La ministra de Hacienda descubre la verdad leyendo al revés el informe de la Abogacía

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. / Archivo Mundiario
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. / Wikipedia
De súbito, lo que para la ministra venía siendo durante meses ilegal e imposible, esto es, mantener el flujo ordinario de recursos comprometidos con las comunidades autónomas, se hace diáfanamente legal, posible y hasta conveniente.
La ministra de Hacienda descubre la verdad leyendo al revés el informe de la Abogacía

Narra la Biblia, esa fuente inagotable de historias, y lo hace  con gran detalle y plasticidad, la conversión de Saulo. Su imagen en el camino de Damasco, cayendo del caballo envuelto en un resplandor y dejando atónitos a sus acompañantes, pertenece al imaginario colectivo y forma parte del lenguaje común.

Sus acompañantes no han informado sobre el momento en el que la ministra de Hacienda, una de las personas más cualificadas del actual Gobierno, cayó metafóricamente del caballo de su error y gracias al resplandor de la verdad cambió sus propósitos. Tal vez fuese en la antigua y bella Real Aduana de Madrid, hoy sede del Ministerio o tal vez fuese, camino del Congreso, en las inmediaciones del oratorio del Caballero de Gracia, noble disoluto que también descubrió la recta senda.

En ausencia de más datos aventuremos la opción laica. El tránsito se produjo en la noche del martes, cuando el Jefe del Estado asume lo que todos los españoles sabían ya, que debe convocar elecciones pues ningún candidato tiene apoyos suficientes para ser investido Presidente del Gobierno. De súbito, lo que para la ministra venía siendo durante meses ilegal e imposible, esto es, mantener el flujo ordinario de recursos comprometidos con las comunidades autónomas, se hace diáfanamente legal, posible y hasta conveniente. Donde antes sesudos y probos funcionarios de la Abogacía del Estado habían puesto a prueba su capacidad interpretativa para dar satisfacción simultánea a la ley y a la voluntad de la ministra, que no siempre serán coincidentes, ahora su informe es releído de forma inversa. Donde decían no se puede querían decir sí se puede y donde escribían que la ley no lo permite en realidad intentaban decir que no hay impedimento legal alguno.

¿Dónde la credulidad es más necesaria? ¿Ante la historia de Saulo o ante la de la ministra? Lo único evidente, hasta para el laico más reticente, es que siguen produciéndose conversiones, de una defensa apasionada a la de su inverso. De la verdad absoluta a su contrario. Algo mucho más difícil que la conversión del rojerío a la economía de mercado, donde al menos los beneficios eran tangibles.

Pero si el lector no cree en conversiones mágicas, debemos preguntarnos por el motivo de lo que ha ocurrido. No se trata de que ahora se normalice la situación, pues obviamente la Ministra quedaría en mal lugar, sino que ahora se quiere disponer de discrecionalidad, acorde con el calendario, de forma que permita suavizar el posible conflicto con las Comunidades Autónomas del mismo color político mientras se mantiene la confrontación con las otras. La propia ministra hizo una primera reflexión ante el Presidente valenciano, al asegurarle que sus cuitas financieras encontrarían pronta solución. Feijóo, que para algo lleva más trienios que sus pares conservadores, lo ha detectado ya,  poniendo el grito en el cielo, dicho sea por mantener el lenguaje alusivo. Ha comprendido que no recibirá todo lo que se adeuda a su comunidad, pues podría sentirse tentado de hacer campaña electoral a cuenta de los nuevos ingresos, sino que lo mantendrán en la incertidumbre financiera igual que a los demás presidentes conservadores. Y así hasta que una nueva coyuntura política aconseje cambiar de criterio.

La historia no es tan edificante como la de Saulo pero es muy ilustrativa de los usos políticos en nuestra democracia. Para el vencedor todo el botín, incluido el uso libérrimo de las Administraciones Públicas teóricamente neutrales. Y no hay muchas distinciones en los comportamientos. Rivera reclamó diálogo el mismo martes citado, luego de impedirlo todo el verano. Iglesias pidió lo que rechazó públicamente en el Congreso. Casado miró para otro lado ante los nuevos escándalos. Están a la espera de su oportunidad y todo vale. Cuando corresponda también sufrirán la caída oportuna del caballo del orgullo.

Mientras, conviene tomar con la máxima cautela la avalancha de encuestas que ya estamos viendo y que promete continuar. Porque la bajísima valoración ciudadana sobre el mundo político, que acaba de poner sobre la mesa la Fundación BBVA, puede deparar algunas sorpresas parciales, aunque el resultado principal esté descontado. @mundiario

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