La unidad de la UE se fractura ante la dificultad de adoptar nuevas sanciones contra Rusia

Unión Europea. / RR SS.
Unión Europea. / RR SS.
Bruselas se ha concentrado en atacar económicamente a Rusia, pero aún hay mucho contra lo que puede actuar como los diamantes, petróleo o el uranio, sin embargo, la discordancia entre Estados puede dificultar todo.
La unidad de la UE se fractura ante la dificultad de adoptar nuevas sanciones contra Rusia

La Unión Europea (UE) acumula ocho paquetes de sanciones contra Rusia desde que iniciara la guerra el pasado mes de febrero. A la fecha, Bruselas ha incluido a 1.300 personas y a 155 empresas rusas en su lista negra, también vetó su carbón, cerró el espacio aéreo a los aviones que viajan desde Rusia y otros materiales como la madera y el acero también enfrentan sanciones para su importanción desde el suelo ruso. Con todas estas sanciones, la UE aún tiene la oportunidad de asfixiar a Moscú a través de sanciones más duras que puedan afectar aún más las cuentas del Kremlin, las mismas con las que financian la guerra de Vladímir Putin.

La UE aún podría actuar contra Rusia atacando la importación de uranio, así como a Gazprombank, desde donde Moscú percibe los ingresos del gas que todavía vende. Pese a estar presente estas posibilidades, lo cierto es que se está complicando que los socios lleguen a un acuerdo para sacar adelante un nuevo paquete de sanciones contra Moscú.

El más reciente acuerdo alcanzado por los Veintisiete ha sido contra Irán, paíis al que se le impusieron medidas restrictivas por haber suministrado drones a Moscú. Ahora buscan la manera de imponer sanciones contra Bielorrusia, país aliado del Kremlin, que ya ha sufrido algunas restricciones por parte de Bruselas tras comprobarse que el régimen de Aleksandr Lukashenko estaba apoyando abiertamente a Moscú en la invasión al permitir que su territorio sirva como destacamento para las tropas rusa.

Las sanciones de la UE

En los últimos ocho meses, Bruselas se ha encargado de ir sancionando al círculo más cercano al presidente ruso donde incluyen a varios de sus ministros, personas de confianza, sus hijas e incluso a su supuesta amante. Asimismo, se ha buscado hacer presión contra el líder ruso sancionando a importantes banqueros, empresarios, oligarcas, militares, funcionarios y hasta personajes de los medios de comunicación controlados por el Kremlin. 

Casi todos los grandes bancos, así como las mayores empresas de Rusia han enfrentado las sanciones europeas. Existe un embargo parcial al petróleo ruso y también para una varidad de productos químicos y tecnológicos. Hasta el momento, las sanciones suponenen en torno a dos tercios de las importaciones.

Con el paso de los días, las sanciones van haciéndose evidentes en Rusia aunque de forma muy lenta debido a que al paso de los años, Rusia se ha encargado de protegerse construyendo una fortaleza sobre sí misma, pero esto también ha afectado los datos fiables que pueden llegar desde este país. Aunque Rusia ha utilizado como amenza el corte del gas a la UE, lo cierto, es que este corte afecta enormemente a la economía rusa que no ha encontrado alternativas similares para vender su gas.

La UE ha evitado lanzar un noveno paquete sanciones, en cambio, se ha propuesto reforzar las sanciones de los anteriores paquetes. Polonia y los países bálticos han intentado sacar adelante varias medidas contra Rusia donde apuntan contra el gas licuado, teléfonos inteligentes, drones civiles e incluso un veto contra ciudadanos rusos para que no puedan comprar propiedades inmobiliarias en la UE.

Pese a esto, socios como Grecia, Hungría o Malta se han mostrado resistentes para aprobar este tipo de medidas, por su parte, Países Bajos o Alemania se han mostrado más neutrales bajo la iniciativa de que deben guardarse las sanciones más fuertes para más adelante y que es necesario mantener la unidad del bloque. 

La poca iniciativa de los Estados miembros de apoyar un nuevo paquete de sanciones podría estar en lo mucho que podrían verse afectados algunos socios. Por ejemplo, casí el 20% del uranio enriquecido que se utiliza en la UE para su industria nuclear viene de Rusia, según valorizaciones de Greenpeace. @mundiario

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