El Gobierno cede ante la crisis y admite que no podrá presentar los Presupuestos 2020

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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero / www.20minutos.es
Sse prevé que el PIB español se contraiga un 0,1% o 0,2% al final del año en una estela de crisis que sigue la tendencia negativa de su vecina Italia.
El Gobierno cede ante la crisis y admite que no podrá presentar los Presupuestos 2020

Las cuentas y los números no dan. El déficit fiscal, que abarca un 1,4% del producto interno bruto (PIB) de España, deja al Gobierno prácticamente sin opciones para financiar unos Presupuestos que ahora entran en colapso con la expansión de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus. La administración de Pedro Sánchez comienza a nota la inviabilidad de darle larga a unas partidas que, en comparación con las de 2018 y 2019, no soportan actualmente la enorme y pesada carga fiscal que implica el fondo de avales públicos por 100.000 millones de euros para las empresas que buscan captar créditos bancarios con fondos del BCE a fin de salvar sus finanzas y no caer en bancarrota por el fantasma de la recesión, que planea sobre España y toda Europa. 

Y es que la prioridad del Ejecutivo de coalición ahora mismo es superar la situación de emergencia sanitaria en la que está inmersa el país por el Covid-19, que demanda un financiamiento de al menos 50.000 millones de euros para reforzar al sistema sanitario ante una demanda de atención que no para de crecer e inflarse peligrosamente como una burbuja por el aumento de los casos de coronavirus en el país, que ya ascienden a 1.002 muertos y 19.980 contagios. 

Los departamentos económicos del Gobierno rebuscan en todas las partidas presupuestarias para arañar recursos para destinarlos a la sanidad. La Moncloa echa mano de todos los fondos excedentarios que quedaron remanentes de las arcas tributarias y los presupuestos no ejecutados del año pasado, pero el dinero empieza a acabarse. La otra opción, en el mejor de los escenarios, es que Madrid espere por una nueva línea salvavidas de Bruselas mientras el BCE gestiona y coordina el proceso de inyección de los fondos líquidos que podrá captar con su plan de compra de activos públicos y privados por 750.000 millones de euros. 

Pero la crisis de la Covid-19 también tiene importantes efectos secundarios sobre la economía: está desencadenando una recesión a pasos agigantados a la que el Gobierno debe enfrentarse. De hecho, se prevé que el PIB español se contraiga un 0,1% o 0,2% al final del año en una estela de crisis que sigue la tendencia negativa de su vecina Italia, cuyo PIB caerá en el mismo nivel o incluso más, pues ya es el epicentro mundial de la pandemia tras superar ayer a China en el número de muertos y contagiados por coronavirus.

Los sectores más golpeados de la economía española son el turismo, la hotelería y la industria de fabricación automotriz, pues al colapsar la demanda por la caída del consumo derivado de la inamovilidad social que causó la pandemia, las vacaciones, las estadías de ocio y las compras de automóviles quedaron relegadas a un segundo plano muy lejano de la realidad semi-apocalíptica que hoy aqueja al mundo, aunado al hecho de que la aviación comercial española entra en el grupo de grandes potencias aéreas que se agrupan en la IATA para pedir un rescate financiero de 200.000 millones de dólares a gobiernos, empresas e inversionistas de escala global. 

La declaración del estado de alarma ha puesto en cuarentena a gran parte del sistema productivo español, que ya se estaba resintiendo por la ruptura de las cadenas de suministro desde China tras el cierre de las rutas marítimas de comercio y exportación, sumado a los cercos que las naciones clientes de la segunda economía del mundo levantaron en sus aeropuertos, puertos y fronteras terrestres. 

En las dos últimas semanas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha aprobado dos decretos para tratar de mitigar el golpe sobre las pequeñas empresas y los autónomos. Sin embargo, el shock fiscal no ha sido más impactante que el shock sanitario de la pandemia, tanto en la población civil como en una economía que ya muestra síntomas de la enfermedad que sufrió en 2010 con aquella terrible espiral de recesión. 

En total, ha movilizado más de 230.000 millones de euros, entre avales, anticipos a las comunidades para sanidad, moratoria fiscal y cotizaciones para los más afectados, según los datos del Ministerio de Hacienda. @mundiario 

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