El G7 acuerda una suspensión de las deudas para los países pobres ante la crisis mundial

g7
Una foto emblemática e histórica de los líderes del G7 durante su cumbre de 2019 en Francia / El País.
Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido acordaron “apoyar los esfuerzos multilaterales para asistir a los países más vulnerables y pobres”.
El G7 acuerda una suspensión de las deudas para los países pobres ante la crisis mundial

Efectivamente, la economía global ha entrado en una crisis, pero más que eso, se trata de un proceso de fragmentación del sistema capitalista global, que es el único esquema socioeconómico que actualmente controla, configura, moldea, segmenta y determina el funcionamiento del orden establecido en todo el planeta. Todos los sistemas económicos del mundo están tratando de poner a prueba sus mecanismos cortafuegos y de blindaje ante el tsunami de la recesión global.

Hay dinero, mucho dinero, siempre lo ha habido y siempre lo habrá. Pero los flujos de capitales se han estancado en mecanismos y ecosistemas que garantizan su preservación en el tiempo, pues colocarlos en inversiones, empresas, acciones o deudas en países con altos índices de riesgo, que son prácticamente todas las naciones occidentales y orientales, a excepción de Estados Unidos y Alemania por el masivo traslado y conversión de los grandes caudales de dólares y euros hacia los bonos del Tesoro de esas dos naciones, implica una apuesta prácticamente suicida tal cual como jugar a la ruleta rusa del dinero en medio de una crisis donde, la clave de la supervivencia, está en ahorrar para los tiempos duros que están por venir.

Y es que el shock y parálisis de dinámica humana, cuyo efecto se refleja directamente en el funcionamiento negativo e involutivo del macro-sistema económico a causa del coronavirus está poniendo a prueba la resistencia de las principales economías del mundo, pero para los países más pobres, los que están ubicados en la periferia y órbita alrededor del eje capitalista global cuyos múltiples epicentros oscilan entre EE UU, la Unión Europea y China, amenaza con ser una auténtica catástrofe a todos los niveles.

De hecho, no se descarta que, si la crisis se extiende y acumula cada vez más capitales estancados en los instrumentos financieros más seguros del mundo diseñados para resguardar el combustible del complejo motor del sistema capitalista, es decir, el dinero en los grandes fondos, bancos de inversión y los stocks de deuda y bonos de EE UU y Alemania (primera economía del mundo y la primera de Europa, respectivamente), las naciones que están a la cola del sistema por ubicarse en el umbral de la pobreza extrapolado por el propio sistema de concentración desigual de capitales, incurran en un ciclo negativo de deuda acumulada hasta la fatiga de sus gobiernos y de los mecanismos de respuesta de sus Estados.

Es por ello, el club de los países más desarrollados del mundo, el G7 –el grupo de las siete potencias económicas, militares y geopolíticas más grandes del planeta– ha dado su visto bueno a que se apruebe una suspensión temporal del pago del servicio de la deuda de las naciones más vulnerables y pobres, una decisión en la que tiene la última palabra el G20 pero que se prevé ya casi como tomada, pues el G7 ya levantó el pulgar a la espera de la decisión final del club de las 20 economías más industrializadas del globo.

En su última reunión virtual, este martes, los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales de los países del G7 (Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido) acordaron “apoyar los esfuerzos multilaterales para asistir a los países más vulnerables y pobres” y se declararon “dispuestos a proporcionar una suspensión limitada del pago del servicio de la deuda de estas naciones siempre y cuando den su visto bueno todos los acreedores bilaterales oficiales del G20 y según lo acordado con el Club de París”, según un comunicado conjunto emitido por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, presidente de turno del G7. Se trata de unas condiciones que, según Francia, ya se dan, puesto que hasta China, adelantó el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, se ha mostrado dispuesta a unirse a esta causa.

Esta declaración conjunta implica que estas naciones harán lobby ante el FMI y los grandes consorcios mundiales de acreedores particulares tenedores de bonos, capital y deuda de los países más pobres, entre ellos los más de 400 acreedores que se reparten la elevada deuda externa de más de 100.000 millones de dólares de Venezuela, con el objetivo de congelar los contratos e inyectar liquidez de los bancos centrales del G7 al mercado de capital global, donde juega un papel crucial y protagónico el FMI, que tiene represadas las deudas de casi todas las naciones pobres del planeta.

Según dijo el ministro galo Le Maire en una teleconferencia con periodistas previa al encuentro virtual con sus colegas del G7, Francia ha impulsado el acuerdo para convencer a sus socios de aceptar una “moratoria a nivel bilateral y privado para 76 países”, entre ellos una cuarentena de naciones subsaharianas (África).

Aunque en su comunicado conjunto el G7 no menciona cifras, según París hay ya “un acuerdo de moratoria por 20.000 millones de dólares del total de 32.000 millones que suman los pagos que deberían cancelar estos países”. Por lo tanto, esa cifra representa un 1% del PIB mundial (USD80 billones) que se mantendrán congelados sin intereses para garantizar la estabilidad a largo plazo de las economías más vulnerables y evitar que estas caigan en una catastrófica crisis de deuda masiva que colocaría a sus gobiernos en cierres técnicos financieros parciales o absolutos por la implosión de sus déficits fiscales a niveles astronómicos.

Se trata de 12.000 millones de los acreedores bilaterales y 8.000 millones de los privados. Lo que aún está por definir, según Le Maire, es “qué pasará con los 12.000 millones de dólares de deuda contraída con las instituciones multilaterales y que todavía están en discusión”. En el caso de Francia, la moratoria afectará a mil millones de euros de amortización de la deuda.

El G7 realiza una gestión encomiable que podría derivar posteriormente en un proceso de negociación y reestructuración global de la deuda de los países pobres con el FMI como mediador y al mismo tiempo jugador clave del partido. @mundiario

Comentarios