El petróleo repunta con timidez tras el bloqueo de la OPEP sobre la saturada oferta mundial

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Un trabajador petrolero bombeando crudo en Irak / La Vanguardia.
La ausencia de esos casi 10 millones de barriles se notará, pero es justo y necesario en un escenario económico global en el que la demanda mundial se ha contraído casi a cero. 
El petróleo repunta con timidez tras el bloqueo de la OPEP sobre la saturada oferta mundial

No es el mejor momento del mercado del petróleo, pero su reanimación supone un respiro para las pequeñas naciones que viven de la exportación de crudo y también para las grandes potencias que tendrían una pieza faltante en su ajedrez geopolítico basado en la influencia energética, la diplomacia petrolera y el tan poderoso factor del llamado 'petrodólar'.

Por lo tanto, ya se ha consumado la necesidad de que el mercado se diera un respiro y que los máximos productores, que controlan el monopolio de los flujos globales de crudo que abastecen las industrias clave en los sistemas productivos de muchas naciones alrededor del planeta, les dieran un respiro a los países consumidores -todos en recesión por la pandemia de coronavirus-. 

Es una bomba de oxígeno que les permitirá a los exportadores incrementar sus márgenes de rentabilidad para invertir en nuevos inventarios y más producción una vez que pase la pandemia y el gigante del mercado petrolero vuelva a despertar. El acuerdo de los principales países productores de petróleo para establecer un recorte histórico de 9,7 millones de barriles diarios a la producción ha animado el golepado mercado del crudo.

La ausencia de esos casi 10 millones de barriles se notará, pero es justo y necesario en un escenario económico global en el que la demanda mundial se ha trasladado del petróleo a los alimentos, la industria médica y la industria farmacéutica, es decir, la demanda económica y comercial global ahora está condicionada por el instinto humano de la supervivencia, y no por el paradigma del desarrollo energético, infraestructural, tecnológico e industrial que prevalecía antes del inicio de la pandemia. 

El precio del barril de Brent, de referencia en Europa, sube a los 32 dólares, un día después de que la OPEP ampliada pactase reducir sus bombeos en casi 10 millones de barriles al día para hacer frente a la bajada de la demanda como consecuencia de la crisis del coronavirus.


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Con ese repunte, los países y empresas petroleras europeas tendrán un mayor radio de acción para reactivar sus industrias a partir del consumo interno y así generar e imprimirle mayor velocidad a la actividad económica e industrial de sus respectivos sistemas, una situación que detonaría un efecto dominó muy positivo para toda la eurozona. 

Por otro lado, el banco estadounidense de inversión Goldman Sachs, sin embargo, cree que el recorte es “insuficiente” y prevé que los precios van a seguir desplomándose, informa la agencia Reuters. Es decir, el mercado podría reaccionar negativamente debido a que la oferta sigue siendo muy grande para la poca o nula demanda que hay, lo que deviene de los enormes inventarios de crudo que permanecen estancados en todo el mundo a causa de que Arabia Saudí inundó el planeta de petróleo con una inyección de 12 millones de barriles a precio de 20% de descuento tras declararle una guerra de precios a Rusia y en detrimento de la posición de EE UU en el mercado con su caro petróleo de esquisto. 

En una jornada en la que las Bolsas de los principales países europeos han permanecido cerradas por las vacaciones de Semana Santa, el valor del barril de Brent consolida una revalorización en torno al 2%, tras una trayectoria oscilante a lo largo del día que hace más latentes las dudas que existen en el mercado sobre si el acuerdo logrará estabilizar los precios.

La incertidumbre es global, pero si los países productores no entran en consonancia para mantener el acuerdo en medio de una recesión económica mundial que empezó hace pocos días, entonces la demanda terminará de colapsar y la oferta excedentaria podría llevar a muchas empresas estatales y países potencia del crudo a déficits operativos y comerciales de miles de millones de dólares. 

Desde que la pandemia se empezó a extender en Europa a mediados de febrero, el crudo se ha desplomado a la mitad de su valor: de 60 euros a 30 (unos 32 dólares), arrastrado por el conflicto entre Rusia y Arabia Saudí para pactar un recorte de la producción que finalmente se ha producido contra todo pronóstico.

El mercado estaba más presionado por Rusia y Arabia Saudí que por el propio EE UU. Y eso es porque Moscú y Riad mantienen su pulso bilateral por el dominio geopolítico del Medio Oriente y Asia a través del petróleo para que luego sea uno de los dos quien termine de expandir y consolidar su proyecto comercial y económico sustentado en la política de la industria energética hacia América Latina en un encarnado pulso con la primera economía del mundo: EE UU.

El desplome de la demanda mundial, provocado, entre otras causas, por las cancelaciones de vuelos y la disminución del tráfico rodado debido a las medidas de confinamiento en la que se encuentran 3.800 millones de personas de una población mundial de 6.000 millones, ha empujado a un acuerdo que se vislumbraba imprescindible desde hace meses, pero tiene letra pequeña —México ha conseguido una reducción testimonial—. Por lo tanto, México logró que EE UU bajara primero su producción y eso le dio pie a Rusia y Arabia Saudí para actuar y ceder solo porque su mayor competidor al otro lado del Atlántico retrocedió posiciones en un mercado que estaba saturado de petróleo pesado, caro y altamente contaminante como el estadounidense, producto de la polémica técnica del fracking.

Sin embargo, esta sequía del mercado y la desaceleración casi total de la guerra petrolera ruso-saudí podría no generar el casi utópico efecto rebote que tanto esperan las potencias y el cartel de la OPEP. El precio del barril aún cotiza en mínimos de las últimas dos décadas y se prevé que el consumo caiga entre un 20 y un 30% hasta que se supere la pandemia. El West Texas, de referencia en Estados Unidos, oscila sin una tendencia clara entre los 22 y los 23 dólares por barril. @mundiario

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