Propuestas para seguir avanzando en la flexibilidad del mercado laboral

Indemnización por despido por país.
Indemnización por despido por país.

En plena fase de recuperación económica nos encontramos en un contexto en el que ya no valen modelos que fijen un paro estructural del 15%

Propuestas para seguir avanzando en la flexibilidad del mercado laboral

La altísima alta tasa de paro que ha tenido nuestro país a lo largo de los 40 años de democracia, alrededor del 15%, más del doble de la media de los países de la OCDE, revela que algo falla en nuestro mercado laboral.

Los informes de competitividad mundial ponen de manifiesto que España todavía ocupa un puesto muy atrasado en los apartados de eficiencia del mercado laboral. Una posición nada acorde con nuestro lugar en el mapa económico mundial.

Lo cierto es que nuestro mercado laboral fue hasta la reforma de la legislación laboral del 2012, muy rígida, poco adaptable a condiciones cambiantes del mercado. De hecho el espíritu del estatuto de los trabajadores de 1982 vigente hasta la última reforma proviene directamente del franquismo. Esa “supuesta” protección del trabajador se ha traducido en un mercado de trabajo poco flexible que ha tenido como consecuencia un paro estructural altísimo.

La reforma laboral de 2012 supuso un avance importante, significó una modernización del sistema de negociación colectiva con la descentralización de la negociación a nivel empresa y limitación de la ultractividad indefinida, es decir ahora si no se alcanza un acuerdo en x tiempo se parte desde 0. Además se racionalizaron los costes de extinción del contrato de trabajo y se clarificaron las causas de despido procedente, la potenciación de la formación y el aprendizaje y la dinamización de la intermediación laboral (ETT).

Pero aun así hay que seguir trabajando en varios temas para homologar nuestras tasas de paro al del resto de Europa dando mayor  flexibilidad a las empresas para recortar plantillas, salarios e indemnizaciones en épocas de crisis y de baja demanda, para que las pequeñas empresas no tengan que auto inmolarse para pagar las indemnizaciones por despido. Asimismo se debe fomentar la movilidad entre empresas, facilitando el trasvase de trabajadores desde sectores en declive a otros en crecimiento. Para facilitarlo es indispensable que la principal subvención que recibe un trabajador cuando es despedido deje de ser como ahora la indemnización por despido que recibe de la empresa. A nadie le interesa cambiarse a otra empresa y “perder mi derecho” a cobrar y que el contador en la nueva empresa pase a 0.

En plena fase de recuperación económica nos encontramos en un contexto en el que ya no valen modelos que fijen un paro estructural del 15%, porque salimos de la peor crisis de nuestra historia con un nivel de endeudamiento tanto público como privado extremo, es necesaria una tasa de actividad mayor. Nuestros viejos modelos económicos como el ladrillo o el turismo hay que ampliarlos hacia otros más productivos, tecnológicos y que generen más valor añadido y por lo tanto mayores salarios.

El futuro se presenta muy distinto al pasado. Tendremos que crecer más que nuestros socios para seguir convergiendo sin el mecanismo de la devaluación y sin endeudarnos. Es un futuro complicado, más exigente. Y uno de los campos en los que hay que seguir trabajando es el campo laboral. Ese siempre altísimo nivel de paro con esa insoportable diferencia y velocidad de crecimiento en épocas de crisis exigen mucha reflexión y actuaciones. Y Austria puede ser un modelo a seguir, tienen pleno empleo con una tasa de paro del 5% y prácticamente sin variaciones en la crisis.

En España la protección frente al desempleo viene por 2 vías: una indemnización a cargo del sector privado o empresa, consistente en 33 días al año en caso de despido improcedente y 20 en caso de procedente (según la última reforma laboral del año 2012) y una aportación del estado consistente en un máximo de 2 años de prestación mensual.

La mochila austriaca consiste en que en lugar de que la empresa te pague la indemnización por despido, constituyen un Fondo de Pensiones individual para cada trabajador que se pone a su disposición en caso de perder el empleo en esa empresa como una forma de complementar la prestación por desempleo que recibe del estado. Cuando el trabajador encuentre empleo en otra empresa se lleva la parte no consumida de este Plan o Fondo que vuelve a ser engrosada en las aportaciones de la nueva empresa. Al final de la vida laboral el fondo disponible constituye una fuente adicional de recursos para la jubilación. El propio trabajador gestiona esos recursos acumulados durante las fases en las que esté desempleado. Además cada austriaco sabe en todo momento a cuánto asciende su mochila y además esta mochila se capitaliza constantemente, tiene una rentabilidad. La mochila se crea para todos los trabajadores tanto fijos como temporales.

El sistema austriaco aporta claros avances, ya que como hemos dicho, el sistema actual desincentiva la movilidad de los trabajadores entre empresas, al ser la indemnización dependiente de la antigüedad del trabajador en la última empresa en la que estaba. En el mundo en el que estamos la reasignación de trabajadores entre empresas es crucial para que la economía se ajuste adecuadamente a los rapidísimos cambios que se producen en la demanda y en las tecnologías, para que los trabajadores se trasladen de las empresas en declive a las que son más productivas. Para ayudar a que España busque y encuentre su nuevo modelo económico.

Nuestro sistema actual sistema de indemnización no favorece ni la creación ni el crecimiento de las empresas más productivas. Los trabajadores españoles en muchos casos no quieren cambiar de trabajo porque incluso aunque otra empresa de más futuro, o que le ofrezca un trabajo que le guste más que el que tiene (muchas veces con condiciones salariales mejores) no nos compensa porque perderemos la indemnización por despido al comenzar desde 0 en el nuevo puesto.

El hecho de que la protección frente al desempleo descanse en buena medida en una indemnización introduce además muchas distorsiones: desanima la creación de empresas y la contratación en general.

Como desventajas del modelo austriaco se pueden señalar el aumento de costes por parte de las empresas. Si implantamos esto, las empresas tendrán que dotar un fondo de digamos un 2,2% del coste anual del salario. O en su caso podría reducirse el sueldo del trabajador para una aportación obligatoria (aunque el sistema austriaco es de aportación de la empresa). Esto podría repercutir en los costes, aunque de una manera u otra las empresas siempre tienen que guardar un dinero para posibles contingencias en indemnizaciones.

Se pueden emular otros modelos como el de Dinamarca y otros países en la que han optado por mejorar y aumentar el pago por paro y suprimir prácticamente la indemnización por despido, la clave es fomentar la movilidad.

Para concluir yo creo que existe una percepción totalmente equivocada de que con el sistema actual se ha protegido al trabajador. Desde la guerra civil hasta los años 50 del pasado siglo en España existió una autarquía, se pensaba que así se protegía a las empresas españolas con altos aranceles frente al exterior. La realidad que se demostró con el éxito del Plan de Estabilización del año 1959 y su consiguiente apertura a las importaciones con aranceles más bajos fue bien distinta: no se protegía, todo lo contrario, se impedía el progreso y el aumento de la competencia.

Lo mismo pasa ahora con el actual sistema laboral vigente que se ha empezado a romper en 2012: no se protege a los trabajadores: se perpetúan altísimas tasas de paro, y lo que es peor, se impide el progreso, al impedir el cambio de nuestro famoso modelo económico, modelo que bascula excesivamente en el turismo, impidiendo la conversión real con Europa. @mundiario

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