El multilateralismo llega a su fin y los Estados asumen una diplomacia económica sobre bases bilaterales

Bandera de Estados Unidos en China. RR SS
Bandera de Estados Unidos en China. / RR SS
Este análisis transcribe la primera parte del capítulo del Anuario 2019 del Foro Económico de Galicia titulado Elementos para contextualizar la economía mundial.
El multilateralismo llega a su fin y los Estados asumen una diplomacia económica sobre bases bilaterales

En este artículo se plantea una contextualización del momento actual, con  análisis de los factores clave. Así, son objeto de análisis los nuevos partenaires del mapa mundial –de los BRICS a los TICKS– y el nuevo rol de China. También se aborda la ralentización frente al recalentamiento económico. Las desigualdades económicas mundiales y dentro de los países, junto con la automatización y las nuevas formas de trabajo, constituyen otros elementos de análisis.

Factores clave

Las sociedades han buscado predecir el futuro a lo largo de los siglos. Unas consultaban al oráculo de Delfos, otras extrapolaban técnicas muy sofisticadas para definir escenarios. No haremos ni una cosa, ni la otra. En un clima donde reina la incertidumbre y donde el porvenir es completamente desconocido, nuestra misión, en este artículo, radica en proceder a contextualizar ciertos factores claves; sabiendo que la estimación de escenarios sirve para ayudar a una elección en el presente, y siendo muy conscientes que las cosas pueden cambiar en el futuro.

Auscultar la arquitectura mundial significa recurrir a valorar la coordinación entre objetivos; evaluar las instituciones; tratar de escudriñar las anteriores reformas; estudiar los procedimientos de la toma de decisiones; y extraer experiencias y lecciones de los últimos acontecimientos provenientes, principalmente, de la recesión financiera del 2007-2008. Contando con estos elementos podemos establecer cuatro escenarios posibles para los próximos años.

En primer lugar, un escenario continuista pero con cuestionamientos internos y externos. Bajo este escenario se contempla que la economía mundial crece lentamente a la vez que lo hace el comercio y los flujos financieros. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ganaría enteros como prestador de créditos al conjunto de países. Se consolidaría una triada de centros financieros mundiales (Wall Street, Singapur, Hong Kong). Sin embargo, la economía mundial estaría enfrentada a varios peligros, entre los que destacamos la crisis energética, desertización, contaminación y desastres naturales. Naciones Unidas (NN UU) tendría que aceptar que los Objetivos del Milenio están lejos de ser cumplidos y las desigualdades entre países se ensanchan.

Resultaría difícil aceptar que una toma de decisiones en los organismos internacionales fuera aceptada por todos. Asimismo, las organizaciones de la sociedad civil buscan desempeñar un rol básico y de ayuda para asegurar la transparencia. Las sociedades multinacionales, por su parte, reforzarían su influencia sobre la economía mundial, siempre en favor de sus intereses. Las reglamentaciones internacionales son débiles para asegurar un comportamiento de comercio leal entre todos; y, en cambio, juegan a favor de la búsqueda de beneficios a corto plazo.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) no respondería a las exigencias de los desafíos y con bastantes dificultades operaría el mecanismo de solución de diferencias. En ocasiones no se reconocen los derechos y las normas de trabajo decente, lo que ocasionaría situaciones de dumping social y abundancia de trabajo no decente.

En suma, el sistema mundial carecería de coordinación y de cohesión a nivel multilateral, regional y nacional. Los gobiernos y las organizaciones internacionales se acusan mutuamente de dicho estado de la cuestión; con lo que es muy frecuente la formulación de políticas mundiales incoherentes y contradictorias. Los desafíos mundiales no son abordados y los problemas mundiales no se resuelven, sino que se prolongan.

Un segundo escenario viene definido por la emergencia de Bloques Regionales.  Se prevé un cambio en lo tocante a la arquitectura mundial y como solución a las crisis anteriores (alimentarias, financieras y energéticas) Los gobiernos no se ponen de acuerdo sobre una base común, la concerniente a los sistemas de gobernanza. De ahí la pérdida de eficiencia de organismos tradicionales como la OMC, Banco Mundial, FMI, NN UU. La situación económica se agrava y la tasa de paro aumenta, los salarios disminuyen y el consumo es decreciente. Hay situaciones de malestar social y, en algunos casos, revueltas y tensiones políticas de envergadura.

Muchos gobiernos han cambiado sus prioridades y se ponen a desarrollar dinámicas de integración regionales, ya sea en su propia área ya sea en áreas más alejadas, constituyendo nuevos centros de gravedad. Es obvio que ciertos países pobres no pueden asumir soluciones en este escenario debiéndose insertar bajo la órbita de un país desarrollado.

Consecuencia de este proceso es la disminución de los procedimientos y normas multilaterales, creándose un Consejo Mundial de Regiones Económicas, como un foro exclusivo de los líderes de mundo. La OMC continúa existiendo pero son los acuerdos comérciales bilaterales y regionales quienes marcan la pauta. De ahí que sea no sea difícil deducir las siete grandes áreas: UE; bloque EE UU/América del Norte y Central; bloque India; bloque China; bloque Asia del Sur; bloque Rusas/Asia Central; países Asia del Sur/este.

Las otras áreas que no forman parte de dichos bloques negocian por separado, se mantendrían siendo independientes merced a su posición estratégica y geopolítica. Dichos grupos de países rivalizan por los recursos escasos (agua, alimentación, combustibles, minerales, etc.). Las tensiones y los conflictos aumentan y se resuelven de manera bilateral. Las sociedades multinacionales se adaptan a las nuevas estructuras y establecen una red regional de producción en el marco de una fragmentación productiva, de fusiones y participaciones de empresas. Predomina el comercio intra-regional y las barreas aduaneras en cada área están desmanteladas. Algunas regiones han logrado una integración monetaria y en ciertas ocasiones se llevan a acabo devaluaciones competitivas de divisas. No hay un acuerdo definido y profundo sobre todos los desafíos y problemas mundiales, aunque si voluntad de afrontarlos.

El tercer escenario es aquel definido por las estrategias mercantiles proteccionistas. Al no haber podido definir una arquitectura mundial pactada, las consecuencias son nefastas. Los efectos de las crisis hacen que algunos países (EE UU, UE, China, India) hayan apostado por estrategias mercantiles proteccionistas, aumentando tarifas aduaneras, limitando importaciones y elevando barreras no arancelarias para mercancías y servicios. Ello supondría un frenazo a la evolución económica. Las campañas de nacionalización y los populismos económicos impulsarían a muchas empresas multinacionales a retirarse de algunos países. Las finanzas internacionales se desacoplan de los préstamos mundiales, afectando al clima de confianza empresarial.

Grandes problemas mundiales

El multilateralismo llega a su fin, en tanto que los Estados persiguen una diplomacia económica sobre bases bilaterales. La OMC desaparece y los organismos como el FMI y Banco Mundial han agotado sus recursos porque los países no devuelven los préstamos recibidos. El cambio climático se convierte en la única preocupación de NN UU, aunque han rebajado sus acciones para mitigar sus efectos. Algunos países europeos abandonan el euro y la UE está a punto de desintegrarse. Ciertos países estarían siendo gobernados por movimientos populistas y extremistas que erigen muros proteccionistas adoptando políticas extranjeras agresivas y en algunos casos, neo-coloniales.

Los grandes problemas mundiales, como el cambio climático, la alimentación, la seguridad energética, se exacerban porque no son tratados de manera eficaz. Hay conflictos y guerras por los recursos; y los desastres naturales alteran algunas zonas costeras y desérticas. Se presencia una “carrera por África” con el objetivo de obtener el acceso a sus materias primas. Los peligros de una guerra nuclear amenaza a algunas partes del planeta poniendo en peligro la debilidad del sistema internacional.

Por último, como cuarto escenario, se puede perfilar un escenario más armonioso. Responde a una situación de mayor conciencia y de necesidad de actuar, una vez que sabemos los impactos y los efectos de las crisis alimentarias, financieras y energéticas anteriores.

Las experiencias de las burbujas económicas y financieras, la falta de actitud  de políticos e instituciones, y las repercusiones sobre el empleo, la seguridad y los avances tecnológicos, hacen que los movimientos sociales reclamen un “basta ya”, que se extiende por el planeta. Se formarán coaliciones muy potentes entre sindicatos, empresarios y organizaciones no gubernamentales, tanto de países desarrollados como en desarrollo, reclamando un liderazgo mundial más responsable.

Finalmente, los gobiernos se verán obligados a emprender cambios notables en sus estrategias llegando a definir un nuevo sistema multilateral. Dicha nueva arquitectura ha de partir de cero, pues los organismos clásicos (NN UU, OCM e incluso G20/G8 ya no existirían). Podría haber una Asamblea de la Gobernanza Mundial sobre la que pivote un nuevo sistema de Estados, empresas, sindicatos y ONG. Allí se podría determinar los principios generales del sistema multilateral. Allí se podrían definir los grados de complementariedad y los procedimientos de ajuste para los nuevos organismos re-inventados (Banco Mundial de Inversiones; Organización  Mundial del Comercio, pero con nuevas funciones; Organización Mundial del Trabajo; Organización Financiera Mundial; y Organización Mundial del Medio Ambiente).

En todos estos organismos mencionados no habría capacidad de veto y existiría una oficina de evaluación y de auditoria independiente, así como un mecanismo de seguimiento permanente de las políticas de cada organización a fin de asegurar la eficacia de dicho nuevo sistema multilateral. Se buscaría disminuir las desigualdades entre países ricos y pobres; se priorizaría la igualdad de oportunidades; se cubrirían las necesidades mininas de la población; y se estimularía el crecimiento de los emprendedores. Se garantizaría un comercio justo, con reglas financieras más claras, una mejora al acceso al crédito y a los servicios financieros. Se incluirían los costes medio-ambientales y los Estados invertirían mucho en los sistemas educativos para que pueda existir empleo cualificado.

Los riesgos

Planteados estos cuatros escenarios reseñamos el conjunto de riesgos existentes en el actual contexto. Tomamos nota de los más repetidos en los Congresos y Reuniones internacionales. Y lo hacemos desagregando cinco apartados. O sea, ampliando las triples amenazas clásicas (las derivadas de la economía, de lo social y del medioambiente) para incluir elementos nuevos y claves en el devenir de los próximos años, como son los factores de índole tecnológicos y geo-políticos.

Cuadro nº 1.- Clasificación de los riesgos

Riesgos

Descripción

Riesgo económico

Precio energía

Comercio ilícito

Situación del empleo y del desempleo

Crisis fiscales y financieras

Burbujas económicas

Efectos de la inflación/deflación

Carencia o deficiencia de infraestructuras básicas

Riesgo medio-ambiental

Pedida de biodiversidad y colapso en los ecosistemas

Cambio climático

Desastres naturales

Fenómenos meteorológicos extremos

Procedimientos de mitigación y adaptación

Riesgo social

Migraciones

Inestabilidad social

Crisis alimentarias

Problema del agua

Riesgo tecnológico

Ciber-ataques

Fraudes y robos informáticos

Consecuencias adversas de los avances tecnológicos.

Riesgo geopolítico

Fracaso de la Gobernanza mundial y regional

Ataque terroristas

Conflictos estatales

Armas de destrucción masiva

Situaciones de colapso estatal o global

Fuente: Elaboración propia.

De los BRICS a los TICKS

Hemos asistido a cambios muy notables en la configuración del mapa económico mundial. Los estados de las economías emergentes han hecho bascular los centros de gravedad globales. Y, en la actualidad, la geo-economía ocupa un lugar destacado en los análisis mundiales.

A comienzos del siglo XX, en 2001, el analista jefe de Goldman Sachs, Jim O Neill, crea el concepto BRIC (siglas que denominan al grupo de países compuesto por Brasil, Rusia, India y China) en un documento llamado Building Better Global Economics. Su reconocimiento tuvo lugar el 18 de mayo de 2008 cuando se reúnen formalmente los cancilleres de dichos países en Ekaterimburgo (Rusia). El auge de las mencionadas economías tiene su base en las dinámicas de crecimiento y comercio de sus commodities (mercancías básicas) en el mercado global. Es decir, el grupo incrementa su nivel de producción industrial y sus ventas al exterior, convirtiéndose en un competidor de otras economías más desarrolladas. Dicho auge e incremento de su capacidad productiva lo hacen suficientemente diferenciadores entre los demás fabricantes o productores. Sus condiciones de oferta les permite competir con gran intensidad en el comercio mundial.

Los BRIC concentran el 20% del PIB; el 40% de la población; y el 27% del territorio mundial. Albergan a casi la mitad de las áreas más pobres del planeta; poseen intereses diferentes pero reconocen poseer estructuras organizativas suficientes para poder competir globalmente. A este grupo inicial se le suma, en 2011, Sudáfrica, denominándose a partir de dicho momento, los BRICS.

Los rasgos más distintivos son: localización geográfica en continentes donde compiten con economías poco desarrolladas; registran crecimientos económicos notables pero con estructuras de distribución deficientes; escasa tecnología incorporada en los segmentos exportadores; disponen de ventajas comparativas importantes debido a su extensa variedad de activos; poseen recursos en liderazgo que les hacen producir bienes actuales y altamente demandados a nivel mundial; anotan amplia presencia de inversión extranjera en el interior de sus economías, con tendencia creciente en los últimos años (concentraba el 6% del total en 2000; y ascendió al 20%, en 2012.).

Los BRICS ejercen liderazgo territorial y funcionan como economías globales para poder beneficiarse y abrir nuevas oportunidades, desarrollando asimismo el nuevo rol de “puente de enlace”, tanto para sus empresarios como en los ámbitos de la diplomacia económica.

El tablero mundial se ha visto alterado con la emergencia de un nuevo grupo de países: los TICKS (Taiwan, India, China, Corea del Sur y Sudáfrica). Pertenecen a nuevas áreas geográficas mundiales. Sus actividades productivas y de servicios están más centradas en las tecnologías y se consideran las nuevas promesas del mundo. Sus economías subrayan tasas de crecimiento sostenidas en los últimos años y no se basan en los recursos naturales, sino en su potencial tecnológico con alto valor agregado. Son el reflejo de una nueva forma de crecimiento basado en el binomio educación y tecnología, que es considerado básico e imprescindible para poder abordar hojas de ruta de un desarrollo sostenido y armonizado.

Para dichos países, la tecnología es más confiable, y por tanto menos vulnerable que las aportaciones de los recursos naturales dada su volatilidad e inestabilidad, afectada si cabe más en la actualidad, por los efectos derivados del cambio climático. De ahí las nuevas apuestas y su mayor inserción en el comercio mundial y en los movimientos de capital.

No se puede dejar de hacer mención al nuevo rol de China. Dicho país acaba de dar a conocer e implementar sus nuevas estrategias de cara al futuro. Xi Jinping lo resumía de la siguiente forma, en la apertura del 19 Congreso del Partido Comunista de China (18 octubre 2017), “al seguir una diplomacia propia de un gran país hemos hecho avanzar la agenda internacional de China en todas partes y hemos creado un ambiente externo favorable para el desarrollo nacional. Hemos presenciado un nuevo incremento de la influencia internacional de China y de sus habilidades y capacidad para abrir y configurar nuevos rumbos”. Destacamos tres acciones: a) su proyecto Made in China-2025, lo que le permitirá alcanzar el liderazgo tecnológico mundial en dicha fecha; b) la puesta en marcha de las rutas comerciales, ya sea formalizadas en sus seis corredores terrestres y en sus rutas marítimas, expandiendo su presencia en varios continentes; y c) procurar ser el país hegemónico del área indo-pacífico, desplazando a los EEUU y logrando que el mundo sea más multipolar pero con inclinación más asiática. Un resumen lo plantea Xi Jinping cuando afirma “nadie está en posición de dictar a China lo que debe hacer”.

En suma, el mundo se configura como clubs de convergencia en donde los países participantes establecen específicos cuadros de cooperación y marcos de actuación coordinados.

Incertidumbre y pesimismo

Los análisis económicos en estos primeros meses del año 2019 rezuman incertidumbre y pesimismo. Queda atrás el periodo de la recuperación después de la crisis de 2008. También se han esfumado aquellos temores de volver a situarnos en situaciones parecidas a las del crash del 1929. En la actualidad, sobrevuela el fantasma de la recesión, a pesar de las cifras optimistas enunciadas desde Estados Unidos, la Eurozona, China o ciertas economías emergentes.

Cuadro nº 2.- Proyecciones de la economía mundial

(Tasa de crecimiento interanual del PIB)

 

Estimaciones

Proyecciones

 

 

2017

2018

2019

2020

Producto mundial

3,8

3,7

3,5

3,6

Economías avanzadas

2,4

2,3

2,0

1,7

Estados Unidos

2,2

2,9

2,5

1,8

Zona Euro

2,4

1,8

1,6

1,7

Alemania

2,5

1,5

1,3

1,6

Francia

1,3

1,5

1,5

1,6

España

3,0

2,5

2,2

1,9

Economías emergentes y en desarrollo

4,7

4,6

4,5

4,9

China

6,9

6,6

6,2

6,2

India

6,7

7,3

7,5

7,7

Rusia

1,5

1,7

1,6

1,7

Volumen comercio mundial

5,3

4,0

4,0

4,0

Economías avanzadas

4,3

3,2

3,5

3,3

Economías emergentes y en desarrollo

7,1

5,4

4,8

5,2

             

Fuente: FMI. Perspectivas de la economía mundial al día. (Davos, 21 de enero de 2019).

Sin embargo, a mi juicio, son destacables tres grandes dinámicas. La primera hace referencia a que los ciclos son cada vez más cortos. Lo  confirman desde el BCE y la nueva economista jefe del FMI, Gita Gopinath. Advierten los estudios de que los impactos a corto plazo, derivados de las medidas relativas a modificaciones en las políticas monetarias y fiscales, inciden de manera más intensa y rápida, dando lugar a la apreciación de que la economía es más volátil, y sus efectos e impactos sugieren modificaciones a corto plazo más ostensibles. La segunda dinámica, hace mención a la consolidación de un clima de incertidumbre empresarial, que se ve reflejado en las expectativas y en las carteras de pedidos de la producción industrial, tal y como se exponen en los datos procedentes del IFO alemán, al constatar un cierto enfriamiento de la economía. Y, la tercera dinámica se centra en la nueva división del trabajo, como lo demuestran los últimos informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y del Banco Mundial, cuando reflexionan sobre las nuevas condiciones del trabajo y los efectos derivados de las innovaciones tecnológicas.

No hay duda, por lo tanto, de un cambio en la tendencia de los indicadores. Constituyen por si mismos una verdadera señal de alerta para las instituciones y para los mercados financieros. Por ejemplo, se advierte una desaceleración económica en el área de la Eurozona; una contracción del comercio mundial en el ultimo trimestre del año 2018;  una ralentización de la economía china; y bastantes dudas en lo tocante a las tasas de crecimientos de economías de países emergentes. Claro está que todo junto pudiera dar lugar a una tormenta perfecta, pero también es conocido que las recesiones a la baja, no representan hasta el momento un anticipo de crisis, a pesar de lo que argumenten ciertos agoreros de la ciencia económica.

De esta manera, resulta cierto que el ciclo cambia con más rapidez de lo esperado. Lo que sin duda nos induce a pensar que debemos estar atentos tanto a las decisiones de la FED sobre los posibles aumentos de los tipos de interés y su impacto sobre las perspectivas globales; así como por las opciones de un acuerdo global entre las potencias económicas a fin de evitar una guerra comercial provocada por alteraciones de la tarifas y barreras aduaneras que alterarían la concordia en el plano económico. A este planteamiento está ayudando, en la actualidad, el FMI mediante recomendaciones más pragmáticas de medidas de políticas monetarias y económicas, bastante lejos de aquellas consignas de un intervencionismo abusivo sobre las economías nacionales. Sin embargo, las dudas y la desconfianza son elevadas. Hasta el momento, los bancos centrales posponen la subida de tipos de interés dado que la economía norteamericana continúa mostrándose ágil y en crecimiento. No obstante, hay presiones por parte de grupos de empresas que dicen estar sintiendo el enfriamiento global o el frágil ánimo de los mercados. De ahí que se hable de alcanzar un “nivel neutral” o que se insista en las denominadas “políticas macro-prudenciales”. Las esperanzas están centradas, en consecuencia, en las conversaciones comerciales con China, los impactos del populismo y el incierto proceso de salida del Reino Unido de la Unión europea.. De ahí que se pueda definir como un escenario de “acumulación de riegos”.

Las nuevas preocupaciones y los constantes avisos de una desaceleración global inciden tanto en el comportamiento de las economías exportadoras como aquellas especializadas en actividades industriales, que registran una caída en sus pedidos. Es bien cierto que la incertidumbre sobre algunos empresarios es grande, desinflándose las expectativas de futuro. Pero también es verosímil la división existente dentro de las economías industriales y emergentes al constatar tanto una industria estancada como unos servicios creciendo de manera intensa. Es posible que los vientos de cola hayan remitido sensiblemente; pero, a pesar del clima y de tasas de crecimientos menos intensas, todavía se puede pensar en perspectivas en positivo para los próximos años, dados los amplios márgenes de mejora en los ámbitos de la producción, consumo y mercado laboral. @mundiario

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