Transición energética: cambio de paradigma

transicion_energetica_cubierta_fotovoltaica
Instalación fotovoltaica en cubierta para autoconsumo. / Pixabay

Tras el Acuerdo de París y el Paquete de Invierno, Europa traza su propia hoja de ruta hacia un futuro en el que cambiará la forma de entender el sistema energético. Se desarrollarán sistemas de gestión inteligente colaborativa de la energía y se vivirá una transición desde el actual sistema centralizado de generación hacia redes de distribución eléctrica inteligentes.

Transición energética: cambio de paradigma

En la Cumbre del Clima de París de diciembre de 2015, el mundo se marcaba un hito decisivo en la  lucha contra el cambio climático. Desde entonces, ha sido la Unión Europea la que se ha propuesto liderar esa transición hacia un sistema energético limpio y sostenible, o como se ha calificado con frecuencia desde entonces, “descarbonizado”. 

La salida de Estados Unidos de ese histórico acuerdo, firmado por 195 países, no ha frenado a Europa. Ya antes, a finales de 2016, la Comisión Europea había presentado un paquete legislativo llamado “Energía Limpia para Todos los Europeos”, el también conocido como “Paquete de Invierno”, con ambiciosos objetivos en materia de energías renovables, eficiencia energética e interconexiones, en el horizonte 2030.

Los objetivos a 2020, la madurez tecnológica y su abaratamiento han permitido que las renovables crezcan porcentualmente dentro del mix energético de los diferentes países de la UE.  España entre ellos. Tras las subastas de renovables de 2016 y 2017 el sector ha entrado en una nueva vorágine de proyectos con la ejecución de 8.000 MW fundamentalmente de eólica y fotovoltaica. Tienen que entrar en funcionamiento antes de 2020, en un último intento de alcanzar los objetivos (20% del consumo de origen renovable) marcados por la Unión Europea para ese año.

Por otra parte, la eficiencia energética sigue siendo un vector fundamental de las políticas europeas. El uso de tecnologías innovadoras e inteligentes para mejorarla contribuye a reducir la factura eléctrica de empresas y particulares y en la lucha contra la pobreza energética.

Junto a la eficiencia energética y las renovables (cuyo objetivos para 2030 se establecen en un 30% de mejora y un 27% del consumo, respectivamente), el otro gran reto de Europa es el de fomentar las interconexiones entre países para incrementar la comercialización de energía, la competitividad,  la seguridad energética, y favorecer la plena integración de las renovables. El objetivo es  crear un gran marco europeo de electricidad.

Smart Grid: Una nueva forma de entender el sistema energético

Europa traza su propia hoja de ruta hacia un futuro en el que los propios consumidores puedan producir su propia energía renovable para el autoconsumo o, cuando haya excedentes, para la venta a la red. 

La clave de este nuevo paradigma está en la aparición y desarrollo de sistemas de gestión inteligente colaborativa de la energía y en la transición desde el actual sistema centralizado de generación hacia redes de distribución eléctrica inteligentes (“smart grids”).

En ellas, productores y consumidores (o prosumidores, cuando desempeñan ambos roles), cada día con más información, establecerán comunicaciones bidireccionales para casar oferta y demanda. Esto se hace posible gracias a las tecnologías relacionadas con la transformación digital que ya vivimos, como Big Data o Internet of Things (IoT). 

Este concepto de redes inteligentes se traslada también a un nivel micro (Smart Building). En una fábrica podríamos, si nos interesase, adaptar los consumos (fabricar más cantidad o menos) según la generación o los costes energéticos de cada periodo. También es aplicable a los hogares. Por ejemplo podríamos dejar programada la lavadora para que funcione en las horas de más sol, cuando nuestra vivienda genere más energía.

Por tanto, a través de este Smart Building se podrá garantizar un autoconsumo real, y que toda la energía producida se consuma in situ. Por supuesto también puede trabajar en un escenario de balance neto o inyectando a red la energía que sobre.

Almacenamiento energético y protocolos V2G

Ante la necesidad de sincronizar oferta y demanda de energía se desarrollan los sistemas de almacenamiento energético. Por la intermitencia de las renovables, dependientes de recursos como el sol o el viento, se hace todavía más necesario su desarrollo. Sin ellos, la energía tendría que ser generada y consumida de forma instantánea.

En la actualidad los rendimientos de los sistemas de almacenamiento siguen siendo relativamente bajos y supone un campo con un gran recorrido para la innovación. La tecnología es muy diversa, desde sistemas mecánicos a  químicos (Hidrógeno). La solución más extendida y comercial sigue siendo la utilización de baterías. La aparición de las de Tesla ha generado grandes expectativas en los últimos años.

La aparición del vehículo eléctrico e inteligente supone una revolución para el transporte. Pero además su integración en el sistema energético supone otra forma de almacenamiento. Con los  protocolos Vehicle To Grid (V2G), los vehículos cargarán según algoritmos que combinen necesidad y predicciones de generación de energía. Incluso podrán devolver esa energía a la red en momentos puntuales y socorrerla cuando la demanda supere a la oferta. @mundiario

Comentarios