Prioridad a la producción estadounidense, otro decreto de Joe Biden

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante la conferencia de prensa de este lunes en la que firmó la nueva orden ejecutiva. / NBC
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante la conferencia de prensa de este lunes en la que firmó la nueva orden ejecutiva. / NBC
El presidente de EE UU, Joe Biden, ha firmado una orden ejecutiva con la que busca garantizar que las empresas y el Gobierno compren productos nacionales para generar empleos.
Prioridad a la producción estadounidense, otro decreto de Joe Biden

Aunque a simple vista pudiera parecerse al proteccionismo de Donald Trump, no lo es. Se trata de una estrategia de nacionalismo económico moderado. Es decir, primero estimular el crecimiento doméstico para luego dar cabida a otros mercados. Esa es la premisa con base en la cual el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha firmado otro importantísimo decreto este lunes con miras a allanar el camino rumbo a la recuperación económica plena del país ante la recesión derivada de la pandemia de coronavirus. El demócrata sigue tomando acciones, y lo hace sin titubear. 

Y es que el nuevo mandatario ha plasmado su rúbrica en otra orden ejecutiva mediante la cual, en este ocasión solicita a las agencias federales que den prioridad y preferencia a los insumos o bienes de producción nacional al momento de contratar con proveedores. El objetivo de esta decisión es impulsar las cadenas de producción local y reanimar el empleo, que ha escalado al 6,2% con más de 10 millones de pedidos de subsidio por paro y 30 millones de personas sin trabajo a lo largo de esta crisis. 

Dicha orden ejecutiva aplica a las empresas u organismos federales que tengan gastos anuales de 600.000 millones de dólares. La estrategia del mandatario es redireccionar esos flujos de capitales hacia las industrias y grandes productores de materias primas estadounidenses para que se creen nuevos puestos de trabajo, se fomente la inversión local y sea estimulada la recaudación de impuestos como vía de financiamiento a posteriores ayudas sociales que Biden prevé otorgar. 

El impacto de esta decisión de Biden en la escena internacional

Claramente, una movida de esta naturaleza no cala nada bien en el tablero del comercio internacional, donde Washington ahora tiene el control por las expectativas que generan las todavía inciertas políticas de la Administración Biden hacia los socios clave con los que EE UU coloca sus mercancías en los mercados más rentables e importantes del mundo: Canadá, Francia, Alemania y el Reino Unido.


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La premisa en esta etapa de emergencia es el ‘Made in America’ (Hecho en Estados Unidos, en inglés). La primera potencia mundial necesita poner las cosas en orden en casa para luego reconstruir los negocios externos, aunque eso es un duro golpe para las exportaciones canadienses, alemanas, británicas y francesas, que tienen mucho campo de acción y demanda en territorio estadounidense, pero ahora que el nuevo presidente ha hablado, es necesario una dosis temporal de proteccionismo para reactivar los capitales perdidos durante la fase más dura de la recesión, aunque eso implique daños económicos colaterales para las demás potencias occidentales.

El decreto presidencial es tajante al asegurar que las nuevas empresas tengan acceso a las licitaciones. Es decir, todos los productos locales de insumos clave como aluminio, hierro, materias primas químicas, energéticas, etc., podrán tener derecho y espacio en el mercado interno para pactar contratos con el Gobierno. “Estas inversiones contribuirán a crear trabajos sindicalizados y bien remunerados y a reconstruir mejor nuestra economía (tras la crisis de la pandemia) para que todo el mundo tenga una oportunidad justa de ser clase media”, ha indicado la Casa Blanca en un comunicado emitido este lunes luego de que la información fuese adelantada en una conferencia con los medios por la secretaria de Prensa, Jen Psaki.

¿Cómo podría dar resultados este decreto?

El propósito es reducir la pobreza y lograr que la mayor cantidad posible de los 12 millones de estadounidenses que viven en extremas condiciones de calamidad social-económica puedan optar por un empleo bien remunerado -con los fondos públicos de la Administración Federal- y de esa forma entrar en el umbral de la clase media con un ingreso que les permita tener acceso a alimentación, servicios básicos, educación, salud y cierto nivel mínimo de ahorro; un plan que Biden ya había esbozado cuando era candidato y luego cuando se convirtió en presidente electo.

En una alocución transmitida en vivo la tarde de este lunes, el presidente Biden aseguró que EE UU ha gastado más de 3.000 millones de dólares en compra de productos e insumos extranjeros. Por esa razón, anunció la creación de una ‘coordinación especial de Made in America’ dentro de la Oficina de Administración de Presupuesto de la Casa Blanca para supervisar todos los asuntos relacionados con la producción y la mano de obra nacional. La intención del mandatario liberal de centro-izquierda es fortalecer la industria manufacturera estadounidense e innovar las iniciativas de producción nacional. 

Por lo tanto, en ese comunicado de la Casa Blanca se lee el evidente mensaje subliminal compuesto de las premisas que han marcado la agenda política de Biden incluso antes de ser presidente: reconstrucción económica, justicia social y clase media; tres propuestas con las que el demócrata ganó 81 millones 283.485 votos. Al ser la clase media un elemento clave en la estructura de la economía y la sociedad de EE UU, Biden busca reducir el desempleo del 6,2% dejado por Trump a un 3% o incluso menos echando mano de la fuerza laboral de esa pujante clase mediante, que durante décadas ha sido un símbolo del cotizado ‘sueño americano’. @mundiario

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