Las potencias turísticas europeas exigen un plan de rescate a la UE ante la recesión

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El comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton / Reuters.
Bruselas espera pérdidas de al menos 50% en el sector turístico para este año, que supone el 12,1% del PIB europeo, es decir, unos 50.000 millones de euros en pérdidas para el sector.
Las potencias turísticas europeas exigen un plan de rescate a la UE ante la recesión

La fuente del 10% del PIB europeo proviene de los capitales que llegan al continente con los turistas extranjeros y comunitarios. Un total de 1,8 billones de dólares circulan y son importados a Europa gracias al atractivo turístico de una región que cuenta con los paraísos naturales, destinos vacacionales y estadías más costosas de Occidente. Pero justo en medio de una pandemia, el turismo queda relegado a un plano que ni siquiera es el segundo, sino uno artificial o hipotético en el que, si las condiciones lo permiten, se podría reactivar una pequeña parte del sector cuando se recuperen los sistemas de salud, el consumo, los mercados laborales y los presupuestos de las familias en Europa.

La pandemia está fragmentando la industria turística hotelera. La demanda está en cero. Con el efecto dominó de la paralización de la industria aérea, la movilización también está en cero por los aviones estacionados en tierra. Y a las puertas del verano, los países del Mediterráneo pueden verse privados de una de sus principales fuentes de ingresos. Esto afectará seriamente sus capacidades fiscales hasta el punto en que podrían perder ingresos promedio por el orden de los 6.000 millones de euros solo en España. Si esa tendencia se multiplica en un nivel similar de pérdidas, estaríamos hablando de entre unos 60.000 y 100.000 millones de euros en capitales que no entrarán este año a Europa por la vía del turismo.

Es por esa razón que Bruselas ha puesto sobre la mesa un plan de rescate para el sector con el 20% de los recursos del fondo de recuperación que debaten los líderes de la UE, según le explicó el comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, Thierry Breton, al diario El País en una entrevista reciente. Si el fondo logra gestarse en el monto previsto de 1,6 billones de euros, el financiamiento de la UE al sector turístico comunitario rondaría los 320.000 millones para financiar el programa de recuperación.   

Nueve países –entre ellos España, Francia, Italia y Grecia— se han sumado a esa propuesta y, en una declaración conjunta, han pedido medidas económicas y “reglas homogéneas” que garanticen la movilidad y la seguridad dentro de la Unión Europea para tratar de salvar los muebles esta temporada. La industria hotelera verá cómo sus inversiones, cotizaciones en la Bolsa y dividendos caerían en la medida que la línea salvavidas de Bruselas tarde en llegar y la recesión sea irreversible para el sector en los siete meses que quedan de 2020.

Bruselas se prepara para empezar a procesar los primeros datos oficiales sobre el desplome económico. Tomando en cuenta que, según el Fondo Monetario Internacional, la eurozona se desplomará un -7,5%, la prioridad del alto buró político en la capital belga y el establishment financiero en el Banco Central Europeo, no será la reanimación del sector turístico, sino el financiamiento a los países sedes de esa industria en el Mediterráneo para evitar que se genere una crisis de deuda y de déficit fiscal en la periferia de la eurozona y del eje del Espacio Económico Europeo.

El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, indicó este lunes en el Parlamento Europeo que las previsiones de la Comisión Europea van en línea con las del Fondo Monetario Internacional (FMI), que señalan una caía del PIB del 7,5%. Aunque el golpe ha sido “simétrico” y “externo”, sus consecuencias no lo serán. Primero, unos países han sacado más munición que otros y prevén jugar cartas, aunque unos ya lo han hecho, basadas en estrategias de estímulo fiscal en un ciclo infinito de inyección, gasto, reanimación y crédito, como es el caso de la mayor economía de Europa; Alemania.

Segundo, la economía de unos está más expuesta a las limitaciones en los movimientos de los ciudadanos por el peso de la industria turística. Y tercero, muchos países se hallan en ambos grupos, según los análisis que se extraen como conjeturas de las proyecciones de la cartera de Economía de la UE. Esto implica que la volatilidad es el principal factor de riesgo en las economías periféricas que dependen del turismo y de los flujos de viajero que salen de los países del Sur, así como de Alemania, Francia, Bélgica y Países Bajos.

Bruselas espera pérdidas de al menos 50% en el sector turístico para este año, que supone el 12,1% del PIB europeo, es decir, unos 50.000 millones de euros en pérdidas para el sector y 217.800 millones de euros en pérdidas para el PIB de la UE, estimado en 17,5 billones de euros (18 billones de dólares, USD1 billón menos que el PIB de Estados Unidos; USD19 billones).

El golpe será mayor en los países en los que este sector genera más riqueza y empleo. Nueve países –Bulgaria, Chipre, Francia, Grecia, Malta, Italia, Portugal, Rumania y España— metieron presión al debate abierto por Breton la semana pasada con una declaración conjunta que publicaron al finalizar el Consejo de Ministros de la UE.

Esas naciones, a excepción de España, son las que cuentan con PIBs tan pequeños, que su dependencia de los financiamiento del BCE para sobrevivir a la pandemia es casi vital, pues no cuentan con los stocks de capital que tienen Alemania, España y Francia para brindar créditos a sus empresas y subsidios altos a la población.

En el documento, esos nueve países destacan que el turismo es una “industria estratégica” y piden a la Comisión que “protejan al sector con las líneas de crédito del Banco Europeo de Inversión y los empleos con el programa Sure para financiar instrumentos como los expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), aprobados por el Consejo Europeo la semana pasada”. Los ministros piden un plan basado la “innovación”, la “digitalización” y “la sostenibilidad”.

Además, la misiva detalla que piden medidas para “garantizar la movilidad de los ciudadanos mediante el apoyo a las aerolíneas y estándares de seguridad comunes”. @mundiario

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