Si España le hace caso a Rajoy, abanderado de no tomar decisiones, se hundirá más

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.
España está lejos de Alemania pero para acercarse es indispensable no hacerle caso a Mariano Rajoy cuando dice que “a veces lo mejor es no tomar ninguna decisión y eso también es una decisión”.
Si España le hace caso a Rajoy, abanderado de no tomar decisiones, se hundirá más

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España

España tiene muchos problemas a la vista (paro, desahucios, empobrecimiento, recorte de servicios públicos, corrupción, economía sumergida, fraude fiscal…) pero todas esas penalidades no son más que la consecuencia de otros problemas: el endeudamiento del país, los tipos de interés a los que se financia y refinancia, y la falta de competitividad de la economía, donde por si fuera poco se ha hundido uno de sus pilares básicos: la construcción y el sector inmobiliario, sin que sepamos todavía cómo se va a sustituir. Así se explica en el habitual análisis de los domingos en la sección 'Cuenta de resultados' del diario La Región.

Por tanto, si España quiere salir de esta, debe resolver primero estos problemas, antes de soñar con brotes verdes producto de algún tipo de magia económica que no llegará. ¿Y cómo se hace eso? Hay muchos caminos, pero de entrada hay uno: negociar un gran pacto entre partidos, sindicatos y empresarios para adquirir compromisos en serio y, de paso, repartir de manera más justa los costes de la crisis. ¿Y no se puede salir sin pacto, como parece que está haciendo el Gobierno de Rajoy? Se puede, pero con menos compromisos y más insolidaridad.

Pongámonos en lo peor, que seguimos con líos políticos, y no hay pacto. En ese caso, lo más urgente es resolver el asunto de la refinanciación de las administraciones públicas y de las empresas, para lo cual va a ser necesaria más ayuda europea; léase alemana. Solo con recortes no se arreglará el déficit público, mientras buena parte del dinero que se recauda y del que producen las empresas se va por las alcantarillas del pago de intereses, sin que eso produzca nada bueno en España, ya que quienes perciben el grueso de tales intereses no son españoles, sino especuladores extranjeros. Cada año, España dedica miles y miles de millones de euros al pago de intereses, de modo que se frena la inversión pública y privada, la causa del paro. Dicho de otra forma, España no solo no se está haciendo nada positivo, sino que además está elevando el coste de la cobertura del desempleo, con lo cual asigna cada vez más recursos a esa necesaria solidaridad, pero no ataja el problema de fondo: la falta de actividad.

Entre los intereses que pagan anualmente las empresas y las administraciones públicas y el dinero del paro, España ‘tira’ más de 100.000 millones de euros, que es más de un 10% del Producto Interior Bruto( PIB). En tales condiciones, una reducción de la deuda, una rebaja de la prima de riesgo y más inversión productiva son imprescindibles para salir de esta.

¿Y cómo se soluciona este segundo gran problema? Pues produciendo, más y mejor. Produciendo más y exportando más –a falta de suficiente mercado interno-, de modo que no siga cayendo el PIB. Y produciendo mejor, para que las empresas puedan vender productos de calidad a precios elevados y no tengan que bajar los salarios.

Un buen ejemplo de todo ello es Alemania: tiene unas cuentas públicas y privadas más o menos saneadas y fabrica cantidad de productos de alta calidad (automóviles, electrodomésticos…) que vende en todo el planeta a precios altos, de modo que sus trabajadores –al menos los de esas grandes empresas- pueden percibir buenos salarios.

España está muy lejos de Alemania pero para acercarse es indispensable no hacerle caso a Mariano Rajoy cuando dice que  “a veces lo mejor es no tomar ninguna decisión y eso también es una decisión”. Porque España exige decisiones. Grandes decisiones, Presidente. @J_L_Gomez

Comentarios