La falta de inversión es el verdadero problema de la economía española

Mariano Rajoy.
La explosión de la burbuja inmobiliaria, derivada de la burbuja crediticia generada por los bancos centrales y su expansión artificial de crédito, provocó el derrumbe de sectores productivos.
La falta de inversión es el verdadero problema de la economía española

“Es la economía, estúpido”. Así se dirigía en 1992 el aspirante demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Bill Clinton, a su rival y por entonces presidente, George Bush padre. Centró su campaña en la evolución de la economía y se alzó con una victoria que muy pocos analistas políticos fueron capaces de predecir.

Hoy, veintiún años después, podríamos utilizar la famosa frase para describir la más que preocupante situación de la economía española. ¡Es la inversión, estúpido! Sí, la inversión. Cada día, cada vez que se actualizan las estadísticas oficiales, los analistas y tertulianos nos bombardean con la idea de que  “el problema es el consumo”, que “mientras el consumo de las familias no arranque la economía no crecerá”, etc…  Vean el siguiente gráfico:

consumo-inversiónEl cuadro de arriba, de elaboración propia a partir de la base de datos del INE, representa la evolución del consumo de las familias y de la inversión en España desde el año 2007 al año 2012 ( III trimestre 2007 =100), corregidos a efectos estacionales y de calendario.Mientras el consumo se ha mantenido prácticamente estancado, excepto en el año 2009 donde ha sufrido una caída, la inversión en bienes de equipo (maquinaria) ha caído un 40%.

España no tiene un problema de consumo, lo tiene de inversión. La explosión de la burbuja inmobiliaria, derivada de la burbuja crediticia generada por los bancos centrales y su expansión artificial de crédito, provocó el derrumbe de sectores productivos altamente intensivos en capital, como la construcción y la industria pesada, con el agravante de tener una economía con una escasa capacidad de rotación, tanto del capital físico como del  humano, impidiendo así la recolocación de estos factores de producción en otros sectores menos afectados. Así pues, la clave está en un incremento de la inversión no del consumo pues, el consumo por si solo no genera inversión y éste depende de las rentas de la producción. Es decir, la inversión, si damos por válida la terminología Keynesiana, tiene un mayor efecto multiplicador que el consumo, un impacto mucho mayor sobre el PIB.

Atraer capital como motor para la salida de la crisis

La actual situación de desapalancamiento del sector privado, la escasez de crédito para la financiación de proyectos y la incertidumbre que todavía existe acerca del futuro más cercano, hace urgente la adopción de medidas encaminadas a la creación de empresas pero, sobre todo de la atracción de nuevo capital a nuestra economía.

Para empezar es absolutamente necesario simplificar los trámites para constituir empresas y facilitar el desarrollo de negocios, es decir, crear un ambiente favorable a la inversión. La fundación Heritage, se dedica a analizar la facilidad de hacer negocio en los distintos países del mundo. Para ello toma como referencia una serie de criterios tales como la apertura de su mercado, la limitación gubernamental o la eficacia regulatoria. España ocupa el puesto número 46, por detrás de países como Perú,Armenia u Omán.Sí, en Omán existe una mayor libertad para hacer negocio que en España. Triste, muy triste. Por cierto, una curiosidad. En este ranking, las cuatro primeras posiciones son ocupadas por países de Asia y Oceanía. Una razón de las muchas por las que el centro económico mundial se está trasladando poco a poco hacia esas latitudes.

La facilidad para hacer negocio debe ir acompañada por una rebaja impositiva que incentive la inversión y la creación de empleo, porque sí es posible bajar los impuestos y combatir el déficit, debido al enorme margen existente para recortar gasto político en este país. El gasto público ha pasado de representar el 26% del PIB en el año 2002 a representar el 56% del PIB en el año 2012. España gasta cada año el 3% de su PIB en subvenciones a fondo perdido, subvenciones que no generan ni un solo euro de crecimiento económico. Cuando escuchen a algún político justificar recortes en servicios básicos, recuerden que  tan solo en los 74 días transcurridos de 2013, el estado lleva desembolsado 2.283.472.642,99€ en subvenciones (vía BOE). Existe margen para recortar, pero eso supone dejar de lado los amiguismos. Una batalla perdida. Las subvenciones distorsionan el mercado, y podemos correr el peligro de estar sosteniendo con dinero público empresas que, por la propia dinámica del mercado, no serían rentables y tendrían que desaparecer.

La financiación es el último  de los escollos para que los proyectos empresariales vuelvan a surgir en nuestro país. Dado que el grifo de los bancos va a seguir cerrado hasta que la totalidad del sistema financiero se limpie, es necesario fomentar otro tipo de vías de financiación. Aquí entra en juego el capital riesgo (Private Equity). Los fondos de capital riesgo son unas entidades que se dedican a financiar proyectos con altas necesidades de capital (biotecnología y telecomunicaciones, principalmente) durante la fase de constitución y crecimiento. Aportan capital y recursos humanos al proyecto empresarial para el desarrollo del negocio durante un periodo de entre cinco y ocho años, dejando después la empresa a sus fundadores, estando esta ya consolidada.

Sin  duda abrir las puertas a este tipo de empresas es una de las mejores formas de comenzar a cambiar la estructura productiva de nuestra economía, avanzando hacia la producción de bienes de alto valor añadido. @PabloS_F

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