La transición ecológica entraña riesgos locales ante la falta de liderazgo político

Contrastes en Galicia en una foto histórica donde aparece la central de Meirama de Naturgy. / Jalisia, de Xurxo Lobato
Meirama: Contrastes en Galicia. / Jalisia, de Xurxo Lobato

En realidad, esa falta de liderazgo también es social y económico. En Galicia, a la reordenación de la industria automovilística, se añade el cierre de la minería de carbón, ya consumado, la fecha de cierre de las plantas térmicas de Meirama y As Pontes. Y todo ello sin tener resuelta la situación de Alcoa.

La transición ecológica entraña riesgos locales ante la falta de liderazgo político

Aún no se ha resuelto la situación de la planta coruñesa de Alcoa –tampoco la de Avilés–, cuando el Gobierno anuncia medidas para la transición ecológica en la automoción y en la energía. En Galicia, a la necesaria reordenación de la industria automovilística, de montaje y de componentes, con muchas incógnitas sobre su futuro, se añade el cierre de la minería de carbón, ya consumado, la fecha de cierre de las plantas térmicas de Meirama y As Pontes, así como el progresivo cierre de la producción de energía nuclear en España.

De momento es un marco de intenciones pero obliga a pensar desde ahora en las consecuencias múltiples y sobre todo en los desarrollos alternativos. A título de ejemplo, la actual actividad de importación de carbón a través de los puertos de A Coruña y Ferrol, se verá afectada y a medio plazo puede ocurrir lo mismo con la refinería coruñesa, dejando obsoletas las previsiones de funcionamiento del puerto exterior coruñés. No son escenarios inmediatos pero sí tendencias de futuro que deben de ser evaluadas y confrontadas con otros escenarios de actividad económica.

Previsiones alternativas apenas se conocen. La apuesta por la industria 4.0, que lidera la Consellería de Industria, por el momento tiene pocas concreciones. Esta semana la Cámara de Comercio coruñesa anunciaba, en el transcurso de un debate público, su intención de crear una Oficina de Promoción Industrial, un proyecto necesario que lleva más de una década en los cajones por falta de apoyos y sobre todo de liderazgo. El freno impuesto a la industria eólica gallega primero por el partidismo de Feijóo, que bloqueó, derogó y volvió a comenzar el concurso eólico de 2008, más tarde por las medidas del Gobierno Rajoy, no ha permitido hasta hoy recuperar el liderazgo que en su día ostentó Galicia. Otras medidas energéticas necesarias como la autoproducción para pequeñas industrias están paralizadas por la presión de las cinco operadoras eléctricas, auténtico lobby de presión.

Las instituciones locales, Ayuntamiento y Diputación pero también entidades empresariales o sociales, no parecen en condiciones de ofrecer y menos de encabezar alternativas de actividad económica. En un momento de cambio vertiginoso la falta de ideas es preocupante. A pesar de que existen indicios esperanzadores, como el fuerte incremento de las empresas y empleos ligados a las TIC en el área coruñesa, donde, una vez más, la actividad de Inditex, ha sido tractora para la creación de un ecosistema muy amplio de empresas de consultoría y  software, ligadas tanto a los sectores tradicionales como a la industria del ocio.

El ejemplo de Málaga es especialmente apropiado. Medio millón de habitantes en la ciudad y un millón más en el área metropolitana

El ejemplo de Málaga es especialmente apropiado. Medio millón de habitantes en la ciudad y un millón más en el área metropolitana. Lejos de la capitalidad autonómica y aún más lejos de Madrid, ha sido una ciudad fuertemente dependiente de un único producto, el turismo.  Durante los últimos años la ciudad ha planificado nuevas alternativas que comienzan a dar frutos. Una fuerte apuesta tecnológica, plasmada en la construcción de un parque empresarial especializado, que cuenta con 600 empresas y 18.000 empleos. Además la ciudad ha desarrollado una ambiciosa política cultural, muy centrada en los museos, 37 instalaciones entre ellas las de carácter internacional como el Museo Picasso, el Museo Ruso,  el Museo Thyssen o el Museo Pompidou. El dinamismo de esa ciudad ha desplazado a Sevilla y la ha situado a la vanguardia de las ciudades tecnológicas españolas.

En otras comunidades como Galicia falta esa visión aún siendo las condiciones de partida muy buenas. La preocupante falta de liderazgo social, económico y político está impidiendo que las muchas iniciativas privadas en curso tengan un marco local que visibilice, promocione y atraiga el interés de otras empresas o iniciativas. Marketing urbano que no se está realizando. La crisis ha pasado pero nada volverá a ser como era. La competencia, también entre ciudades, es máxima y seguirá aumentando. Luchar contra la marginación geográfica exige un plus de iniciativa que hasta la fecha brilla por su ausencia. @mundiario

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