Producción de riqueza y empleo en España, de 2007 a 2017

Un trabajador en EE UU. / RR SS
Un trabajador. / RR SS

La salida de la crisis del 2008, con la aplicación masiva de la industria 4.0 y de la digitalización y automatización, está permitiendo recuperar el nivel de riqueza generado con mucho menos trabajo, según este análisis para infoLibre.

Producción de riqueza y empleo en España, de 2007 a 2017

En la última década no solo hemos atravesado una profunda crisis económica provocada por el hipercapitalismo financiero y su burbuja inmobiliaria, sino que lo hemos hecho incorporando de forma masiva la digitalización y la automatización a las más diversas actividades. Desde las comerciales a las financieras, pasando por las manufacturas, la energía o los más diversos servicios (gestión, publicidad, comunicaciones, etc.).

El Instituto Nacional de Estadística permite, por medio de sus datos de la Contabilidad Nacional de España, evaluar esa década (2007-2017) tanto en lo relativo a la producción de riqueza como al empleo requerido para obtenerla.

En el primer caso porque nos ofrece datos homogéneos en términos reales (en volumen, descontada la inflación) del valor añadido bruto obtenido (VAB) y en el segundo porque nos informa de cuantas horas (en millones) han sido necesarias cada año para obtener dicho VAB.

Además, como quiera que el VAB lo transforma en índices que toman la base 100 para el año 2010, las comparaciones son más sencillas. Tanto entre distintos años para el VAB (incluso a nivel europeo porque Eurostat también utiliza esa base 2010) como entre éste y el trabajo necesario si transformamos dichos millones de horas de cada año en una base 100 para las realizadas en 2010.

En toda la economía española

La conclusión básica que obtenemos para esa década (2007-2017) es que el valor añadido en la producción total de la economía española se ha recuperado (pues en 2017 superaba en cuatro puntos porcentuales el nivel de 2007) en términos reales, aunque lo ha hecho sin recuperar el nivel de horas de trabajo necesarias para obtenerlo.

Porque en cuanto al número de horas necesarias en 2017 estábamos diez puntos porcentuales por debajo del nivel necesario en 2007. Cuatro puntos más de valor producido con diez puntos menos de horas de trabajo. Parece claro que la digitalización y automatización en marcha nos permite crear más riqueza con menos empleo (la cifra exacta son 3.200 millones de horas menos).

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Fuente: Elaboración propia con datos del INE.


Podría añadirse un matiz no poco importante, como demuestra muy bien Enrique Negueruela en un reciente informe para la Fundación 1 de mayo: que, reforma laboral neoliberal por medio, las horas de trabajo lo han sido cada vez menos en empleos estables a tiempo completo y más en empleos temporales a tiempo parcial. Sobre todo para los jóvenes y las mujeres. Y es así que si relacionamos la evolución del VAB con las personas ocupadas nos podría parecer que las cosas van menos mal. La razón es que a cada paso muchos ocupados (contra su voluntad) solo pueden estarlo un número de horas menguantes en cómputo anual.

Menos necesidad de horas de trabajo para más producción y un reparto precarizante de esas horas tiene que tener como resultado un deterioro de la participación de las rentas salariales en el VAB generado en España.

Y así lo recoge el INE: una caída de dos puntos porcentuales para las remuneraciones de los trabajadores en el VAB. Una caída que también recoge Eurostat para España entre 2007 y 2017 con un importante matiz: que durante idéntico período en el conjunto de la UE28 las remuneraciones a los empleados en vez de perder peso algo lo ganaron.

La galopante reestructuración del trabajo necesario que está permitiendo la acelerada digitalización de nuestra economía se está concretando, en un marco laboral neoliberal, en más producción con menos requerimiento de trabajo y con una menor cuota de los trabajadores en el producto obtenido. Algo a lo que me ocupo en buscar alternativas en mi último ensayo.

¿Y en las manufacturas?

Tiene singular interés que evaluemos esta metamorfosis en las manufacturas ya que (junto a las finanzas o la distribución comercial) son un terreno muy propenso a lo que se ha denominado estrategia de una industria 4.0. Esa digitalización a diestro y siniestro que predican todos los tecnopolitas que se precien.

En un segundo gráfico presento los mismos datos que vimos antes para el conjunto de nuestra economía, ahora para este importante sector de la misma. La metamorfosis se amplifica. Porque si bien es cierto que el nivel del VAB obtenido en términos reales aún en 2017 es ligeramente inferior al del año 2007 (en seis puntos porcentuales menos), no es menos cierto que ese valor se obtiene con muchísimo menos tiempo de trabajo necesario (en veintitrés puntos porcentuales menos). Si en 2007 se necesitaban cinco mil millones de horas en las manufacturas españolas, en 2017 se necesitaron mil millones de horas menos.

Y sobra decir que se anota aquí una semejante mutación de empleos estables y a tiempo completo, en empleos a tiempo parcial, eventuales, subcontratados, como falsos autónomos, etc. etc. Tanto más cuanto más joven sea el trabajador o se trate de una mujer.

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Fuente: elaboración propia con datos del INE.

Conclusión

La salida de la crisis del año 2008, con la aplicación masiva de la llamada industria 4.0 y de la digitalización y automatización a las más diversas actividades en España, nos está permitiendo recuperar el nivel de riqueza generado con mucho menos trabajo necesario y con una precarización del mismo. Por ambas vías está disminuyendo la participación de los trabajadores en el producto obtenido.

Pareciera como si las capacidades científicas y tecnológicas que la sociedad ha generado (en buena medida por esfuerzos públicos de investigación) fuesen capturadas por una parte minoritaria de la sociedad que se atribuye el mérito de sus rendimientos, y que no parece muy dispuesta a redistribuir de forma decente el menor tiempo de trabajo necesario y la riqueza obtenida. Lo que supone un reto en toda regla para las instituciones (partidos, sindicatos, sociedad civil, administraciones públicas, …) que se supone debieran evitar que las potencialidades tecnológicas se nos transformen en amenazas sociales. @mundiario

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