¿Solo un sistema de capitalización garantizará las pensiones en España?

Reunión de jubilados.
Reunión de jubilados.
La razón principal de la inviabilidad del sistema contributivo de pensiones en España es la estructura demográfica de su sociedad, situándose a la cabeza de los países más envejecidos del mundo.
¿Solo un sistema de capitalización garantizará las pensiones en España?

Como se esperaba y había anunciado MUNDIARIO, la tan insinuada propuesta de reforma del actual sistema contributivo de pensiones ya está encima de la mesa, y este fin de semana vio la luz el informe elaborado por un grupo de expertos en la materia donde las conclusiones más relevantes a las que llegan es a la necesidad de desvincular la revalorización de las pensiones a las variaciones del IPC y atrasar la edad de jubilación a los 67 años. Se continúa así con el parcheado de nuestro sistema de reparto, y se siguen sin atajar los grandes problemas demográficos y económicos que ponen contra la pared a nuestro sistema contributivo de reparto: baja tasa de natalidad, elevado envejecimiento y baja productividad de la economía. Así, el resultado de esta reforma será el mismo que se ha obtenido con las reformas anteriores, esto es, devaluación sistemática de las pensiones y el consiguiente empobrecimiento de los pensionistas actuales y futuros.

Pronto saldrán a decirnos que ésta es la definitiva, que ahora sí el sistema de pensiones es absolutamente sólido y que nuestras pensiones están totalmente garantizadas, pudiendo así vivir y trabajar tranquilamente el resto de nuestros días. Lamentablemente nos mentirán otra vez. El actual sistema de pensiones es un sistema que está quebrado y no es viable en el medio plazo.

La razón principal de esta inviabilidad de nuestro sistema contributivo de pensiones es la estructura demográfica de nuestra sociedad, situándose España a la cabeza de los países más envejecidos del mundo tanto por el aumento de la esperanza de vida como por la baja natalidad y la cada vez más tardía incorporación de las personas en edad de trabajar al mercado laboral, retrasándose así el inicio de sus contribuciones al sistema. Según las proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística (INE), esta situación se agravará todavía más en el futuro estimando que en el año 2050 el riesgo de impago de pensiones será máximo, dado que las personas en edad de trabajar se reducirán de los 31 millones actuales a 22 millones, pero con sólo 14 de esos 22 millones trabajando.

Por tanto urge plantearse seriamente la necesidad de adoptar otro sistema contributivo que permita por un lado garantizar el sistema el cobro de pensiones, y por otro que permita que los perceptores aumenten la cuantía de éstas. Para ello es necesario que el sistema no dependa de la estructura demográfica del país, lo que se consigue adoptando un sistema contributivo de capitalización como ya hicieron con anterioridad otros países como Chile o Suecia, con unos excelentes resultados.

En este sistema los trabajadores destinan voluntariamente parte de su salario a fondos privados que invierten esas aportaciones en activos de elevada calidad crediticia, si hablamos de renta fija, o en acciones de empresas de contrastada solvencia si nos referimos a renta variable. Al final de su vida laboral, el trabajador puede retirar su dinero bien a través de una renta vitalicia, comprando una perpetuidad con el dinero ahorrado, o cobrar la totalidad del dinero y gestionarlo como le convenga.

Imaginemos que usted es un autónomo que aporta religiosamente todos los meses su cuota a la seguridad social ,260 euros en el mejor de los casos, y que llegada la hora de su jubilación percibe una pensión que rondará los 646,69 euros (pensión media de jubilación de un autónomo en 2012). ¿Qué pensión percibiría si las aportaciones fuesen realizadas a un fondo dentro de un sistema de capitalización? Bien, supongamos que tuviese contratado un fondo indexado al IBEX-35. La rentabilidad media anualizada histórica del índice bursátil español es del 7,7%. Si usted hubiese aportado mensualmente a su fondo los 260 euros durante toda su vida laboral (37 años como se exigirá en breve para recibir la pensión completa), habría obtenido un capital de 614.248,01€ (brutos) lo que le permitiría obtener una renta mensual de 3.394,17€ (brutos) durante veinte años. La diferencia es abismal.

Lo que conseguimos con la instauración de un sistema contributivo de capitalización es una mayor justicia a la hora de cobrar una pensión, pues esta dependerá del trabajo del pensionista y de sus aportaciones en su vida laboral y no del trabajo de otros. Además, así se garantiza la verdadera viabilidad de sistema porque éste ya no depende de la población activa. La tasa de ahorro será muy superior con el beneficio que eso conlleva para el pensionista pero también para el conjunto de la economía, ya que mejora la inversión y favorece el crecimiento económico.

El gran escollo que existe para adoptar un sistema de capitalización es el coste de transición de un modelo a otro. En el caso sueco, que presenta una estructura demográfica similar (aunque algo más favorable), el coste fue de un 3% del PIB nacional. Por suerte España posee un amplio abanico de bienes públicos que pueden ser arrendados o vendidos para obtener los recursos necesarios que permitan que los futuros pensionistas tengan un futuro cierto y un nivel de vida confortable. @PabloS_F

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