Repsol sigue contaminando A Coruña y demostrando su amenaza ambiental

La refinería de Repsol con A Coruña al fondo. / Xurxo Lobato
La refinería de Repsol con A Coruña al fondo. / Xurxo Lobato

El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, es uno de los contados políticos que plantan cara a la multinacional española del petróleo, toda una amenaza ecológica para el área metropolitana de A Coruña y en especial la capital.

Repsol sigue contaminando A Coruña y demostrando su amenaza ambiental

Mariscadores de la Ría de O Burgo, en A Coruña, están pendientes de los resultados de los análisis de las muestras tomadas el pasado lunes para volver a faenar. A finales del mes de abril volvía a cerrarse la ría por altos niveles de hidrocarburos. Reiteran que siguen sin conocer el origen de los vertidos que provocan los cierres continuos y que encuentran de forma habitual marisco muerto sin explicaciones claras de la Xunta de Galicia. El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, lo tiene claro: en la línea de lo que denuncian los mariscadores, cree que los altos niveles de hidrocarburos proceden de los pantalanes de Repsol en el puerto de A Coruña, por lo que insta a la Autoridad Portuaria, la Xunta de Galicia y el Gobierno central a que den explicaciones públicas sobre la alarmante situación. Ángel García Seoane, Gelo, es uno de los contados políticos que plantan cara a la multinacional española del petróleo, toda una amenaza ecológica para el área metropolitana de A Coruña y en especial la capital. Cuentan que el ex alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, definía la refinería como "la bomba controlada" adosada a la ciudad.

Repsol lleva años echando balones fuera: ahora argumenta que la limpieza de sentinas, los motores del barco, es competencia de la autoridad portuaria. Llueve sobre mojado. La organización ecologista Adega denuncia desde tiempo que Repsol, Endesa y Fenosa son las compañías más contaminantes de Galicia, hasta el punto de que casi la mitad del total de emisiones de gases con efecto invernadero que se trasladan a la atmósfera en dicha comunidad proceden de la refinería de Repsol en A Coruña, la central de Endesa en As Pontes y la planta de Meirama en Cerceda. Siendo igualmente graves los tres casos, no son idénticos. Al menos por dos razones: una, la contaminación directa y el riesgo de accidente para la población constituyen en un caso un peligro masivo -la planta de Repsol está literalmente pegada a la ciudad de A Coruña- y dos, en el peor de los escenarios, tanto Endesa como Unión Fenosa intentan desplegar una mínima política social y cultural en las zonas afectadas.

Repsol vive de espaldas a la ciudad de A Coruña salvo para amenazarla a diario con sus quemadores y con el riesgo que entraña la conducción de su materia prima, básicamente el petróleo, por debajo de las casas de miles de personas. A Coruña ha padecido por culpa de la compañía que preside Josu Jon Imaz algunas de las mayores tragedias petrolíferas de la historia y encima de sufrir sus malos humos ha defendido la construcción de un puerto exterior que si beneficia a alguien es, paradójicamente, a Repsol, con el agravante para la ciudad de que mal podrá volver a pedir una infraestructura de esa dimensión presupuestaria en muchos años. No satisfecha con ello, Repsol todavía reclama una indemnización por abandonar su concesión en el puerto interior, camino de la da nueva dársena exterior, sin que las autoridades le planten cara ni al menos le afeen su conducta antisocial.

Según el ecologista Fins Eirexas, en A Coruña existen niveles "preocupantes" de contaminación por óxidos de nitrógeno. De hecho, la refinería de Repsol ocupa el segundo lugar en Galicia en cuanto a emisiones, sólo por detrás de la central de Endesa en As Pontes, que en 2011 logró mejoras medioambientales.

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