Los políticos españoles no toman medidas para reducir “la grasa”

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Deuda Publica.

Los políticos, cansinos, volverán a pedirnos el voto, pero ninguno es capaz de tomar medidas de reducir el gasto improductivo, la grasa, lo superfluo. No quieren perder sus numerosas poltronas.

Los políticos españoles no toman medidas para reducir “la grasa”

Es de lo que ellos viven: del voto del ciudadano, pero que una vez realizado parecen decirnos “si te vi, no me acuerdo”. Viene esto a cuento porque uno de los graves problemas de España es el Déficit Público que los distintos gobiernos no son capaces de atajar.

El déficit supone pedir nueva Deuda Pública, que se aproxima a cantidades que tendrán que pagar nuestros nietos, biznietos y tataranietos.

Un déficit público del -5.14% anual supone pedir prestados 51.400 millones de euros más de Deuda Pública al año (además de renovar la anterior) hasta alcanzar una deuda del 100.4% del PIB, es decir, de un billón de euros.

Recordemos que no hace tantos años la Deuda Pública era (el año 2008 con el presidente Rodríguez Zapatero) del 40.2% del PIB. Al final de la legislatura en 2011 lo subió al 70.5% del PIB.

Así empezó el gobierno del presidente Rajoy, en 70.5% del PIB y al final de la primera legislatura suya, en 2014, la Deuda Pública aumentó hasta el 96%. Al final de 2015, la Deuda Pública con el gobierno del PP ha alcanzado el 100.4%. Actualmente, agosto de 2018, la Deuda Pública es del 98,10% del PIB.

Es decir: tanto en el último gobierno del PSOE (con Rodríguez Zapatero), como en el último del PP (con Rajoy) cada uno ha aumentado la Deuda Pública en aproximadamente 300.000 millones de euros.

¿y a donde han ido parar ese enorme gasto? Muchos analistas económicos dirían que para pagar el exceso de políticos (en España hay 450.000, en Alemania funcionan con 100.000, sobran más de 350.000) y de numerosos asesores, ya tenemos los funcionarios que si son necesarios.

Habría que prescindir de Parlamentos Autónomos (menos cinco, el Reino Unido funciona con cuatro), Diputaciones  (ya están las autonomías), Senado, Organismos Autónomos y Empresas Públicas, unir ayuntamientos. Organismos para muchos analistas innecesarios e improductivos que España no se puede ni permitir ni pagar.

Todo esto es mucho dinero derrochado por los dos grandes partidos y, si no se toman medidas, se seguirá derrochando, hasta llegar a un punto en que no nos presten más.

Los políticos nos volverán a pedir el voto, pero no nos dirán como van a solucionar el problema del enorme Gasto Público, del gasto improductivo, de “la grasa”. ¿Qué programa electoral de los partidos propondrá suprimir los puestos políticos sobrantes? Posiblemente ninguno.

Tal vez el que más se aproxime sea el programa de Ciudadanos, que en el anterior programa electoral propuso suprimir las Diputaciones Provinciales y los Cabildos y sustituir el Senado por reuniones de los presidentes de las Comunidades Autónomas.

Sería necesario que algunos políticos fuesen más tecnócratas, más técnicos, que supiesen gestionar. Pienso en los grandes gestores de las empresas multinacionales españolas.

Cuando una empresa en dificultades, o con pérdidas, precisa un cambio de rumbo, entonces busca al mejor gerente, presidente o directivo que pueda pagar.

El gestor económico lo primero que hace al llegar es pedir la cuenta de gastos y después de su estudio empieza a eliminar gastos superfluos, innecesarios, suntuarios o el personal menos afectado de las áreas de producción y ventas. Luego si, trata de aumentar los ingresos vía aumento de ventas.

Los políticos, generalmente, no son buenos gestores económicos, gastan lo que no tienen, algunos derrochan y otros no controlan el presupuesto adecuadamente.

Sería necesario volver a una Deuda Pública del 70% del PIB, de cara al año 2020 para no tener nuevos problemas en este campo con la Comisión Europea, que nos volverían a imponer una serie de reformas económicas, es decir, recortes en el Estado del Bienestar y en las pensiones.

Mientras tanto, la clase política ni toma medidas de cara a reducir el aparato administrativo del estado, ni informa de los posibles problemas futuros. Al ciudadano informado se le hace muy difícil elegir el partido al que votar. @mundiario

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