Cómo tomar el pulso a la coyuntura laboral

Dia Internacional de los Trabajadores
Trabajadores.

¿Evoluciona favorablemente el mercado de trabajo (en la medida en que hay más personas cotizando) o, por el contrario, hay dudas sobre su recuperación (dado que sube el número de personas sin empleo pese a buscarlo)? Depende...

Cómo tomar el pulso a la coyuntura laboral

Cada mes suele iniciarse con las cifras de afiliación y paro registrado. Una profusión de datos que, a menudo, no terminan de darnos un diagnóstico claro de la evolución del empleo. Sólo tamizando adecuadamente esta información, se conseguirá llegar al grano de la realidad del mercado laboral.

Observando las estadísticas de octubre, éstas muestran que el mes termina en España con 101 mil cotizantes más que el mes anterior, el crecimiento más alto alcanzado en un mes de octubre en lo que llevamos de siglo. Al mismo tiempo conocemos que el número de desempleados crece en cerca de 45 mil personas. ¿Qué conclusión podemos extraer de estas referencias? ¿Evoluciona favorablemente el mercado de trabajo (en la medida en que hay más personas cotizando) o, por el contrario, hay dudas sobre su recuperación (dado que sube el número de personas sin empleo pese a buscarlo)? Depende, como diría todo buen gallego.

Un aumento del empleo que se acompaña de un mayor número de parados apunta a un incremento de la población dispuesta a participar en el mercado laboral de una intensidad mayor que el empleo creado.

Un aumento del empleo que se acompaña de un mayor número de parados apunta a un incremento de la población dispuesta a participar en el mercado laboral de una intensidad mayor que el empleo creado. Esta tendencia no resulta, a priori, negativa, al ser sintomática cuando menos de que hay un auge en el número de personas que perciben oportunidades laborales en algún momento no lejano. Sin embargo, la lectura menos favorable viene por el hecho de que la economía no parece lo suficientemente dinámica o el mercado laboral no resulta lo suficientemente eficiente (o una combinación de ambas circunstancias) como para absorber al ritmo adecuado ese mayor contingente de recursos. Por tanto, estamos en un escenario de crecimiento pero de un vigor inferior al dinamismo de la población potencialmente activa.

Un segundo matiz a introducir hace referencia a la conveniencia de utilizar comparativas mensuales. En una economía, como la española, con una presencia importante del sector turístico, su mercado laboral necesariamente se va a encontrar altamente vinculado al ciclo propio de este sector. Por ello, se trata de un mercado con meses claramente proclives al empleo (generalmente el período comprendido entre marzo y agosto), restando significatividad a las variaciones intermensuales como termómetros de la coyuntura laboral. La estacionalidad exige bien trabajar con datos desestacionalizados (es decir, ajustando los datos originales con el objetivo de aislar el efecto cíclico presente en ellos), bien utilizar comparativas interanuales (basados en comportamientos más homogéneos).

La lectura menos favorable viene por el hecho de que la economía no parece lo suficientemente dinámica o el mercado laboral no resulta lo suficientemente eficiente (o una combinación de ambas circunstancias) como para absorber al ritmo adecuado ese mayor contingente de recursos.

En la primera opción, veríamos en octubre subidas de empleo algo más intensas (107 mil nuevos cotizantes) y una caída del paro en 48 mil desempleados. Tomando variaciones interanuales, se repite este escenario de subida de afiliados (en casi 592 mil) y paralelo retroceso del paro (en algo más de 410 mil). Bajo este prisma parece  vislumbrarse con mayor claridad la tendencia de progresiva corrección. Para dimensionar su magnitud, tocaría relativizarlo con la posición de partida: la existencia de un fuerte desequilibrio entre oferta y demanda de trabajo, reflejado en una tasa de paro cercana al 19%  de la población activa, el doble de la tasa media de la Unión Monetaria, sólo superada por Grecia. De este modo, el esfuerzo de recuperación del empleo todavía necesita mantener un impulso intenso en el corto y medio plazo.

En la lectura de los registros laborales cabe al menos una última consideración. Hay algunas actividades que, por su intensidad en el uso de recursos humanos y cierta volatilidad en su evolución, más allá de su comportamiento cíclico, pueden introducir puntuales distorsiones en la identificación de las tendencias subyacentes en la dinámica laboral. Nos referimos principalmente a las actividades agrarias, sometidas con frecuencia a las incidencias climáticas de complejo, cuando no imposible, anticipación. Para eludir este impacto se suele complementar  la información con el análisis del empleo no agrario. En octubre, por ejemplo, se observa que el 26% de la ganancia de afiliación procede de actividades agrarias (más de 26 mil nuevos empleos de los 101 mil creados), cuando la afiliación agraria apenas supone el 6% del total de afiliados. Si prescindimos de este efecto, los empleos creados se aproximarían a los 75 mil y este octubre ya dejaría de ser el más dinámico del siglo.

 

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