Cuatro tendencias implacables marcan el fin del eucalipto en Galicia

Eucaliptos en Galicia. / Pixabay
Eucaliptos en Galicia. / Pixabay
Los criterios estratégicos de la UE, la necesidad de apoyar la economía de proximidad así como la precaria situación del rural gallego obligan a sustituir las plantaciones de eucaliptos por cultivos agrarios y árboles autóctonos.
Cuatro tendencias implacables marcan el fin del eucalipto en Galicia

Igual que Trump terminará aceptando su inexorable despedida de la Casa Blanca, así también la Xunta de Feijóo habrá de claudicar ante las causas ya incuestionables que exigen la erradicación del eucalipto en Galicia. Podrá seguir ignorando la realidad unos meses quizás, podrá continuar confundiendo y engañando, podrá reincidir en su presión a los medios, podrá negar la evidencia durante un tiempo, pero llegará el momento de asumir la razón y la lógica: el eucalipto ha sido un desastre para el rural gallego y su permanencia en el medio natural de Galicia supone un enorme obstáculo para su imprescindible recuperación.

Van aquí las cuatro tendencias o fuerzas que marcarán el fin del eucalipto en Galicia:

1. Las líneas estratégicas de la Unión Europea insisten una y otra vez en el fomento de la biodiversidad en el medio natural europeo como clave absoluta de actuación, señalando además como fundamental la restricción de las especies exóticas y alóctonas como es el eucalipto. Esto significa dos cosas: que las políticas europeas y, por tanto, españolas y gallegas, deberán restringir las plantaciones hostiles al medio, por un lado, y por otro, que los fondos se facilitarán a iniciativas favorables a las especies autóctonas. Por sí misma, parece una tendencia suficientemente importante como para empezar a erradicar el eucalipto de Galicia y empezar a adoptar sin mayor dilación una política en la dirección contraria. Pero hay más, mucho más…

2. La Unión Europea no deja pasar la ocasión de refrendar su exigencia para implantar una estrategia de I+D en todos los sectores prioritarios, el agro sin duda uno de los principales. Pues bien, a pesar de los escasos recursos dedicados a la investigación en Galicia (0,94% del PIB frente al 2,14% en la UE), se han llevado a cabo proyectos que confirman la necesidad ineludible de sustituir el eucalipto. El trabajo del departamento de Produción Vexetal do Campus da Terra da USC demuestra que la reconversión de las plantaciones de eucaliptos en terrenos aptos para la explotación combinada de frondosas y cereales produciría un notable impacto positivo en la economía gallega al tiempo que garantizaría un mayor rendimiento a los propietarios de las tierras.

3. La Covid19 puso de manifiesto la vulnerabilidad del sistema económico global al demostrar que el abastecimiento de productos básicos que entendíamos garantizado bajo cualquier circunstancia, no lo estaba tanto; la crisis alimentaria 2007-2008 significó un aviso que quizás no tomamos con la suficiente relevancia. Además, reducir los desplazamientos de mercancías se revela una condición indispensable para contribuir al control del calentamiento global. Por otra parte, los persistentes desequilibrios económicos tanto a nivel de bloques como dentro de cada continente y país, requiere impulsar el desarrollo local que impida el drenaje de recursos de las economías menos evolucionadas hacia aquellas con mejores dotaciones productivas. En síntesis: la recuperación de la economía de proximidad, el cultivo en cercanía de los productos alimenticios, se revela un nuevo pilar fundamental en la estrategia económica de cada territorio.

4. La cuarta y última fuerza motriz está conectada con la anterior y es aplicable en exclusiva a Galicia, cuyo sector agrario se encuentra en una posición de gravísima precariedad. Me he pasado unas horas recopilando datos. Veo lo que me he encontrado y me pregunto cómo es posible que hayamos alcanzado esta tremenda situación. Les dejo algunas cifras suficientemente representativas:

> El 33,3% del suelo se dedica a cultivo agrario en España; en Galicia, el 12,8% (fuente: MAPA. Anuario 2018). Cubrir el gap supondría disponer de 606.000 Has. más de terreno cultivable (hoy la superficie agraria es de 377.000 Has.). La superficie dedicada a eucalipto supera al total de cultivos agrarios en Galicia.

> Mientras que Galicia supone el 5,84% de la superficie total de España, el trigo en grano cultivado en Galicia es el 0,6% del total español, el maíz en grano el 2,15%, la cebada el 0,2%, la avena el 0,04%. Únicamente el centeno representa un porcentaje superior a lo que correspondería por superficie, en concreto un 7,05%.

> He tomado nota de cuarenta especies de hortalizas (en sentido amplio, incluyendo patatas y leguminosas, p.ej.). El resultado no puede ser más desolador. Recuerden el 5,84% de superficie como referencia comparativa. Entre las cuarenta especies, únicamente cinco observan una producción relativa superior a la cifra índice del 5,84%; son grelos, berzas, judías, coles y patatas, con el pimiento cerca del valor referencia. Entre el 1 y el 2,5% (ni siquiera la mitad de lo que correspondería), tenemos lechuga, cebolla, puerro y tomate. A partir de ahí, el desierto: treinta especies que no alcanzan ni el 1% de la producción española, con 24 de ellas en valores cero o casi. Puesto en contacto con el CIAM, me confirman que la práctica totalidad de cultivos hortícolas serían viables en Galicia, tanto desde un punto de vista productivo como económico.

> En frutas, se reproduce una situación similar: salvo kiwis, manzanas e higos, el resto de frutas frescas están por debajo de su nivel de aprovechamiento. Respecto a frutos secos, buen dato en castañas y nueces, cero en almendras, avellanas y pistachos.

> El vino es un caso singular: producimos la apreciable cantidad de 754 mil hectolitros (MAPA) pero muy lejos de la cifra que nos correspondería atendiendo a nuestra superficie relativa. El vino producido en Galicia representa el 2,2% del total español.

> Por último, un caso especialmente amargo. Galicia podría presumir de engendrar unas especies únicas de olivas, que han merecido los mayores elogios de los especialistas. Hay una cierta impresión de que existe un sector aceitero gallego a la vista de experiencias como Abril, Olei (tristemente fallida), Enxendros, Eidos da Iria u Ouro de Quiroga. Pero nada más lejos de la realidad. Galicia produce 258 Tn de aceite, un 0,00% del total español. Quédense con las cifras de Andalucía, por supuesto, con 7,5 millones Tn. pero también con las de Castilla-La Mancha, 872 mil Tn, Extremadura 450 mil Tn, o Cataluña 117 mil toneladas.

El campo gallego debería estar ocupado de cereales (no solo maíz forrajero), hortalizas (además de grelo o berza), frutales (más allá del kiwi) y olivos. En su lugar, tenemos matorrales y eucaliptos, que no aportan absolutamente nada a las cadenas productivas de la economía gallega salvo materia prima para celulosa y madera de bajo valor. Ahí queda el reto ineludible (sí, ineludible): cuanto antes empecemos la transformación, mejor. @mundiario

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