El primer cabrio coupé de la historia cumple 80 años: el Peugeot 401 Eclipse

El Peugeot 401 Eclipse haciendo gala de su capota rígida y eléctrica
El Peugeot 401 Eclipse haciendo gala de su capota rígida y eléctrica.

En 1934, el fabricante francés Peugeot presentaba el primer descapotable con techo rígido, un segmento que resucitó hace 15 años para volver de nuevo al olvido.

El primer cabrio coupé de la historia cumple 80 años: el Peugeot 401 Eclipse

En 1934, el fabricante francés Peugeot presentaba el primer descapotable con techo rígido, un segmento que resucitó hace 15 años para volver de nuevo al olvido.

El salón del automóvil de Paris de 1934 tenía preparada una primicia mundial, ese era el evento elegido por Peugeot para enseñar el sistema Eclipse. Montado en el modelo 401, ofrecía la posibilidad de contar con un coupé y un cabrio en el mismo modelo. El sistema consistía en un complejo sistema de bisagras con accionamiento eléctrico que escondía el techo bajo el maletero, en una misma pieza. Pese a lo revolucionario del invento, no obtuvo el éxito esperado, logrando unas ventas de apenas 80 unidades. Peugeot no escatimó esfuerzos y ofreció el sistema en el 601, con resultados similares. Habría que esperar más de 20 años para ver el siguiente exponente, que sería el Ford Farilane 500 Skyliner en1.957, que pese a obtener unas cifras de ventas decentes dejaría de producirse en 1.959. Y es que frente a la competencia con techo de lona resultaba un modelo pesado y poco práctico, debido a que la capota inhabilitaba el maletero por completo.

Mercedes SLK

En 1996 Mercedes volvía a probar suerte con el techo rígido con el SLK, un pequeño roadster biplaza, que utilizaba un complejo sistema hidráulico capaz de esconder el techo dentro del maletero. La principal novedad, radicaba en la capacidad de plegar el techo en dos piezas, lo que reducía el espacio ocupado, dejando un pequeño maletero de 140 l. Además con el techo desplegado, podía aprovecharse el espacio que ocuparía en el maletero, dejando un volumen de 348 l, a la altura de un compacto. El sistema encandiló al público, y el número de pedidos no dejó de crecer, así la primera generación de este modelo vendería 310.000 unidades en 8 años. Parecía evidente que un nuevo nicho de mercado acababa de nacer. En el automóvil hay determinados segmentos que en su momento fueron explorados como nichos de mercado, sirvan como ejemplo los monovolúmenes compactos, o los SUV. Así muchos fabricantes no lo dudaron y apostaron fuerte por ese nicho, esperando al nacimiento de un nuevo segmento.

Peugeot 206 cc

A veces la historia tiene ciertos caprichos, así Peugeot que fue el primer impulsor de la idea del techo rígido retráctil, tenía que ver como eran otros los que sacaban rendimiento al concepto. Los franceses no lo dudaban y en el desarrollo del utilitario 206, incluían una variante cabrio coupé. El 206 salía a la venta en 1.998, pero la variante CC no lo haría hasta dos años después, dos años que el departamento de marketing de Peugeot no desaprovecharía con continuas filtraciones. El éxito del pequeño francés fue arrollador, y es que era capaz de ofrecer lo “mismo” que Mercedes a precio de utilitario. En 7 años, se fabricaron más de 360.000 unidades, siendo un éxito de ventas en lugares tan dispares como Suráfrica o Australia. El caso australiano es especialmente llamativo, ya que el 25% de los 206 que se vendieron allí eran descapotables.

La burbuja

Tras comprobar el éxito del 206, Peugeot decidía sacar una variante similar para el 307, con la novedad de ofrecer cuatro plazas aprovechables. Además debido al voluminoso techo ofrecía un enorme maletero cuando el techo estaba desplegado. Ese lanzamiento supuso el inicio de una carrera entre los generalistas, donde pronto aparecerían los Renault Megane CC, Opel Astra Twin Top, Ford Focus CC, Volkswagen Eos o Volvo C70, etc.. En una época de “vacas gordas”, los coches “capricho” tenían gran cabida en la demanda creciente.

En esta época producir descapotables con techo de lona llegó a ser considerado un anacronismo, y una muestra de carencia de tecnología. Incluso algún gurú del automóvil llegó a pronosticar que en el futuro la mayoría de los coupés tendrían techo retráctil. Sin embargo la realidad distaba mucho de ser tan espectacular como nos la estaban vendiendo. Casi todos los cabrio-coupé disponibles se trataban de derivados de compactos, y en muchos casos su desarrollo e incluso su fabricación se dejaba en manos de especialistas como Karman, Bertone o Pininfarina.

El ocaso

A medida que la crisis se fue haciendo más patente, la objetividad fue ganando camino a la pasión, y desde un punto de vista objetivo los cabrio-coupé tenían algunos puntos flacos importantes. En general los grandes cabrio-coupé de cuatro plazas necesitaban de un gran espacio en el maletero, pese a los complejos sistemas de plegado. Eso provocaba que el diseño de la trasera fuese excesivamente voluminoso, e incluso en algún caso hasta tosco. Para mitigar este efecto se optaba por inclinar y alargar en exceso los parabrisas, reduciendo el tamaño del techo, pero sacrificando la habitabilidad en las plazas delanteras. Debido a que se trataba de derivados de compactos, era necesario reforzar la parte baja de las carrocerías para sostener el conjunto, además de utilizar complejos sistemas de protección en caso de vuelco. Todo esto, sumado al mecanismo del techo, se traducía en un incremento notable del peso, lo que aumentaba el consumo y reducía el dinamismo del conjunto, con lo que perdían carácter deportivo frente a un coupé convencional. Por último estaba el gran drama de un descapotable, las filtraciones, algunos fabricantes acabaron literalmente agotados de luchar para eliminar las filtraciones de sus modelos.

A día de hoy son muy pocos los herederos del Eclipse que se mantienen en producción. La dureza de la crisis ha acabado con los coches de capricho, obligando a los fabricantes a racionalizar sus gamas. La misma crisis obligó a Pininfarina y a Bertone a cerrar sus fábricas, por lo que muchos fabricantes perdieron socios industriales fundamentales para sacar adelante estos modelos.

Con todo ello cada vez son menos los modelos que todavía apuestan por el techo “duro”, y para muchos de los que se comercializan ya se ha anunciado que no habrá sucesores. Para disfrutar de un techo rígido habrá que olvidarse de los fabricantes generalistas y entrar en el segmento premium, donde Mercedes sigue fiel con sus SLK y SL, y BMW planta batalla con el Z4 y la Serie 4. 

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