Sandra Ortega será heredera de la verdadera fortuna de Rosalía: su gran corazón

Rosalía Mera, retratada por Xurxo Lobato.
Rosalía Mera, retratada por Xurxo Lobato.

De Rosalía Mera me quedo, sobre todo, con su apoyo decidido a quien no tenía voz, al más débil de la sociedad, que es quien de verdad hoy es huérfano.

Sandra Ortega será heredera de la verdadera fortuna de Rosalía: su gran corazón

Un buen amigo me comunica que acaba de fallecer Rosalía Mera. Toda la jornada esperando la única noticia que no llegó, y que, a pesar de tantas informaciones adversas, pudiera conceder una tregua y dar paso a la esperanza... Leo los titulares. Dicen que “ha fallecido la mujer más rica de España”...

Mi pensamiento vuela junto a su hija Sandra. A quien no conozco. Tengo la deformación no profesional de envolverme en el lado humano de la noticia, ver con los ojos de quien está pasando por ella -ya que es imposible ponerse en su lugar, sentir con su corazón-, y abrazar su dolor.

Qué lejos deben sonarle a su hija esas palabras “la mujer más rica de España...”. Qué frío debe producirle escucharlas... Para ella, su hija, ha fallecido su mejor amiga, su confidente, su compañera... Su madre. 

Solo conocía a Rosalía Mera  de vista, y, obviamente, por su trayectoria profesional, pero, sobre todo, humana.  Sonriente, discreta, elegante internamente –¡qué difícil!-, no solo en su exterior. Dicen que era muy exigente.  Seguro, porque sólo así se puede llegar a mover tanto en favor de los más desfavorecidos. La admiraba. La admiro.

Me quedo con su elegante sonrisa, con ese estar siempre ahí para sus amigos, como ellos mismos dicen, con su discreción, que, sin duda ha heredado su hija. Ella, su hija, llena en estos momentos mi pensamiento, porque, junto a su hermano,  ha sufrido la mayor pérdida. 

Y me quedo, sobre todo, con su apoyo decidido a quien no tenía voz, al más débil de la sociedad, que es quien de verdad hoy es huérfano.

Creo que Sandra, a quien desde la distancia dedico estas líneas transmitiendo mi pesar y cercanía en su dolor, será digna heredera de la verdadera fortuna de su madre: su gran corazón. Gracias por tu vida, Rosalía Mera.

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