Los vinicultores en Moldavia apuntan al sediento, y gigantesco, mercado ruso

La bodega de Alexandru Luchianov. / RRSS
La bodega de Alexandru Luchianov. / RRSS

Moscú está aflojando su embargo a los vinos moldavos, y las bodegas del país más pobre de Europa esperan cobrar a raíz de ello. 

Los vinicultores en Moldavia apuntan al sediento, y gigantesco, mercado ruso

Los vinos de la finca de Alexandru Luchianov en Moldavia, se venden tan lejos como China y Japón, pero el enólogo de 48 años aún espera entrar en el mercado del antiguo amo imperial de su país. "Sabemos que será una lucha, pero Rusia vale la pena", dijo Luchianov en su elegante bodega Et Cetera, que se encuentra escondida entre las sencillas aldeas del sur de Moldavia, el país más pobre de Europa.

Cuando Luchianov comenzó a cultivar uvas hace 14 años, la industria vinícola de Moldavia se basaba en gran medida en las exportaciones a Rusia, donde casi el 40% de sus botellas terminaban. Ahora, debido a varias prohibiciones de importación por parte de Moscú, los principales mercados del país se encuentran dentro de la Unión Europea.

Pero Rusia garantiza más ventas, y Luchianov puede recuperar este lucrativo mercado. En marzo, Moscú comenzó a flexibilizar su embargo a los vinos moldavos, una restricción que se consideraba en gran medida como un castigo por las aspiraciones europeas del país. Luchianov anticipa las tiendas de vinos y restaurantes en Moscú y San Petersburgo van a ser abastecidos por su pinot noir y "petrichor", su propia mezcla de chardonnay, sauvignon blanc, y riesling.

La medida sigue a la elección del presidente respaldado por Rusia, Igor Dodon, a finales del año pasado, que se había comprometido a reforzar los lazos con Moscú. Dodon ha distanciado desde entonces a su país de Rumania, con el que Moldavia comparte una historia y un lenguaje común, al despojar al ex presidente rumano Traian Băsescu de la ciudadanía moldava, y sugiriendo que la bandera tricolor de Moldavia se deshaga de sus similitudes con la de Rumania.

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