El proceso de desendeudamiento de la economía española

Europa.
Europa.

El desapalancamiento de nuestra economía, muy desigual por sectores, deja latente la necesidad de esfuerzos y vislumbra un largo camino aún por recorrer.

El proceso de desendeudamiento de la economía española

Uno de los principales desequilibrios de nuestra economía y que nos supone un elevado lastre en esta ardua escalada hacia el equilibrio económico y financiero, hacia una situación más favorable de nuestro país, es el alto nivel de endeudamiento de nuestra economía.

La crisis de deuda, componente principal del desbordamiento de la crisis generalizada, lleva a España a una situación de vulnerabilidad financiera. El elevado ha desencadenado en una situación de preocupación en comparación con los niveles existentes en la Unión Europea. A pesar de ello, a partir del año 2010 nuestra economía sigue un proceso de desendeudamiento, aunque muy desigual entre sectores. En la deuda total, podemos dividir dos grandes bloques, la deuda pública, generada a partir de la acumulación de déficit fiscal del Estado y las Administraciones Públicas, y la deuda privada proveniente de la suma de la deuda de las empresas, de las instituciones financieras y de los hogares o familias.

Pues bien, en los últimos años el nivel de endeudamiento global se está viendo reducido en relación al PIB, mientras que en el año 2012 la deuda total se situaba alrededor del 300%, después de una escalada progresiva desde inicios del nuevo milenio, en este año supuso un punto de inflexión a partir del cual el proceso de desapalancamiento ha venido reduciendo la deuda hasta situarse a mediados del 2015 en torno al 279% del PIB según datos de las cuentas financieras publicadas por el Banco de España.

Este desendeudamiento viene provocado por una importante reducción de la deuda privada, sobre todo del sector empresarial y de los hogares. Se puede decir que el nivel de deuda del sector de las empresas, sociedades no financieras, se situaba a mediados de 2015 en torno al 108% del PIB, más en sintonía con el nivel del sector en la eurozona. Por otra parte, el sector de los hogares se desendeuda más lentamente que en el resto de los países del entorno, aunque a finales del 2015 equivalía a un 70,6% del PIB según datos del Banco de España.

Ambos sectores, empresas no financieras y hogares, se situaban en 2015 25 y 14,2 puntos porcentuales respectivamente por debajo de los niveles máximos de mediados de 2010. Aun así, queda un largo camino por recorrer, que siguiendo con el mismo ritmo, podríamos en un período de dos o tres años acercarnos a niveles similares a los de la zona euro. Por tanto, el exceso de deuda está dejando de ser una losa para el crecimiento.

En el otro extremo, la deuda pública sigue su ritmo ascendente aunque muestra signos de estabilización. En febrero de 2016 alcanzaba su cota máxima de 100,1% del PIB según datos del Eurostat y del Informe de situación financiera del Banco de España. Este nivel da signos de estabilización entorno al 100% y se prevé que comience una senda de reducción paulatina. Hay que recalcar que la deuda pública ha pasado de 35,50% del PIB en 2007 a sobrepasar los 100 puntos porcentuales en el inicio del presente año.

El nivel de deuda del sector bancario, ajustado a la deuda bancaria no dedicada a la financiación del resto de sectores residentes, ya que sino contabilizaríamos doblemente esta deuda, se ha reducido notablemente desde el estallido de la burbuja inmobiliaria a inicios de 2007 acumulando un descenso progresivo.

En conjunto, la economía española ha iniciado un proceso de desendeudamiento, aunque de forma desigual por sectores. La deuda externa por otro lado, no muestra signos de retroceso y la dependencia directa del exterior sigue siendo muy relevante. En definitiva la economía española sigue con un alto nivel de endeudamiento, mientras que el proceso de desapalancamiento del sector privado está casi completado, el sector público debería seguir el mismo itinerario, que permita un respiro de las finanzas estatales y una reducción en la dependencia exterior, por lo que los esfuerzos han de seguir, que permitan una estabilización de la deuda y nos sitúe en niveles en armonía con los países de la Unión Europea.

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