Michel Temer busca un respiro de paz e impulsa medidas para la clase media
El presidente de Brasil sabe bien que cerrará el presente año con níveles de aprobación que lo dejan en ridículo y envuelto en varios escándalos por corrupción.
Michel Temer ha anunciado un "paquete de bondades" en los días previos a Navidad y en los últimos de un año en el que, según voces autorizadas de Brasilia, su Gobierno no ha sido capaz de contrarrestar la crisis económica debido a sus constantes escándalos por corrupción. Estas medidas inesperadas del jefe de Estado llegan en un momento en que Brasil sigue hundido en una fuerte crisis económica y la población ha aumentado su presión hacia los administradores públicos.
El máximo líder del PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño) también avisó que tiene un "regalo de Navidad" para los trabajadores. El obsequio es una propuesta de reforma laboral que ya ha sido remitida al Congreso. Dentro de las ideas del presidente se encuentra que una semana laboral no sea solo de 220 horas, con la intención de regular a los trabajadores cuyas jornadas se extienden de las ocho horas diarias, como pasa con los vigilantes. La nueva reforma también da luz verde a negociaciones como el trabajo remoto, el pago por productividad y no por horarios o ampliar los contratos de trabajo temporal de 90 a 120 días. "Si nosotros hemos conseguido juntar a trabajadores y empresarios, ¿por qué no decir que a partir de estas Navidades logramos reunir a todos los brasileños?", dijo Temer con una sonrisa.
Previo a su comparecencia en la televisión, Temer tuvo que dar respuestas sobre su estremecedora situación política en un desayuno con los medios en la capital. Allí fue preguntado sobre su renuncia al cargo, el tema central de las conversaciones en todo Brasil. El jefe de Estado dijo que no tenía ninguna intención de dimitir. Al mismo tiempo se le preguntó por las formas en las que las fuerzas políticas del país planean en conjunto su caída: la oposición ya ha pedido el impeachment -golpe de Estado, en palabras de su antecesora-, algo que es ya recurrente en Brasil para acelerar el desgaste de las administraciones, y el Tribunal Supremo analiza una demanda por la cual su presidencia está invalidad pues él ocupa su despacho sólo por ser el vicepresidente de Rousseff: su gobierno debió caer junto con el de ella. Temer se limitó a sonreír. "No he pensado sobre eso", dijo acompañado de la mueca. @hmorales_gt