En Mauritania faenan buques de pesca chinos y coreanos pero no españoles

 Mercado de pescado en Nouakchott, en Mauritania.
Mercado de pescado en Nouakchott, en Mauritania / wikimedia.

Al marcapasos aplicado a la flota cefalopodera se le agota la batería. La UE rechaza una solución, a sabiendas de que sin esta, España pierde uno de sus más importantes referentes.

En Mauritania faenan buques de pesca chinos y coreanos pero no españoles

Un superarrastrero holandés de 170 metros de eslora va a pescar en aguas mauritanas vedadas a menos de una veintena de pesqueros gallegos de un máximo de 40 metros. En Mauritania faenan sin problemas buques chinos y coreanos, pero lo españoles no pueden hacerlo porque la UE y Mauritania no se entienden políticamente. España y Galicia callan y otorgan. Casi un centenar y medio de marineros han pasado a engrosar las listas del paro desde el pasado día 1 de agosto.

Este es el retrato sin fotoshop de un caladero muy importante para la flota española. Casi tanto o más que el de Marruecos, en el que se ha encontrado ubicación a la flota andaluza y canaria que es la que, esencialmente, se ha defendido en Bruselas por el ministro Arias Cañete con la connivencia de la conselleira do medio Rural e do Mar, Rosa Quintana.

No es desacertado preguntarse por las diferencias de criterio, toda vez que, en el caso de Mauritania, por ejemplo, y con un gobierno impuesto por la fuerza y no la de los votos, precisamente, la UE se envuelve en la bandera de la igualdad, la fraternidad y la libertad que no aplica por igual en circunstancias ajenas a la pesca.

Los protocolos en este sector parecen ser distintos y lo que menos importa es que el marcapasos aplicado a la flota cefalopodera española hace un año haya agotado su batería económica y que aquellos que caminaban -armadores y tripulantes de los barcos afectados- con relativa tranquilidad, ahora se vean en la necesidad de permanecer sentados a la espera de una llamada para seguir vivos. Una llamada, por cierto, que difícilmente va a ser para reembarcarse y seguir pescando. Al tiempo, un puerto y una ciudad como Marín, ven con estupefacción cómo sus arterias principales acumulan trombos que le conducen a la embolia pulmonar sin que la Xunta y el Gobierno central apliquen remedios al mal.

¿Será por una simple cuestión de dolce far niente o por complicidad teledirigida al desguace de barcos de no más de 13 años de antigüedad?

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