¿Podemos consentir que existan territorios con tasas de desempleo superiores al 20%?

Inemficaz -  Félix Ronda
Inemficaz. / Félix Ronda

En la época del Big Data y con las nuevas corporaciones del sector tecnológico-financiero afilando sus uñas para acaparar las mayores cuotas del mercado posibles, corremos el peligro de olvidar los verdaderos principios esenciales de la economía real. 

¿Podemos consentir que existan territorios con tasas de desempleo superiores al 20%?

La economía que nos espera no será una economía totalmente regida por el mercado, la mano invisible o los azarosos designios de las corporaciones transnacionales. Más bien al contrario; será una economía dirigida a reequilibrar los elementales principios de igualdad y justicia social. Algo lógico y natural, porque cuando algo no funciona, cuando algo no satisface con entera plenitud los anhelados objetivos humanos, entonces solo cabe cambiar y comenzar cuanto antes el único proceso de reconstrucción que posibilite la mejora económica y social.

El modelo económico de competencia perfecta, por ejemplo, considerado por determinados expertos un punto de partida fundamental para el desarrollo de las sociedades modernas, resulta que en última instancia no es nada más que eso, un marco teórico o académico. Ninguna de las economías modernas se desarrolla, en el fondo, bajo el presupuesto ideal de la competencia perfecta, algo que ocurre desde el preciso instante en el que siempre vamos a tener a quien esté dispuesto a quebrar el orden legal con el fin de obtener otra ventaja competitiva más.

En la época del Big Data y con las nuevas corporaciones del sector tecnológico-financiero afilando sus uñas para acaparar las mayores cuotas del mercado posibles, corremos el peligro de olvidar los verdaderos principios esenciales de la economía real. ¿Podemos consentir que existan territorios con tasas de desempleo superiores al 20%? ¿Que existan estados lastrados por deudas públicas y privadas inasumibles?  ¿Que se empleen combustibles fósiles para exportar mercancías a los polos opuestos del planeta cuando estas podrían ser manufacturadas en los países receptores? La respuesta es no y enfocar toda nuestra voluntad a corregir dichos desequilibrios ha de ser la prioridad.

Avanzar hacia el futuro a los lomos de una economía  que no atiende a las verdaderas problemáticas de la sociedad nos degrada, nos retrotrae al pasado y nos convierte en seres –aprovechando lo anterior– “imperfectos”. Cambiar, cambiar, cambiar, es lo único que debemos demandar. Rechazando al mismo tiempo los patrones de desarrollo que impiden el progreso colectivo y social.

Comentarios