¿Podrá salvarse Twitter de ser el mayor fracaso de las redes sociales?

Jack Dorsey, jefe de Twitter. / Twitter
Jack Dorsey, jefe de Twitter. / Twitter

La plataforma ha intentado de absolutamente todo para atraer usuarios y anunciantes, pero cada paso que dan los aleja más de esta meta.

¿Podrá salvarse Twitter de ser el mayor fracaso de las redes sociales?

Dentro del rico mercado de las redes sociales probablemente la decepción más grande es Twitter. La plataforma de publicaciones textuales y multimedia empezó como un gran negocio en potencia pero hoy, 11 años después de su fundación, la marca ha emprendido lo que parece ser un irrevocable camino cuesta abajo.

Y es que lo cierto es que Twitter ha perdido hasta su identidad, pues este mismo año aumentó el número de caracteres permitidos en un mensaje, elevando de 140 a 280 la cantidad permitida. Aquello fue un golpe a sus raíces y, por qué no decirlo, le quito parte de lo divertido a tuitear pues siempre era un desafío expresar una idea en apenas 140 espacios. Pero en tiempos de crisis, las compañías tienen que tomar decisiones como esas, aun sin saber si el precio a pagar por ellas valdrá lo que se espera conseguir.

En nombre de Jack Dorsey, cofundador y CEO de la plataforma, hay que decir que de verdad ha hecho de todo para resucitar el proyecto. Desde que asumió como director general permanente en 2015, Dorsey ha movido cielo, mar y tierra para encontrar los por qué del hundimiento de su creación. Nada ha dado resultado realmente y hoy por hoy la cantidad de usuarios activas, el principal aliciente para los inversionistas de Bolsa, se ha quedado en unos 330 millones por mes, lo cual dista y mucho de los más de 2,000 millones con los que cuenta Facebook, matriarca de este ámbito.

Y lo peor de todo es que es casi imposible detectar cuántos de esos 330 millones son bots o perfiles falsos, y tampoco es que la red social le interese averiguarlo. Según cita Forbes a una historia difundida por una agencia de noticias, Leslie Miley, exempleado de Twitter, detectó en 2015 un gran número de perfiles con direcciones IP de Rusia y Ucrania. Nervioso, Miley advirtió de esto a sus superiores, pero éstos le respondieron que se dedicara a sus tareas y dejara de meterse en lo que no era de su incumbencia. Serio error.

Un año después apenas, los rusos precisamente se volvieron protagonistas en todas las redes sociales, pero especialmente en Twitter, en donde por lo visto no hay un centinela apartado para ellos. Las autoridades estadounidenses acusaron a hackers rusos y a las plataformas sociales de permitir la difusión de noticias falsas durante la campaña electoral que desembocó en la victoria de Donald Trump, lo cual ha puesto a unos y otros en el epicentro de un escándalo político y virtual en Washington D.C. Parece que con tal de tener más usuarios, Dorsey y los suyos están dispuestos a pasar por estas vergüenzas.

Otros esfuerzos

En fin, la cuestión a todo esto es que entre ideas inútiles y escándalos de magnitudes impresionantes lo cierto es que Twitter no ha encontrado la forma para convertirse en un negocio rentable. Dorsey apostó entonces por la transmisión de grandes eventos de interés público, una opción de la que sus cofundadores se dieron cuenta desde el nacimiento mismo de la empresa. No obstante, la idea desembocó en apenas unos pocos trazos de aumento de actividad en la red social y nada más.

El plan lucía prometedor, pero es que no siempre hay eventos que importen a la multitud. El encanto de Facebook, que otra vez está de más decir que es la que manda en el mercado, es que los usuarios navegan en él aun sin razón. La actividad en la red de Mark Zuckerberg no depende de situaciones coyunturales.

Twitter también ha intentado rentabilizarse mediante terceros. Por ejemplo Vine, la aplicación de vídeos de corta duración. Dorsey y los suyos la compraron y la enterraron en tiempo récord. También lo ha intentado con Moments, un artilugio que apuntaba a atraer nuevamente a los tuiteros más antiguos. Tampoco. Entonces la red decidió eliminar la descripción de fotos y vídeos, así como las menciones a otros usuarios del límite de 140 caracteres, por lo que quedaba todavía más espacio para escribir. El resultado fue el mismo. Parecía que cada cosa que hacía Twitter estaba destinada a hacerla quedar en ridículo.

Sus finanzas

Por si sus características fueran cada vez menos atractivas para los usuarios, queda también el problema de la publicidad. Es decir, el sistema de compra de espacios comerciales es bastante complejo. Así, por ejemplo, las Pymes deben invertir una cantidad muy pesada para anunciarse en la plataforma, mayor incluso que en Facebook, donde por un par de dólares (y su equivalente en otras divisas) se puede llegar a miles de personas con mayor seguridad que en Twitter.

A día de hoy, la compañía atraviesa serios problemas para la captación de ingresos, los cuales se redujeron en el tercer trimestre en un 8% en la comparación interanual según explica Forbes. A día de hoy su valor de mercado llega a los 14,600 millones de dólares, 509,000 menos que Facebook. Para darse una idea de lo mal que está Twitter hasta Snapchat le supera en este ámbito por 4,000 dólares.

Las opciones se agotan y todo apunta a que tarde o temprano Dorsey tendrá que colgar el cartel de "Se Vende". Entonces tendrá el problema de encontrar un argumento para convencer a los compradores que la inversión que exija valdrá la pena. @mundiario

Comentarios