Tres trucos cortos y sencillos para pensar en una nueva idea de negocios

Imagen de un hombre planeando un emprendimiento.
Imagen de un hombre planeando un emprendimiento.

Todas las grandes empresas nacen a partir de una necesidad insatisfecha. ¿Cómo pueden los jóvenes emprendedores detectar precisamente esas necesidades sin invertir grandes cantidades de dinero?

Tres trucos cortos y sencillos para pensar en una nueva idea de negocios

El emprendimiento es la actividad empresarial por excelencia de hoy en día. Desde diversas aplicaciones móviles hasta accesorios para artilugios ya existentes. Quien quiera emprender en un nuevo proyecto debe pensar en muchas cosas más allá de la idea, es decir, presupuesto, técnicas de mercadeo y un largo etcétera, pero todo saldrá siempre de una primera idea. Por ello, a continuación una lista de consejos para pensar en una potencial gran idea de negocio:

1. Ir a lugares concurridos

Todos los productos y servicios están pensados para satisfacer a un grupo específico de personas. Uno de los consejos básicos de emprendimiento es ir a lugares concurridos como centros comerciales o áreas empresariales para ver qué tipo de personas frecuentan un lugar específico, a qué horas y qué tipo de producto o servicio puede adaptarse a este grupo y que no tengan disponible. En cuanto se identifique un perfil de visitantes de estos lugares y una lista de productos y/o servicios que pudieran necesitar y que todavía no tienen quién se los provea, se habrá dado el primer paso.

2. Hablar con tantas personas como se pueda

Nuevamente, una empresa busca satisfacer una necesidad específica. Entre más necesidades se conozcan, más ideas de negocio se tendrán. No obstante, es difícil pensar en una buena idea de negocio si no se conocen más necesidades que las propias. El mundo no es heterogéneo y hay que salir a descubrir que necesitan los demás. Pasar toda la tarde jugando videojuegos no es precisamente la mejor forma para emprender.

3. Familiarizarse con productos y tendencias de moda

No se trata de gastarse todo el dinero comprando teléfonos, tabletas, vehículos o cualquier artículo que pongan las vitrinas de los centros comerciales, pero sí de conocerlos bien. Es decir, si un producto se vende a montones será por algo. No vale enfocarse en crear la competencia de algún producto o marca, mas buscar qué puede complementarlo. No tiene que ser una idea revolucionaria que parta la cabeza a quien lo cree. Puede ser algo sencillo como el selfie stick. La persona que lo creó no compró millones de teléfonos móviles, simplemente pensó en qué podía hacer más fácil la vida a quienes les gustaba tomarse fotos de sí mismos.

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