
Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua; y Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. / RR SS.
"¿Por qué a una parte de la izquierda latinoamericana y europea le cuesta tanto condenar a los Ortega?, se preguntó en MUNDIARIO Manuel de la Iglesia-Caruncho.
Deriva aberrante de Nicaragua

Las últimas noticias de Nicaragua sitúan este país en una deriva aberrante con medidas de represión que revelan su colapso moral y político, fruto de la gestión de la pareja gobernante, Rosario Murillo, vicepresidenta, y Daniel Ortega, presidente. Una masiva ola de arrestos en Nicaragua dejó casi 60 opositores detenidos y esa deriva totalitaria llevó a disolver la Cruz Roja y a plantearse una “suspensión de relaciones” con el Vaticano. La ruptura entre Managua y la Santa Sede se produce después de que el papa Francisco calificara el régimen sandinista como una “dictadura hitleriana” y “grosera”. Dirigentes de la oposición, activistas, campesinos y periodistas han sido arrestados en una redada nocturna masiva y acusados por conspiración en la madrugada.

La realidad indica que la población de Nicaragua sufre masivas violaciones de derechos humanos. Rolando Álvarez, el obispo de Matagalpa y uno de los opositores más críticos con el régimen de Daniel Ortega, fue condenado a más de 20 años de prisión por una supuesta “traición a la patria”. Entre tanto, se suceden las acusaciones contra el régimen de Nicaragua por cometer “crímenes de lesa humanidad”. Un grupo de expertos de la ONU determinó que la población de Nicaragua “tiene miedo de su gobierno” por las constantes violaciones de derechos humanos que sufren.

Atrás queda también la decisión del régimen de despojar de la nacionalidad a otros 94 opositores. La justicia nicaragüense retiró la nacionalidad a los escritores Sergio Ramírez, Gioconda Belli, el periodista Carlos Fernando Chamorro y el exembajador ante la OEA, entre otras destacadas personalidades.

"¿Por qué a una parte de la izquierda latinoamericana y europea le cuesta tanto condenar a los Ortega? ¿Acaso su régimen no dificulta la labor de la propia izquierda, como la que representa el Frente Amplio en Uruguay?", se preguntó en MUNDIARIO Manuel de la Iglesia-Caruncho, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, especialista en Economía Internacional y Desarrollo, que trabajó para la cooperación española en distintos puestos en la Agencia Española de Cooperación Internacional en Madrid y durante casi quince años en Nicaragua, Honduras, Cuba y Uruguay.

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