Los mercados se siguen recreciendo ante las reactivaciones de las economías occidentales

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Un panel indicador de los mercados financieros y bursátiles mundiales en algún lugar de Asia / RCN Radio.
Hoy, las Bolsas han reflejado que el mercado vuelve a confiar en que la inyección de liquidez de los gobiernos se mantendrá como una política de reanimación de los circuitos financieros.
Los mercados se siguen recreciendo ante las reactivaciones de las economías occidentales

Un día más de crisis en tiempos de pandemia. La crisis sanitaria global ya suma casi cinco meses desde su implosión. Son casi dos trimestres de decrecimiento, reducción, deflación y desglobalización de la economía mundial. Y la espiral de la recesión se sigue ahondando en una curva contractiva en forma de V o, posiblemente, de U, donde los capitales se siguen moviendo y retrayendo a medida que, una vez que los grandes flujos financiero se salen de los mercados de alto riesgo y se estacionan en los bonos del Tesoro de EE UU, los valores de renta fija, el dólar y el oro, los valores de renta variable (las acciones) siguen captando una porción de esos flujos.

Hasta hace dos semanas, la tendencia general de los grandes tenedores de capital era más proclive hacia los instrumentos de refugio, pero hoy, los mercados bursátiles parecen volver a cobrar fuerza como la gran apuesta de los agentes económicos e inversores en ambos lados del Atlántico y, por ende, crece también la confianza de los gobiernos.

Y es que en la medida que en Occidente comienza a verse la pandemia como un proceso biológico con el cual la humanidad tendrá que convivir un buen tiempo, tomando en cuenta el llamado de la OMS a aprender a controlar la crisis para mitigar la pandemia y convivir con ella hasta que se cree la vacuna, los Estados perciben el contexto como un nuevo estado de reacomodo, configuración y readaptación de la economía al nuevo comportamiento social que casi toda la población mundial sometida a confinamiento (3.800 millones de personas), tendrá que asumir en este año que ha sido completamente atípico e histórico en todos los sentidos.

Los planes de desescalada o desconfinamiento anunciados por la mayoría de países europeos y Estados Unidos que llenaron de optimismo las Bolsas internacionales en la primera jornada de la semana también han generado efectos positivos en la segunda. Los inversores ven con buenos ojos que la economía comience a desbloquearse y la reactivación del ritmo social en un nivel gradual pueda reconstruir parte de las ganancias perdidas por las empresas que operan en el mercado de consumo masivo, cuyas acciones tienen una fuerte presencia en los principales centros financieros del mundo y eso repunta en nuevos dividendos para las compañías y los Estados ansiosos de capital privado para sanar las finanzas públicas deterioradas por el impacto económico de la pandemia.

Este martes España ha registrado un importante repunte en su mercado epicéntrico, pues el Ibex ha vuelto a subir hasta recuperar los 6.800 puntos. La esperanza sobre un pronto retorno a la normalidad choca con la dura situación del petróleo, que se halla en un contexto de demanda nula y una oferta que ya ha llegado, ahora sí, al máximo de su capacidad. Al no comerciarse con petróleo en ninguna parte del mundo en estos momentos, excepto para guardarlo con la esperanza de que suban los precios y los contratos a futuro se revalúen, la capacidad de almacenamiento del crudo y sus cotizaciones siguen por los suelos, especialmente al otro lado del océano que une a ambos polos de poder en Occidente: Europa y EE UU. Precisamente, en el lado norteamericano, el efecto ha sido mucho menos positivo que en el lado del Viejo Continente.

Hoy, las Bolsas han reflejado que el mercado vuelve a confiar en que la inyección de liquidez de los gobiernos se mantendrá como una política de reanimación de los circuitos financieros incluso con esta reapertura gradual del entramado empresarial y comercial con la flexibilización de los confinamientos en Europa. Pero en lugar del ‘oro negro’, otro de los factores que ha puesto en verde al mercado español, es la banca, cuyos primeros resultados para el primer trimestre están siendo menos malos de lo esperado.

El Ibex, de la Bolsa de Valores de Madrid, ha cerrado en 6.836,4 puntos, tras una subida del 1,55% en la que el Banco Santander ha tenido mucho que ver. Los rendimientos se están expandiendo gracias a la capacidad de pago y solvencia que podrán garantizarles los receptores de créditos a la banca por los 20.000 millones de euros en avales del Estado que ya comenzaron a circular por toda la anatomía del sistema bancario español, incluso con un sobregasto de más de 4.000 millones de euros.

La institución presidida por Ana Patricia Botín es el primer banco español que presenta resultados en el primer trimestre, y sus cifras han sido mejores que las esperadas: ganó 331 millones y provisionó 1.600 millones para hacer frente a la crisis del coronavirus. Los activos se mantienen en sus actuales valores y los beneficios netos se han incrementado entre un 10% y 20% para esa entidad financiera.

Mientras tanto, los principales parqués europeos han sumado su segundo día consecutivo con ganancias. Junto a Madrid, París, Milán Berlín y Frankfurt han cerrado en positivo motivados por los estímulos fiscales, crediticios, laborales y empresariales proveniente de la liquidez inyectada por los Gobiernos de Francia, Italia y Alemania, respectivamente.

Pese al escaso entusiasmo de las subidas en las Bolsas asiáticas –a pesar de que los pronósticos del FMI para los mercados emergentes son de crecimiento de 1% contra las recesiones en el resto del mundo y en la economía global de -3%– y al dudoso arranque de Wall Street con un tímido 0,19%, el optimismo se respira en el Viejo Continente ante los buenos datos sobre la evolución de la pandemia, que en España recogen menos muertes que el día anterior por primera vez en un martes, y la generalización de los planes de desconfinamiento, según los detalles aportados por el Gobierno entre ayer y hoy.

Londres ha liderado las subidas, todas ellas en rango oscilante de entre el 1% y el 2%. Lo importante de ese repunte se debe a la relativa estabilidad y el desempleo contenido en Reino Unido contra todo pronóstico por la incertidumbre que genera en las empresas de la nación británica la intrincada negociación de un tratado comercial con la Unión Europa tras la consumación del tan esperado y aparatoso Brexit.

Sin embargo, volviendo al otro lado del Atlántico, Wall Street (Bolsa de Valores de Nueva York) ha cerrado esta jornada con un desplome igual de leve que su arranque en verde; cayó un -0,13% y totaliza 24.101,55 puntos en su principal índice accionario, el Dow Jones, que perdió 32,23 puntos esta tarde y promedia salidas de capital por el orden de los 10 a 50 millones de dólares.

Parte de esa caída se debe al pésimo pronóstico que ha dado este martes la Casa Blanca al anunciar que la economía estadounidense –la más grande del mundo con un PIB de 19 billones de dólares– se contraerá entre un 20% y un 30% en el segundo trimestre (abril, mayo y junio) como consecuencia de las medidas restrictivas adoptadas contra la pandemia de coronavirus. Y a pesar de que el Gobierno inyectó y luego el Congreso aprobó una extensión del paquete de estímulo con otros 400.000 millones de dólares adicionales al megapresupuesto de emergencia de USD2,3 billones, las perspectivas son volátiles con respecto a una recuperación que tardará en volver a Estados Unidos debido a la enorme carga fiscal con la que la administración de Donald Trump deberá lidiar para reconstruir la parte del mercado interno que está destruida por los 26 millones de desempleados dentro del país y los cierres de cientos de empresas. @mundiario

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