En Galicia tiene tal peso la pesca que supone más del 10% de su PIB

Lonja de pescado en el puerto de A Coruña. / puertocoruna.com
Lonja de pescado en el puerto de A Coruña. / puertocoruna.com

Con unos 100.000 puestos de trabajo directos e indirectos, la pesca significa más del 10% del PIB de Galicia, que cuando tenía más barcos pescaba más de lo que pesca.

En Galicia tiene tal peso la pesca que supone más del 10% de su PIB

Con unos 100.000 puestos de trabajo directos e indirectos, la pesca significa más del 10% del PIB de Galicia, que cuando tenía más barcos pescaba más de lo que pesca.

 

No tengo claro por qué Galicia, con menos barcos de los que tenía en su flota pesquera hace 30 años, pesca ahora mucho menos que entonces y lo que captura alcanza, sin embargo, un valor similar al de entonces.

Hay muchas lecturas al respecto. Desde que son muchos los barcos existentes en esta Galicia que sigue siendo claramente marinera y consecuentemente se ha de reducir su número para que los demás también puedan pescar, a que lo que se captura logra unos precios que hacen que aquellas resulten más rentables para armadores y tripulantes, lo que en ningún caso es cierto: los gastos de explotación de cada barco de pesca se han incrementado (combustible, hipotecas, precio del barco, salarios, Seguridad Social, tasas portuarias), lo salarios otorgan idéntico poder adquisitivo al de entonces (lo que significa que el marinero asalariado no mejora su condición económica), pasando por una concepción más conservadora que simplifica las cosas: se pesca menos, pero lo que se pesca incrementa su valor, con lo que habría que seguir reduciendo el número de barcos para que el valor de las capturas se aprecie convenientemente.

En el fondo, creo que se pesca menos porque la Unión Europea, a través de los organismos ¿competentes? sigue aplicando a la pesca española -por tanto al sector pesquero gallego- unas medidas que, habiendo nacido todas ellas de una mentira sabida y admitida en la negociación para la entrada de España en el Mercado Común Europeo, se han ido multiplicando -ahora desde Bruselas- para lograr que España reduzca posibilidades de pesca y las incrementen otros Estados miembros a costa de apretar y apretar cada vez más en la aplicación del sistema de TAC y cuotas, con la estabillidad relativa en la recámara de la escopera comunitaria.

Galicia dispone actualmente de una flota de 4.481 barcos. De los más de 600 que en 1986 -año del ingreso de España en la hoy Unión Europea- estaban dedicados a la pesca de altura en aguas comunitarias, quedan 78 arrastreros y palangreros de fondo (de aquella flota que en la UE se conocía como la Armada Española o, posteriormente, flota de los 300, quién te ha visto y quién te ve). Otros 110 barcos se dedican a la pesquería internacional o de gran altura (arrastre, cerco y palangre de superficie). En el caladero nacional Cantábrico Noroeste faenan 4.293 buques (3.947, de artes menores). Es, por tanto,m la flota más importante del conjunto de las regiones europeas y representa, según los datos de Pesca Galicia correspondientes a julio de 2015, el 40% de los buques registrados en España. Sin embargo, en el reparto de TAC y cuotas que realiza anualmente el Consejo de Ministros de la UE, la importancia de nuestra flota en el contexto comunitario, para nada se contempla no solo la importancia de la flota gallega en cuanto a número de buques y puestos de trabajo que generan, sino a la constante destrucción de flota y, consecuentemente, el importante número de profesionales que van al paro debido a esta medida en buena manera auspiciada por la propia Unión Europea.

Siendo esto así, nadie ofrece datos que, a ciencia cierta, expliquen el actual languidecimiento de una flota de pocos años, dotada de la más alta tecnología y con los marineros más expertos y preparados enrolados como tripulantes. Pero la flota sigue su decaimiento, cada vez son más los armadores que renuncian a seguir pescando en la miseria y proponen a la Administración el desguace de sus buques -todo un negocio en el actual momento de ruina- y, en el día a día, cada vez son más, también, los tripulantes que cuelgan el sueste por tiempo indefinido y en un claro gesto de adiós a las olas.

Por algo será.

Comentarios