Parece ser que cambian los gobiernos pero la vieja política continúa

Hasta el momento no solo que no se ha trazado un nuevo paradigma sino que por el contrario se continua con la vieja escuela; es decir, para los farmacéuticos "otra vez sopa".
Cartel sobre la falta de pago en una farmacia. / Mundiario

En Argentina los ciudadanos votaron por el cambio, sin embargo los farmacéuticos advertimos de que el PAMI –Obra Social de los jubilados- nunca mantuvo una deuda tan grande como la existente.

Parece ser que cambian los gobiernos pero la vieja política continúa

Continuando con el artículo Estafa en Argentina: jubilados fallecidos que seguían consumiendo medicamentos en el que ponía en valor que esta nueva administración detectaba una estafa millonaria en la que personas fallecidas utilizaban sus nombres para adquirir medicamentos costosos, bajo una estructura delictiva que involucraba a profesionales y al propio PAMI. A su vez concluía o estimaba que esta nueva gestión, encabezada por el Dr. Carlos Javier Regazzoni, estaba ante una oportunidad única que les permite reestructurar un sistema en el que, hasta el momento, se ha intentado soslayar a la farmacia comunitaria, una entidad que le trae muchos beneficios al sistema de salud.

Pues a pesar de esto, hasta el momento no solo que no se ha trazado un nuevo paradigma sino que por el contrario se continua con la vieja escuela, en donde como reza el dicho popular “para los farmacéuticos otra vez sopa”; es decir, en lugar de buscar un nuevo norte en donde se jerarquice la situación en pos de la salud de nuestros abuelos parece ser que se gestiona en detrimento, en donde prima la improvisación, al destacarse la intención de realizar recortes en lugar de hacer un uso racional del medicamento con quien conoce de esto (el farmacéutico no ha sido considerado y se ha hecho un acuerdo que no mejora la prestación actual sino que por el contrario ratifica el modelo vigente de administración, el mismo que fue denunciado por irregularidades).

El sector farmacéutico argentino, desde hace varios años, está padeciendo un gran dilema, y es como sostener sus prestaciones sin debilitar el servicio sanitario. Todo se remonta a la considerable crisis económica, padecida por Argentina en 2001/2002, en donde la Seguridad Social estaba al punto del colapso, amenazando con dejar sin cobertura a la población, es allí donde las farmacias resignaron gran parte del honorario profesional brindando descuentos excepcionales a los convenios con el PAMI, y demás obras sociales; de este modo colaboramos en mantener la cadena de distribución del medicamento. Pese a que la emergencia se superó, hace varios años, esa cesión extraordinaria que hicimos no se ha logrado normalizar. A  todo esto se le suma que, en la actualidad, estamos en un contexto inflacionario, con incrementos permanentes de los costos fijos (servicios, insumos, etcétera.).

A este deterioro del honorario profesional hay que sumarle que en la actualidad hay un atraso, aún mayor a lo habitual, o mejor expresado nunca hubo una deuda tan grande como la que existe en la actualidad. En este punto, están los convenios del PAMI (obra social de los Jubilados y Pensionados), en donde la unión de los laboratorios y el Estado, para brindar cobertura en medicamentos a sus afiliados, utilizan a las farmacias como un fusible; ellas son quienes financian el aumento de los consumos y soportan los atrasos en los pagos correspondientes a esta prestación, financiando entre 90 y 120 días el trabajo y servicio prestado, y si a esto le sumamos que la farmacia paga a sus proveedores en plazos que varían entre los 7 y 14 días es muy evidente que el sistema está en decadencia.

En estas condiciones, la continuidad del servicio farmacéutico se hace inviable ya que en algunos casos no llegan a cubrir sus propios costos viéndose afectada su dinámica económica y laboral. En este contexto, y debido a la actual situación producida por la falta de los pagos del Convenio PAMI-Industria, la dirigencia farmacéutica está llevando adelante algunas medidas para intentar resolver esta situación económica-financiera.

Frente a esta situación, las farmacias comienzan a tener dificultades para saldar sus pagos con las empresas que forman parte de la distribución de medicamentos, las cuales amenazan con cortar las cuentas corrientes de las farmacias, dejando a las mismas sin stock de medicamentos para poder atender las necesidades de toda la población, sean beneficiarios o no de la seguridad social; es decir, en el contexto actual no se pude garantizar un servicio completo.

Cabe destacar que algunas farmacias ya están dejando de brindar crédito a los afiliados frente a esta emergencia, y en las próximas horas podría tomarse una decisión gremial, de no mediar un pago o la cancelación de la deuda.

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