Negociaciones presupuestarias mal planteadas y peor resueltas

Tiempo de pactos.
Tiempo de pactos.

Frente a un escenario político tan fragmentado como el actual necesitamos (y necesitaremos) diálogo para lograr una distribución justa de los recursos...

Negociaciones presupuestarias mal planteadas y peor resueltas

Me parece muy bien que existan gobiernos en minoría obligados a la negociación y al pacto; de forma que las leyes, incluyendo la de los presupuestos generales del Estado, reflejen la diversidad de criterios sobre políticas públicas, en general, y sobre gastos e ingresos públicos en particular. Opciones de izquierda y derecha, conservadoras, liberales, socialdemócratas, de izquierda radical. Son distintas maneras de ver el Mundo y enfrentarse a él. Cierto que la lógica de las democracias hace que las visiones que no se alejan demasiado del centro tienen más opciones de triunfar. Pero eso es otra cuestión.

En cambio, me preocupa que la negociación presupuestaria se convierta en un puro mercadeo sobre qué parte del pastel presupuestario se lleva una parte de España. Llevado al extremo, que el mercadeo verse sobre avances en procesos de destrucción del espacio común, de la independencia de un territorio (Cataluña) o de la asimetría confederal (País Vasco). Por muy federalista que sea uno, hay momentos en los que toca ponerse el sombrero de ciudadano español y contemplar las cuestiones con esa amplitud de miras.

Lo que le pido a un Gobierno central es que distribuya los recursos de manera justa, que ejecute sus inversiones siguiendo un plan que cubra de forma razonable al conjunto del país. Le pido también que no se deje arrastrar por quienes no creen en el espacio común y que aprovechan los momentos de debilidad para avanzar en su estrategia centrífuga. Pero en un espacio político fragmentado como el actual resulta necesario pedirles a los partidos de la oposición de carácter estatal esa amplitud de miras que no es una quimera. Lo hizo, por ejemplo, Javier Fernández con Mariano Rajoy hace un par de años. Necesitamos más diálogo. Con el reparto de escaños actual en el Congreso de los Diputados, sin duda. Pero, muy previsiblemente, también con el siguiente reparto. Gustará más o menos, pero la fragmentación no va a desaparecer.

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