Santiago Lago: “España necesita empresas más grandes y competitivas, con capacidad de innovación”

Santiago Lago Peñas. / Mundiario
Santiago Lago Peñas. / Mundiario
El catedrático de Economía Aplicada y director de GEN (Universidade de Vigo) presentará en El Corte Inglés de Santiago el libro Cómo salir de esta (II), de Mundiediciones. / Entrevista
Santiago Lago: “España necesita empresas más grandes y competitivas, con capacidad de innovación”

“Deberíamos quedarnos con todo lo bueno de nuestra tradición e imitar a quienes lo hacen mejor en otros planos”, propone Santiago Lago Peñas, catedrático de Economía Aplicada y director de GEN (Universidade de Vigo), en una entrevista para el libro Cómo salir de esta (II), de Mundiediciones, obra que presentará, junto a sus autores, en Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Santiago de Compostela, el miércoles 2 de febrero, a las 19 horas. El también director del Foro Económico de Galicia sostiene que España necesita empresas “más grandes y competitivas”, con capacidad de “innovación e internacionalización”.

El profesor Santiago Lago publica en revistas especializadas nacionales y extranjeras, sirve en varios consejos editoriales y es editor ejecutivo de la principal revista española en el ámbito de la economía pública, Hacienda Pública Española/Review of Public Economics. Consultor de diversos organismos internacionales y uno de los integrantes de la Comisión de Expertos creada por el Ministerio de Hacienda en 2017 para la reforma de la financiación autonómica, es codirector de la Red de Investigadores en Financiación autonómica y Descentralización en España (RIFDE), responsable de la Cátedra del Instituto de Empresa Familiar en la Universidad de Vigo, investigador del Institut d’Economia de Barcelona y colaborador de la Fundación FUNCAS.

– A mediados del siglo XX se produjo un gran acuerdo entre grandes estadistas y empresarios que entendieron que los programas de bienestar eran la fórmula más segura para mitigar los movimientos anticapitalistas y proporcionar a los ciudadanos una cobertura segura y nuevas oportunidades de desarrollo. ¿Por qué cree que resulta tan difícil ahora volver a alcanzar un gran consenso sobre este aspecto? 

– Hubo varios factores que ayudaron a converger en ese pacto social. En particular, la llamada “amenaza comunista” obligaba a contraponer modelos sociales más atractivos; el rápido crecimiento económico y la creación e implementación de los sistemas tributarios modernos proporcionaron los recursos necesarios; las fronteras nacionales pesaban mucho y daban amplios grados de libertad a los gobiernos sin miedo a la competencia fiscal internacional, por ejemplo. Esas condiciones han cambiado. Y, al mismo tiempo, asistimos a una polarización en el espacio político como consecuencia de múltiples factores: cambio tecnológico, globalización, olas migratorias o eventos dramáticos como la Gran Recesión. Esa polarización aleja a unos y otros del centro en el que los consensos amplios son más fáciles. 

– En los últimos años se han hecho con el poder dirigentes populistas como Bolsonaro en Brasil o Donald Trump en el anterior gobierno de EE UU. ¿Cómo explica que en ambos casos accediesen al poder con un gran apoyo popular de los más desfavorecidos?

– Abundando en mi respuesta anterior, en escenarios polarizados y en los que la pasión pesa mucho más que la razón, personajes con carisma, con buena capacidad de comunicación, que aciertan a jugar con prejuicio y lugares comunes, que trasladan mensajes sencillos pero muy efectivos para movilizar, pueden ser capaces de sumar los apoyos necesarios. Sobre todo, en momentos de dificultades económicas y de crisis de los partidos políticos tradicionales como las que observamos en muchos países. 

– ¿Está de acuerdo con la propuesta alcanzada por el G7 que intenta establecer un impuesto mínimo del 15% para las empresas? ¿Será el aumento de impuestos a los ricos y empresas que proponen algunas administraciones la forma más eficaz para reducir la brecha de la desigualdad? 

– Estoy muy de acuerdo en esa propuesta y otras similares. Necesitamos acuerdos supranacionales, al menos a escala de OCDE. Ese es el camino. En lo que atañe a la desigualdad, creo que existen dinámicas diferenciadas en el mapa mundial que no debemos orillar. Es verdad que a partir de 1980 en China, India, Reino Unido y EE UU la desigualdad ha aumentado notablemente y de forma inexorable. Pero ese no es el caso de la UE-27 en general, donde el incremento de los últimos años ha sido comparativamente menor. De hecho, en Dinamarca, Francia u Holanda la desigualdad se ha mantenido cercana a sus niveles históricamente modestos. En otras palabras: el problema serio de desigualdad que existe hoy en EE UU no lo tenemos en Europa.

– El Nobel de Economía Angus Deaton dijo recientemente que “un mundo con muchos Amazon y sin Facebook sería un mundo mejor”. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

– No estoy seguro. Creo que bien utilizado (con moderación, no sustituyendo a todo lo demás) por los ciudadanos y las empresas y con ajustes en las regulaciones, Facebook es una herramienta útil e interesante. Al contrario, no creo que un mundo con media docena de empresas como Amazon sea el ideal al que caminar. El fenómeno Amazon tiene una cara B que no está bien resuelta. Cierto que sustituir un cuasi-monopolio por un pool de competidores sería positivo. Pero las cuestiones de dinámica urbana y comercial, de huella ecológica neta, de congestión en vehículos de reparto en el centro de las ciudades no mejorarían.

Sin duda, la UE-27 es un espacio diferente en lo que atañe al abordaje de las cuestiones redistributivas y los servicios públicos 

– La UE apenas representa el 7% de la población mundial, el 25% de la riqueza y la mitad del gasto social. ¿Cree que esta estructura va a mantenerse en un futuro o que el peso del gasto social tenderá a reducirse?

– Sin duda, la UE-27 es un espacio diferente en lo que atañe al abordaje de las cuestiones redistributivas y los servicios públicos. Por supuesto, esto es una cuestión de preferencias sociales. Para mí, globalmente el modelo europeo (con todas las variantes que existen en él) es el que más se aproxima al ideal de una sociedad prospera y justa. Lo que, por supuesto, no quiere decir que no existan amplios márgenes de mejora. Deberíamos quedarnos con todo lo bueno de nuestra tradición e imitar a quienes lo hacen mejor en otros planos. Me refiero, por ejemplo, a la innovación o a la flexibilidad a la hora de afrontar retos y organizar respuestas. Es cierto que la globalización dificulta y desafía una tributación como la que observamos en la UE-27; pero también lo es que estamos asistiendo a un cambio notable en la voluntad de los gobiernos a escala OCDE de evitar la desfiscalización de bases. Soy moderadamente optimista.

– La pandemia de la covid-19 ha puesto de relieve las cicatrices que generó el repliegue del Estado de bienestar a partir de la Gran Recesión. ¿Considera que se actuó correctamente en ese momento? ¿Fueron acertadas las políticas de austeridad o resultarán mejor las políticas de corte keynesiano que ha aplicado la UE en esta crisis?

– Sin ninguna duda, las autoridades europeas, incluyendo al Banco Central, han actuado mejor ante la pandemia que en la crisis que estalló en 2008. El programa extraordinario de compras de deuda ha permitido emitir pasivos a un coste extraordinariamente bajo, sin que hayamos hablado en ningún momento de las primas de riesgo; el programa SUR para cubrir los ERTE en el seno del MEDE ha sido otra gran idea y puesta en práctica en semanas; la activación de la cláusula de descuelgue del PEC y la aprobación de los Fondos NGEU, otros dos hitos muy destacables y acertados. En todo caso, es verdad que la naturaleza inédita de la crisis ha facilitado esta reacción rápida y contundente. Todos fuimos conscientes de que había que poner mucho dinero encima de la mesa para mantener viva a una economía que fue obligada a detenerse de forma brusca. No se trataba de una crisis por desequilibrios macroeconómicos, fue un factor exógeno actuando a escala global. 

– Existe un consenso general sobre el cambio de paradigma en la respuesta que la UE ha dado a la crisis de la covid-19 con respecto al paradigma aplicado en 2008. ¿Constituyen los fondos Next Generation EU un rescate de inspiración keynesiana en el que el sector público está dispuesto a rescatar al sector privado? 

– Solo parcialmente. Creo que en la UE ha coincidido la pandemia con un momento de transición hacia un modelo económico que debe ser mucho más sostenible desde el punto de vista medioambiental (transición energética, economía circular) y digitalizado. Cierto que esos fondos ayudan a estimular la demanda. Pero no es su función principal. De hecho, una parte sustancial de los mismos llegará cuando los efectos económicos de la pandemia hayan sido superados. Me quedo con su función impulsora de la transformación. Por eso es fundamental que el destino de esos recursos sea apuntalar esa transformación y no la mera financiación de obras públicas que debería hacerse mediante otros instrumentos.

En la UE-27, el umbral del 60% de deuda nos queda ya lejos a casi todos y será inevitable no obsesionarnos con un retorno rápido. Lo importante es que haya una estrategia y un compromiso con la estabilidad fiscal

– La OCDE prevé para España el mayor crecimiento de la eurozona en 2021 y 2022: el PIB subirá un 5,9% y un 6,3%, según calcula este organismo. Mientras, la deuda pública seguirá en niveles elevados, del 119,7% y del 117,4% del PIB. ¿Podría valorar cada uno de estos apartados? 

– En línea con lo aguardado. El PIB de España es el que más cayó en 2020 en la UE-27. Y es lógico que la normalización de la actividad conlleve situarse entre los líderes en el retorno al nivel prepandemia. Quizá en 2022 no lleguemos al 6,3% pero en algún momento del segundo semestre de 2022 superaremos el nivel de PIB prepandemia en euros constantes, siempre que alguna variante del virus no nos dé un disgusto. Pero sobre eso, son los epidemiólogos los que deben opinar. En lo que concierne a la deuda, tras haber superado el 125% a principios de 2021, el fuerte crecimiento del numerador (el PIB nominal) va a permitir acercarnos a 115% en 2022. En todo caso, este salto en la deuda pública (recordemos que en 2019 estábamos por debajo del 100%) se ha producido en la práctica totalidad de los países. En el ámbito de la UE-27, el umbral del 60% nos queda ya lejos a casi todos y será inevitable no obsesionarnos con un retorno rápido. Lo importante es que haya una estrategia y un compromiso con la estabilidad fiscal.

– ¿Cuál es su impresión sobre el nuevo modelo económico que ansía España? ¿Menos dependiente del turismo? ¿Más industrial y a la vez más sostenible? 

– Más que de estructura sectorial, yo hablaría de estructura empresarial. Cierto que hay sectores sobre el papel particularmente atractivos (movilidad eléctrica, TIC…) pero es posible encontrar empresas muy innovadoras y productivas en sectores muy maduros y tradicionales como el textil (Inditex) o la alimentación (Estrella Galicia, Jealsa, Coren). Por tanto, yo lo que pediría es una transición empresarial hacia modelos más sostenibles y comprometidos con la economía circular y con la innovación; y empresas que ganen tamaño.

– En España, ¿cómo cree que deben reconfigurarse los ingresos y los gastos públicos para reforzar el Estado del bienestar? 

–Sobre los ingresos, debatimos en el seno del grupo de personas expertas constituido por el Ministerio de Hacienda las opciones. Por el lado del gasto, es verdad que hay áreas que, si miramos a lo que hacen nuestros socios, deberíamos reforzar financieramente: I+D+i o política de familia, entre otros. Pero, sobre todo, tenemos muchísimo que ganar de implementar la cultura de la evaluación en la gestión del gasto. Necesitamos más pruebas piloto y ensayos, más autocrítica y revisión de programas y políticas que cuestan dinero pero que nadie ha medido con rigor su eficacia. Tenemos un enorme espacio de mejora en este frente.

– El profesor Antón Costas lleva tiempo reclamando un nuevo contrato social. ¿Está de acuerdo con esta propuesta? ¿Qué debe hacerse en ese sentido? 

– Muy de acuerdo. Pues lo que necesitamos es dialogar, discutir, acordar entre los agentes sociales, pero también entre los partidos políticos; en la sociedad civil. España es un país que ha avanzado muchísimo en los últimos 45 años. No me canso de repetirlo. Hemos pasado de ser una dictadura, un país pobre y atenazado, con infraestructuras precarias, con servicios públicos y prestaciones paupérrimas, altamente centralizado, a ser una democracia plena, tener unas excelentes infraestructuras, ser uno de los diez países con mayor gasto social en porcentaje del PIB, situarnos en el TOP-5 mundial en descentralización y ser una referencia en derechos civiles. Pero en todo podemos y debemos mejorar. Podemos y debemos hacer “ajuste fino” por doquier para que nuestro país sea mejor para la mayoría. Desgraciadamente, mientras nos dedicamos a vilipendiar todo lo conseguido y a la confrontación política, aplazamos sine die los deberes pendientes.

– ¿Ha puesto la pandemia al descubierto los problemas del sistema social y sanitario?

– Niego la mayor. Yo creo que la pandemia ha servido para ver lo bueno que es el sistema español en su conjunto; aunque me temo que mejor en unas comunidades autónomas que en otras, como consecuencia de distintos factores; también las decisiones de apostar más o menos por la sanidad pública. Pero, de nuevo, esta idea es compatible con reconocer cuestiones que podrían (y deberían) funcionar mejor. En particular, la coordinación necesaria en un estado de estructura federal, pero sin las instituciones correspondientes como es España. Al margen de la pandemia, parece que la dimensión de nuestra sanidad en la que deberíamos concentrarnos y asignar más recursos de todo tipo es la atención primaria. Además, en un escenario de envejecimiento como el que se nos viene encima, es clave interconectar lo sanitario y lo social. Los médicos de atención primaria deben tener en los trabajadores sociales un aliado y un compañero. Y viceversa.

– Una de las discusiones no cerradas de los últimos años hace referencia a la configuración y sostenimiento del sistema de pensiones. ¿Es sostenible el sistema actual? ¿De qué modo habría que reformarlo? 

– A todos nos gustaría jubilarnos a los 60 años habiendo cotizado 35 años o menos y cobrando prácticamente lo mismo que en activo. Pero eso no es financieramente posible en un contexto de aumento de la esperanza de vida y de incremento en la proporción de personas mayores de 65 años. Nos guste o no, me temo que tendremos que aceptar escenarios diferentes. En particular, jubilarnos más tarde (o con más años cotizados en el caso de trabajadores que comienzan su vida laboral muy jóvenes) y/o reducir la tasa de reemplazo.

Deberíamos mirar mucho a lo que se está haciendo fuera, en los países nórdicos, en los países asiáticos, en los países anglosajones; mirar para después copiar adaptando a nuestras particularidades

– Otro pilar del Estado del bienestar es la educación. ¿Se adapta el sistema educativo actual a la demanda de un mercado de trabajo diferente y cambiante? 

– Sin duda, el sistema educativo tiene que ir ajustándose y adaptándose a nuevas posibilidades tecnológicas y nuevas necesidades. Pero sin caer en una suerte de papanatismo y seguidismo de modas. Ni olvidar que el sistema educativo forma ciudadanos y no solo trabajadores. Personalmente, creo que lo que deberíamos hacer es mirar mucho a lo que se está haciendo fuera, en los países nórdicos, en los países asiáticos, en los países anglosajones; mirar para después copiar adaptando a nuestras particularidades. Los retos son similares en todas partes y las experiencias exitosas deberían marcar el camino.

– ¿Cómo puede deshacerse España de su ya endémica tasa de paro? 

– En lo que respecta al paro, es verdad que nos encontramos con desequilibrios entre oferta y demanda; hay vacantes que no se cubren por falta de perfiles apropiados. Aun reconociendo el valor e importancia de mejorar la formación continua y la formación profesional, la clave para tener tasas de paro de un dígito de forma estructural está en el tejido empresarial. Necesitamos empresas más grandes y competitivas, con capacidad de innovación e internacionalización. Me preocupa mucho el tamaño empresarial. Me parece urgente volcarse en eliminar barreras para el crecimiento orgánico y corporativo. Y, cuando no sea posible, optar por estrategias cooperativas, como una central de compras o un centro de investigación conjunto. @J_L_Gomez en @mundiario


El libro Cómo salir de esta (II), en El Corte Inglés. / Mundiario

El libro Cómo salir de esta (II), en El Corte Inglés. / Mundiario

Así es el libro que presentará Santiago Lago en Ámbito Cultural, en Compostela

Redacción.- El miércoles 2 de febrero, Ámbito Cultural, de El Corte Inglés de Santiago de Compostela, acogerá la presentación del libro Cómo salir de esta (II), según informa la web del centro comercial. 

El acto se celebrará a las 19.00 horas en la sala de Ámbito Cultural (planta baja) y contará con la presencia de los dos autores y de Santiago Lago, catedrático de Economía Aplicada y director de GEN (Universidade de Vigo).

Cómo salir de esta (II) es un título que requiere una explicación de partida. Su raíz es la misma que la del libro donde su autor, José Luis Gómez, analizó en 2013 la salida de la crisis financiera de 2008, bajo el subtítulo: ‘España toca fondo. ¿Llega la reactivación?’. Así, pues, el periodista que había avanzado la crisis española en 2007, siendo director de la revista Capital, analizó en esa obra la salida de la recesión.

Ahora, este libro de Mundiediciones, el sello editorial del periódico MUNDIARIO, se centra en la segunda crisis económica del siglo XXI, con una doble autoría, al incorporar a la profesora de economía María Cadaval, toda una referencia en el análisis económico en varios medios de comunicación.

Una primera conclusión de Cómo salir de esta (II) es que la crisis económica que trajo la pandemia es más intensa que la anterior pero que será menos duradera.

El anuncio de la presentación en la web de El Corte Inglés.

El anuncio de la presentación en la web de El Corte Inglés. 

Quiénes son los autores

Doctora en economía con mención europea, María Cadaval es profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde también dirige la Cátedra Iberoamericana. Es subdirectora de la Red de Investigadores en Financiación Autonómica y Descentralización Financiera en España (RIFDE), y miembro del Comité Asesor del Observatorio de la Realidad Financiera (Orfin). Colabora en diversos medios de comunicación escritos y audiovisuales y es columnista de MUNDIARIO, a cuyo sello editorial pertenece este libro. 

José Luis Gómez, periodista y fundador de MUNDIARIO, periódico del que es editor, es también comentarista de la Televisión de Galicia (TVG), Radio Galega y Radio Coruña (SER), así como analista económico de los diarios La Región Atlántico, y editor del Anuario del Foro Económico de Galicia, entidad de la que es miembro fundador. Dirigió la revista Capital y los periódicos Xornal de Galicia y La Voz de Galicia y fue director editorial de Grupo Zeta. Es autor, entre otros, del libro Cómo salir de esta, publicado en 2013.

Invitación a la presentación del libro Cómo salir de esta (II) en Ámbito Cultural, en Santiago. / Mundiario

Invitación a la presentación del libro Cómo salir de esta (II) en El Corte Inglés de Santiago.

El autor del prólogo

Cómo salir de esta (II) comprende no solo los análisis de sus autores, sino también entrevistas a fondo con importantes personalidades del mundo de la economía: los economistas Ana José Varela –“Una fiscalidad global más justa y eficiente preservará la confianza”–, Santiago Lago Peñas –“España necesita empresas más grandes y competitivas, con capacidad de innovación e internacionalización”– y Fernando González Laxe –“Marca España y España Global no arrojaron resultados positivos”–, y el periodista Andrés Hernández Alende –“EE UU sale, al fin, al reencuentro con Europa”–, cuyos contenidos serán o ya fueron publicados en MUNDIARIO. 

 "Un nuevo siglo con muchas complicaciones y adversidades plantea retos de gran envergadura por delante, que no son solo económicos, sino también de carácter social y sociológico. Está en juego la propia convivencia democrática, lo cual exige mejorar la calidad de la política, con personas muy preparadas. Hacen falta buenas personas pensantes. También en España, como sugiere el libro Cómo salir de esta (II)", escribe el periodista y economista alemán Carsten Moser, autor del prólogo, cuyo texto ya avanzó este periódico. @mundiario

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