Sobre la privatización de los puertos dio una lección el digital que sabe lo que significa la nueva gobernanza

Puerto de Barcelona.
Puerto de Barcelona.

"Si no fuese porque el Partido Popular, y el resto de los partidos que están a favor de cierta privatización de los puertos, no actuasen acomplejados, hace mucho tiempo que esto de la gobernanza portuaria habría aflorado, con un debate correcto de economía portuaria."

Sobre la privatización de los puertos dio una lección el digital que sabe lo que significa la nueva gobernanza

"El debate sobre la nueva gobernanza portuaria es un debate que oculta con palabras políticamente correctas, la privatización de los puertos", explica el digital Puertos y Navieras. "Si no fuese porque el Partido Popular, y el resto de los partidos que están a favor de cierta privatización de los puertos, no actuasen acomplejados, hace mucho tiempo que esto de la gobernanza portuaria habría aflorado, con un debate correcto de economía portuaria."

Sin embargo, según este medio, "aunque entre bambalinas se estudió hacer con los puertos españoles algo parecido a lo de Aen", el pasado Gobierno de Rajoy y la ministra de Fomento Ana Pastor, no se atrevieron. "También es verdad, que nadie en la administración portuaria tuvo la audacia suficiente para proponerlo y que además el aparato burocrático y administrativo estaba en contra", añade.

Dado su interés, MUNDIARIO reproduce íntegramente el resto del análisis de Puertos y Navieras:

"La realidad es que la nueva gobernanza portuaria, el concepto lanzado por José Llorca, el presidente de Puertos del Estado, es un oportuno eufemismo para la privatización de los puertos. En la política actual suena mal la palabra privatizar, aunque solo sea privatizar la gestión. Con este condicionante no es extraño que se le den vueltas a buscar palabras que escondan el verdadero significado

La culpa la tienen la alergia o el miedo de los que defensores del modelo de una privatización de la gestión de muchos ámbitos de lo público, a debatir sus ideas de una forma abierta. En una economía en crisis, donde la palabra privatización se ha estigmatizado y se le ha añadido a conceptos como recortes, no es extraño que incluso el concepto de nueva gobernanza portuaria, que intentó Llorca introducir en el programa electoral del PP, fuese descartada completamente y metidos los gruesos informes en el cajón de los expedientes perdidos.

La realidad es que durante toda la legislatura han andado paseando por el Ministerio de Economía de Luis de Guindos, o el de Hacienda de Montoro o el de Fomento de Pastor, y la Oficina Económica del Gobierno de Álvaro Nadal, dossieres sobre la oportunidad de privatizar parcialmente los puertos españoles. El asunto cobró importancia cuando del 2012 al 2013 España estuvo a punto de ser rescatada e hizo falta echar mano de todos aquellos recursos del Estado que éste pusiese vender para reducir el déficit. La realidad es que el proyecto de privatización de los puertos españoles era mucho más interesante en cuanto a dinero a recaudar por parte del Gobierno que por ejemplo el de los aeropuertos de Aena. Cuando Mariano Rajoy se refiere a que pudo rechazar el rescate, se refiere a que si España hubiese sido rescatada hubiese pasado por tener que firmar la obligación de privatizar los puertos, entre otras entidades públicas. En aquellos momentos tan complicados a buen seguro hubiera significado un precio mucho menor. Por tanto, a pesar de lo que se dice de Martiano Rajoy y de la ministra Pastor, o como muy bien indica el ejemplo de Aena, donde no se ha vendido la totalidad, el haber vendido los activos del Estado en una situación de rescate y de crisis económica, habría sido un desastre nacional, porque como ha demostrado el caso de Aena se habría recibido la tercera parte de su valor intrínseco. 

Fuese porque Mariano Rajoy haya sido un patriota, como él se presenta, resistiéndose a estas ventas a pérdidas, o fuese también porque no hubo acuerdo entre los modelos a seguir en el caso de los puertos, el caso es que esto no se hizo. Pero los informes, tanto de fondos de inversión y bancos de inversión internacionales, como los hechos por Puertos del Estado, estaban ahí y mas tarde quisieron ser utilizados por José Llorca para abrir un nuevo debate. Sin embargo, de un plumazo se consideró que eso tendría que esperar a la legislatura siguiente, la que ahora empieza, y que nada de eso se podría hablar en campaña electoral. Una campaña electoral donde ha habido tanto miedo como para que la Orden Ministerial que aprueban los llamados megacamiones, y sobre la cual incluso había consenso favorable por parte de las Asociaciones de Transportistas, se pospusiese su publicación al día 23 de diciembre, cuando fue firmada el viernes 18 por la vicepresidenta del Gobierno, que oportunamente no la aceleró para su publicación el sábado 19, es decir, un día antes de las elecciones. Si para algo tan sencillo y donde había acuerdo de los sectores sociales, la vicepresidenta actuó así, es comprensible que con la privatización de los puertos se obrase aún con más cautela.

En resumen, en esta primera entrega de cómo va a ser la privatización de los puertos, debe quedar claro que ésta se había avanzado conceptualmente de una forma muy importante en los pasados cuatro años. Se había debatido ampliamente e incluso había hablado favorablemente el ministro de Economía Luis de Guindos, pero que ha sido eficazmente negada por parte del Ministerio de Fomento y por Puertos del Estado que han ocultado los informes realizados al respecto. Hay que decir, en una eficaz labor de confidencialidad teniendo en cuenta todos los implicados en el asunto. Aunque la realidad es que, derivado de los diferentes modelos que hay sobre la privatización de los puertos, los estudios adquirían formas diferentes y solamente los que los encargaban sabían el objetivo final. Ya que hay diferentes argumentaciones en la administración y sobre todo en los dos principales partidos políticos sobre la privatización de los puertos. Además para evitar la critica posterior a la privatización se eligió el camino de ampliar los plazos concesionales hasta casi el límite de lo que suele pasar en el mundo occidental, los 99 años, en este caso se ampliaron a 75, para poner así la primera piedra de un sistema privatizado o semiprivatizado que ya contase con concesiones o alquileres a largo plazo de salida. Además se daba así respuesta a la petición de los concesionarios de mejorarles su situación financiera y darles más seguridad jurídica al ampliarles los plazos.

Así quedaba configurado un primer escalón para la privatización de los puertos que José Llorca empezó a denominar la nueva gobernanza portuaria. Justificándola en que la anterior era obsoleta.

La realidad es que ese encadenamiento de razonamientos y silogismos es ficticio, ya que la idea de una nueva gobernanza portuaria en el sentido de la privatización de los puertos, no deviene de que el modelo organizativo de los Puertos del Estado este obsoleto sino de otros intereses políticos y económicos y de las tendencias generalizadas en el mundo occidental e incluso asiático a la privatización de los puertos. Aunque en esto, España, tiene un sistema de gestión de los puertos más moderno que otros países europeos quería dar un paso adelante, incluso colocándose entre los sistemas privatizados de puertos más novedosos, incluso por delante de los que se puedan dar en los países anglosajones. Además iba a permitir unos importantísimos ingresos para el Estado, y la dinamización de muchos puertos españoles, ya que contamos con una red muy extensa de dársenas portuarias grandes y que ahora están infrautilizadas."

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