Los supermercados españoles se preparan para una guerra de precios ante la recesión

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Un cliente caminando por el pasillo de un supermercado en Madrid / eleconomista.es
El consumo de las familias españolas podría orientarse a ciertos rubros de primera necesidad esencial, lo que haría que las cadenas de producción se vuelvan más competitivas que las de otros rubros.
Los supermercados españoles se preparan para una guerra de precios ante la recesión

Los grandes centros de consumo no soportan la presión generada por la austeridad que hoy sacude a España. No hay dinero en oferta monetaria disponible como liquidez derivada de la producción, el empleo y la generación de riqueza. Los euros que circulan provenientes de las rentas son los fondos remanentes que las familias y los trabajadores tienen en sus ahorros, lo que no es un incentivo para el consumo pleno, pues los proveedores de productos ahora buscarán ajustes financieros que les permitan recuperar la rentabilidad que perdieron con el shock de la actividad económica y el colapso del consumo durante el inicio de la pandemia. 

Y es que las cadenas de supermercados se preparan para una guerra de precios que ya había iniciado en una espiral especulativa para garantizar sus márgenes de ganancias ante un contexto de recesión, es decir, de pérdida de productividad de las empresas, no solo de rubros, sino de ingresos para los consumidores que buscan sus medios de subsistencia en esos centros de expendio. Esa guerra comienza a vislumbrarse en los anaqueles ante el deterioro de la economía, lo que conllevará inevitablemente a cambios en los hábitos del consumidor, según analistas.


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Esto implica que el consumo de las familias españolas podría orientarse a ciertos rubros de primera necesidad esencial, como los alimentos más indispensables, lo que haría que las cadenas de producción y suministro se vuelvan más competitivas que las de otros rubros menos demandados, generando un desbalance en el mercado y en la rentabilidad de todo la plataforma de productores. 

Ese escenario de guerra de precios fue confirmado, en una entrevista con la agencia EFE, por las autoridades responsables del sector de los supermercados y consultores especializados en distribución alimentaria, que aseguraron que los datos de consumo empiezan a reflejar esa tendencia.

Precisamente, el consumo se había contraído un 30% durante la primera fase del confinamiento a causa de la crisis del coronavirus. Pero en una realidad socioeconómica donde el desempleo no ha sido reducido a niveles aceptables, y con más de 400.000 personas en el paro, las compras y el gasto esencial de los ciudadanos no ha terminado de repuntar en una tendencia creciente que sea rentable para los supermercados y sostenible para las familias con sus presupuestos mensuales. @mundiario 

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