Un argumento a favor de la lucha del capitalismo contra la pobreza
Sí, usted leyó bien, el capitalismo también ha contribuido a disminuir la pobreza, o al menos eso es lo que consideran algunos de sus defensores. Aquí un argumento.
El capitalismo ha hecho más para mejorar la condición material de la humanidad que cualquier otro sistema económico en toda la historia registrada. Sin embargo, el capitalismo es constantemente condenado y acusado de ser la causa de los problemas de la humanidad. Si bien el sistema no es perfecto y aún puede corregir muchas de sus fallas, ha probado ser mejor que cualquiera de los otros experimentos económicos.
En solo doscientos años, la condición económica de la humanidad se ha transformado dramáticamente. En 1900, el Producto Interno Bruto mundial se situó en alrededor de mil millones de dólares, mientras que hoy se sitúa en casi 80 billones. En 1820, se estimaba que el PIB per cápita mundial era de aproximadamente 1,000 dólares; en 1900 se duplicó a 2,000 dólares por persona en promedio. Para 2017, el PIB per cápita se acerca a los 16,000 dólares, un aumento de ocho veces en poco más de un siglo y con una población mundial siete veces mayor que hace poco más de cien años.
Lo que ha hecho el capitalismo por paliar la pobreza
Aunque es un hecho que este crecimiento material no ha impactado a todas las personas, en todas partes, en el mismo grado ni al mismo tiempo. Pero esto se debe a que no todos los países evolucionaron o introdujeron muchos de los ingredientes institucionales esenciales que son necesarios para fomentar tales mejoras económicas.
El ascenso del capitalismo comenzó en partes de Europa y América del Norte en los siglos XVIII y XIX, y desde allí se extendió a otros rincones del globo en diversos grados. Incluso hoy, el capitalismo apenas ha tocado algunas partes del mundo. Sin embargo, dondequiera que existan las instituciones de libertad individual, propiedad privada, estado de derecho y gobierno restringido, el motor humano de la creatividad y el espíritu empresarial ha abierto el camino a un potencial de abundancia, reemplazando la pobreza, la enfermedad y la crueldad de los sistemas políticos represivos.
La transformación de la condición humana se está propagando lenta pero seguramente en el mundo. Esta es una mejora que conlleva la posibilidad de poner fin a la pobreza humana en sus formas más espantosas antes de que finalice el siglo XXI. Uno de los temas candentes de nuestro tiempo es el desafío de la desigualdad de ingresos y el hecho de que algunos son "ricos" mientras que otros tantos son "pobres". No todo ha sido equitativo, pero el hecho es que el sistema de libre mercado competitivo ha hecho más para librar a la humanidad de las desigualdades "antinaturales" que cualquier otro sistema.
Y el proceso sigue cada día que pasa, no será inmediato pero siempre se puede trabajar por llevarlo a buen puerto y corregir sus fallas. Aunque hay que recordar las sabias palabras del gran Ortega y Gasset en cuanto a saber diferenciar civilización (crecimiento económico y material) de cultura. La civilización implica el avance tecnológico y mayor riqueza, pero esta no puede desvincularse del crecimiento intelectual y cultural: un país puede tener más dinero pero no dejará de ser "pobre" si no cultiva su intelecto, las ciencias y el aprendizaje.
La globalización ha permitido a muchos países entrar en un ámbito competitivo con Europa y los Estados Unidos. Las tecnologías y el capitalismo existen ya en varias naciones, y la creciente riqueza de las manufacturas está sacando lentamente a buenas partes del mundo de la pobreza. Pero los países que se benefician de la globalización parecen interesados solo en la civilización que representa la tecnología occidental y el capitalismo. No están preparados para aceptar lo que Ortega llamó los cimientos culturales que debería traer de la mano esa tecnología occidental.
En la medida en que busquen ambas, la riqueza será integral y el mundo será mejor para todos. @mundiario
