La navegación de los grandes buques mercantes

Un buque mercante. / Mundiario
Un buque mercante.
La modificación del dispositivo entró en vigor el 4 de mayo de 1994 y se alejaba así la navegación de los grandes buques mercantes hasta 21,4 millas de la costa. El sector está ahora de celebración.
La navegación de los grandes buques mercantes

Si lo que impera estos días en la costa gallega es un tren de borrascas, en el decenio 1981-1991 los vientos no fueron, ni mucho menos, favorables para el sector marítimo-pesquero. Lo prueban los 109 muertos registrados en los 240 accidentes producidos en la mar y solo en el área de A Costa da Morte. La mayoría de estos accidentes protagonizados por pesqueros y, en menor medida, por buques mercantes de todo tipo. Fue lo que movió a las autoridades españolas a diseñar y ejecutar frente a esa zona de la costa gallega un dispositivo de separación de tráfico marítimo que determinaba los canales de navegación de los buques mercantes, especialmente los que llevaban mercancías peligrosas. Pero los canales establecidos inicialmente afectaban de modo muy peligroso a los barcos de pesca, y la protesta no se hizo esperar.

El 13 de mayo de 1991, integrantes de las cofradías de pescadores de Muxía y Fisterra, patrones de arrastre litoral y titulados náutico pesqueros pertenecientes a la asociación Aetinape se reunían para iniciar la que fue una larga batalla para lograr el alejamiento de la costa del dispositivo de control de tráfico marítimo que, hasta entonces, permitía el paso de grandes buques, muchos de ellos con cargas peligrosas a bordo, hasta las 10 millas de la costa. Estos barcos invadían los caladeros de pesca en los que faenaban habitualmente 350 embarcaciones de toda la Costa da Morte y sus casi 4.000 tripulantes radicados asimismo en esta comarca de la provincia de A Coruña. Armadores, patrones y marineros reivindicaban un más intenso control de la que se conocía ya como "autopista" marítima frente a Fisterra y una mayor separación de la costa del mencionado dispositivo de control.

Recuerdo el resquemor de la mayoría de los convocados a esta reunión efectuada en un bar-restaurante muxián en el que, tras claras y duras exposiciones de la situación, finalizamos degustando una magnífica caldeirada ya bien entrada la noche.

El separador de tráfico marítimo regula el tránsito de buques entre el norte de Europa y el resto del mundo. Cuando se celebró la reunión que cito circulaban diariamente del orden del centenar de buques mercantes, la mitad de ellos con carga peligrosa y, desde luego, contaminante. El antiguo límite de las 10 millas afectaba a los caladeros Gamboteiro, Pozo da Nave y A Quiniela. Tras diversas modificaciones llevadas a cabo en el dispositivo, los buques con carga peligrosa y aquellos otros de mayor porte que navegaran en la zona, se ven obligados en la actualidad a hacerlo por los cuatro carriles o canales  ubicados a 21,7 y 28,3 millas de la costa en dirección Norte o de subida, y 35,5 y 39,5 millas en dirección sur o de bajada. En cada dirección existe un canal para mercancías en general y otro para buques con carga peligrosa. No hay en todo el mundo un dispositivo de control de tráfico marítimo tan alejado de la costa como este de Fisterra.  

A la demanda de los profesionales de la mar para aplicar las nuevas distancias de la costa se respondió por el Ministerio de Transportes que la separación solicitada era imposible dada la alta inversión que debería realizarse. Los pescadores no cesaron en su reivindicación y lograron ser recibidos por el secretario general para los Servicios del Transporte del Ministerio de Transportes, Manuel Panadero, quien les dio su apoyo. A los pocos días el Gobierno cambió de opinión y presentó un anteproyecto que los afectados estudiaron para su presentación ante la Organización Marítima Internacional (OMI). Se lograba así separar el tráfico marítimo a 20 millas de Cabo Touriñán y se alejaba, por tanto, de los caladeros de pesca a los mercantes.

En el mes de septiembre, España presentaba ante la OMI la modificación del dispositivo y, en 1993, se establecía el tan solicitado cambio, si bien con algunos recelos por parte del Gobierno de Madrid. La modificación del dispositivo entró en vigor el 4 de mayo de 1994 y se aleja al fin la navegación de los grandes buques mercantes hasta 21,4 millas de la costa.

Este sábado, 14 de diciembre, en el Museo del Voluntariado, en Muxía, se va a celebrar un acto que comenzará a las 12,15 horas, que conmemorará aquel logro en el que los marineros y Aetinape estuvieron unidos. Y lo volverán a estar el sábado, junto con el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada; el alcalde de Muxía, Iago Toba; el director general de Sasemar, José Luis García Lena, y el exsecretario general para los Servicios de Transportes, Manuel Panadero, además del presidente de los titulados náutico-pesqueros, José Manuel Muñiz. @mundiario

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