El mercado financiero español cede a la presión de la pandemia y tumba el Ibex un 1,1%

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Un inversionista observando la caída de las acciones en el índice Ibex 35 en la Bolsa de Valores de Madrid / intereconomia.com
No es un panorama para alegrarse, pues la población de la UE continúa siendo absorbida por la crisis sanitaria, pero los hechos indican que está perdiendo fuerza y el mercado reacciona. 
El mercado financiero español cede a la presión de la pandemia y tumba el Ibex un 1,1%

La retracción de la economía española no solo se siente en las oficinas del Gobierno o en los bolsillos de los ciudadanos. En el punto más alto de la pirámide económica del país ibérico, el sector que se veía como el más poderoso para contener y subsistir a cualquier crisis después del batacazo de 2009 y 2010, es ahora el que sucumbe con mayor debilidad al nuevo shock que tiene en jaque (casi mate) a la economía mundial, un tablero donde una de las principales víctimas será España.

Y es que los parqués europeos han vivido verdaderas jornadas negras con puntos fatídicos que llevan al límite su capacidad para resistir los embates de una crisis del capital que está dejando a los mercados secos. Pero, aunque los centros financieros de Londres, París, Berlín y Milán se caen y se levantan en un vaivén de incertidumbre, Madrid es el que más tiempo ha permanecido postrado en la lona a punto de recibir el knock-out técnico.

Las rústicas y lúgubres previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la economía mundial golpearon con fuerza las Bolsas europeas, pero este jueves han recuperado parte de las pérdidas. El tira y afloja no cesa.

El organismo que controla casi todo el monopolio mundial del dinero ha pronosticado que a la economía del planeta le irá mal este año, lo que generó una deflación y al mismo tiempo una inflación del circulante de capitales, es decir, algunos flujos se contraen y se alejan hacia instrumentos de refugio, mientras que otros se multiplican y se acercan en la medida que sus titulares e inversores mantiene su confianza en los grandes polos del poder financiero mundial que prometen sufragar la crisis y reestablecer el orden de las zonas y circuitos donde deben permanecer los flujos de capital tal y como estaban antes del inicio de la pandemia.

La mayoría de los parqués europeos ha cerrado en verde, aunque el Ibex se ha ido descolgando y ahora se desprende de la tendencia alcista europea, pues los malos augurios enviados desde Washington a Madrid han despertado el pánico en los tenedores de capital e inversores españoles y extranjeros que han depositado la mayoría de sus capitales en la eurozona con mayor énfasis en España.

El selectivo español ha perdido un 1,1% lastrado por Inditex, que se ha desplomado por encima del 5% ante las expectativas de que las empresas españolas sufrirán pérdidas cercanas o equivalentes a la proyección de -8% de caída del PIB vaticinada por el FMI.

La crisis del coronavirus está cada vez más controlada en lo sanitario, pero las perspectivas económicas aún arrojan incertidumbre. Y la volatilidad continúa, lo que representa un posible foco de implosión de otra pandemia en la cual sería mucho más difícil controlar su curva de propagación: la económica.

El Ibex no ha sido capaz de mantener su prometedora apertura y ha cerrado en los 6.763,4 puntos, empujado hacia abajo por el sector textil y la banca. El colapso de la demanda en la industria de las telas por la preponderancia única de los sectores alimentario y farmacéutico, ha relegado su oferta en el mercado y también ha dejado al sector bancario sin créditos suficientes para llegar a acuerdos con los inversores de la Bolsa de Valores de Madrid en pro de refinanciar las compras de acciones de alto riesgo, pues la banca tampoco quiere tener en sus manos una bomba de tiempo.

Recuperar los 7.000 puntos no será fácil. La sesión de este miércoles supuso la pérdida de esa barrera, tras una gran caída del 3,8%, la mayor del último mes.

Según el FMI, el déficit en España llegará al 9,5% en 2020 y la deuda se disparará hasta el 113% del PIB, es decir, crecerá hasta las 2,9 billones de dólares, el doble del PIB del país ibérico.

En ese contexto, el mercado de deuda se anima. La prima de riesgo —el diferencial del bono español a 10 años y el bono alemán— ronda los 130 puntos. Pero ante la urgencia del BCE de contener las primas de riesgo y evitar que el costo del financiamiento de España e Italia se dispare tanto que se les cierren las puertas del mercado, los inversores se mantienen renuentes a invertir en territorio ibérico o transalpino, al menos hasta que empiece escampar un poco la tormenta.

Y En Italia supera los 220. Este jueves se ha sabido que el Tesoro español elevará en 2020 la emisión neta de deuda a casi 100.000 millones de euros, reportó El País.

La crisis sanitaria, en cambio, empieza a dar buenas noticias. Los datos de fallecimientos dibujan —no sin excepciones— una tendencia a la baja en España e Italia, hasta ahora los epicentros de la pandemia en Europa, y eso ha animado a las Bolsas europeas. No es un panorama para alegrarse, pues la población de la UE continúa siendo absorbida por la crisis sanitaria, pero los hechos indican que está perdiendo fuerza y se está imponiendo ahora la fuerza de los gobiernos, lo que se traslada automáticamente a los grandes agentes y actores de la economía del segundo mayor bloque geopolítico de Occidente: la Unión Europea.

Especialmente a la Bolsa de Londres, que ha liderado las ganancias con un 0,55%. La expectativa de que el financiamiento ilimitado del Banco de Inglaterra le permitirá al Reino Unido contar con suficiente liquidez para enfrentar con fuerza el shock post-pandemia y las secuelas de la salida de la UE, es ahora la motivación del gobierno del primer ministro británico Boris Johnson para apostar por el proteccionismo anglosajón en su más radical expresión, tomando en cuenta que la del UK (United Kingdom) es la sexta mayor economía del mundo.

En Alemania, donde los casos han remontado por primera vez en una semana, Fráncfort ha cerrado con una tímida subida del 0,21%, ante la apertura progresiva del país pactada por el Gobierno federal de Angela Merkel y los Estados. Los créditos infinitos siguen siendo el as bajo la manda de la canciller germana para mantener estimulada y a flote la economía más grande de Europa junto a su poderoso motor industrial.

Las ganancias de los principales parqués han sido finalmente mucho más modestas que en la apertura, y se han recortado después de conocerse que Estados Unidos ha destruido otros 5,2 millones de empleos durante la última semana, pues la conexión –producto de la globalización– de las transnacionales estadounidenses con Europa por la vía de los empleos directos e indirectos, han repercutido en las cuentas de muchas empresas alemanas, francesas y españolas.

París, de hecho, ha cerrado en negativo y acompaña a Madrid en su mala racha, aunque será Francia el primer o segundo miembro de la UE que más rápido podría recuperarse del shock económico de la pandemia con España a la cola del club de las potencias de la eurozona.

Este jueves, el presidente Donald Trump anunciará los planes de desconfinamiento en el país norteamericano.

Y al otro lado del Atlántico, en ese contexto, Wall Street ha abierto al alza pero se va inclinando hacia las pérdidas a medida que avanza la sesión, después de que la Bolsa de Nueva York ya perdiese un 1,86% en la jornada anterior, arrastrada por los datos negativos de ventas en el comercio minorista. Y todo en el inicio de una temporada de resultados empresariales que se prevé nefasta. Incluso a pesar del acuerdo que Trump logró con las aerolíneas estadounidenses, el panorama sigue siendo devastador para el PIB de la primera economía del mundo, pues ahora el castillo de naipes de su imperio laboral neocapitalista se derrumba carta por carta en una caída libre que hasta ahora la Casa Blanca no ha podido frenar. @mundiario

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