Vacunas y dieselgate: la fuerza de los grandes

Grupo Volkswagen. / RR SS
Logo del grupo Volkswagen. / RR SS
Varios escándalos han sacudido últimamente a millones de usuarios en Europa y que ponen en tela de juicio la credibilidad de la UE: hablo de vacunas y del dieselgate.
Vacunas y dieselgate: la fuerza de los grandes

Todo en este mundo globalizado es más complejo que nunca. Pero sobre todo cuando aparecen los grandes poderes económicos y los lobbies hacen su papel. Me refiero a la banca, la industria farmacéutica, la alimentaria, las tecnológicas, la industria del automóvil…

Mala gestión de las vacunas

Y estas últimas semanas hemos tenido algunos ejemplos. Los problemas generados por los laboratorios AstraZeneca en el suministro de las vacunas que debían a Europa han dejado entrever, en medio de una lamentable opacidad, un importante descontrol de las autoridades comunitarias. Se ha visto debilidad, pese a haber abonado muchos millones para facilitar la investigación y haber abonado ya más de 300 millones por las primeras entregas.

Pues habrá retrasos. Nos olvidamos de esas palabras en el inicio de la pandemia de algunos “gurúes” de la industria farmacéutica que abogaban por una lucha sin cuartel para sacar la vacuna contra la Covid lo antes posible ¡y de forma desinteresada! Quizá una postura inicial que sólo podía convencer a los más ingenuos. ¿Cuándo un laboratorio farmacéutico no se ha movido por otra cosa que por su dinero? ¿Una pandemia cambiaría sus reglas del juego? ¿Nos extraña que alguien haya sucumbido a la tentación de vender al mejor postor?

Europa jugó fuerte en la rebaja de precios, pero olvidó las cartas marcadas… El problema es que detrás de este “mercado persa” que ya conocimos en la primavera con las mascarillas o los respiradores, hay vidas en juego. Un mercadeo que la Comisión Europea no ha sabido gestionar bien…  

Y el dieselgate…     

La otra historia tiene que ver con el conocido como el caso Dieselgate. A los 10.000 millones de euros que ganó Volkswagen en 2020, habrá que restarle los 16 millones de euros que probablemente deberá dejarse en España. Migajas, pero importantes. Porque un juzgado español acaba de sentenciar: “condeno a la parte demandada - Volkswagen - a indemnizar por los daños y perjuicios causados a los usuarios afectados asociados a OCU -asociación de consumidores que planteó la demanda- con una cuantía de 3.000 euros por afectado, siendo el monto total de 16,33 millones de euros”.

Buenísima noticia para los miles de afectados que están en la causa defendida por la Organización de Consumidores y Usuarios, aunque, ¿qué pasará con los casi 700.000 afectados del escándalo de las emisiones contaminantes? Probablemente, la mayoría se quedarán sin recompensa. Para eso se lleva trabajando desde hace años… 

Aclarada la “práctica desleal - como dice la sentencia-, consistente en la instalación, en los vehículos con motores diesel (EA 189) del grupo VW, de un programa informático - software- que ofrecía una imagen inversa de las emisiones de los gases contaminantes de sus motores, camuflando sus verdaderas condiciones…”, ahora la pregunta es: ¿cobrarán de verdad los afectados? ¿Todos o sólo una mínima parte? ¿Se llevará otra vez el gato al agua la marca alemana pese al engaño masivo?     

Pero, además, la sentencia lo que deja patente es la dificultad de los consumidores para hacer valer sus derechos y el enorme poder que atesoran muchos empresas y colectivos económicos, incluso frente a los poderes políticos, a los que sólo se puede doblegar, por muy obvio que sea su fraude, en los tribunales. 5 años con el tema dieselgate y sólo en Estados Unidos la multinacional alemana se prestó a indemnizar a sus clientes rápidamente.

La UE mira para otro lado

¿Y en Europa? La Comisión Europea ha jugado un papel titubeante en este conflicto, más cerca de “mirar para otro lado” frente al sector del automóvil -empresa alemana, ojo- que de coger el toro por los cuernos. Negoció con la marca para que se “repararan” los coches, pero sin ninguna transparencia. Además, ¿es suficiente? 

Aquí hubo un “amago” de sanciones por parte del ministro de Industria, José Manuel Soria, cuando se conoció el problema, que quedó en nada cuando se vieron las posibles consecuencias en las fábricas de la marca en nuestro país, ¡como en Europa!  

Asustar a los países -fábricas, puestos de trabajo, etc.- y la estrategia más vieja del mundo: aburrir a los afectados. ¿Cuántas demandas se han presentado por los ocho millones de coches afectados? ¿Recordáis alguna iniciativa estatal o de Europa invitando a denunciar? 

Tanto poder en las marcas y tanta sensación de que nadie les va a tocar un pelo, que cuando alguien ha querido llegar a acuerdos, como aquí pasó con OCU, se ofreció de indemnización a los afectados ¡una cartera y un llavero! Un desprecio que, como en el caso de los laboratorios, quizá tiene mucho que ver con saber que, pese a todo, siempre tienen la sartén por el mango…  

Al menos David gana una pequeña batalla a Goliat. Pero Goliat, pese a todo, forcejea siempre. Para eso están los lobbies… @mundiario 

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