La fiscalidad española y europea reabre el debate sobre el modelo económico

El comisario europeo Olli Rehn.
El comisario europeo Olli Rehn.

En la eurozona, el 40% del PIB viene definido por la economía pública, y esto conduce a un debate, negro sobre blanco, sobre la fiscalidad en Europa. ¿Qué es lo mejor?

La fiscalidad española y europea reabre el debate sobre el modelo económico

En la última encuesta del CIS de octubre de este año, los españoles respondían a la pregunta de si recibían más o menos servicios en relación al pago de sus tributos. En un 66% contestaron que reciben menos de lo que aportan, en un 22% más o menos igual, en un  6% más de lo que aportan y un 5% contestó que no sabe o no contesta. Conclusión: la mayoría o está en desacuerdo con los servicios recibidos, o con la cantidad que aporta, o con ambas a la vez.

En la eurozona, el 40% del PIB está bajo control del Estado y esto nos lleva a un debate, negro sobre blanco, sobre la fiscalidad en Europa, y -cómo no- sobre el uso de lo recaudado. El primer efecto de estas altas tributaciones es el descenso sensible de la renta disponible de los ciudadanos y la caída del consumo. A menores rentas, el descenso por el incremento impositivo es directamente proporcional a la capacidad de consumo de esas rentas, léase el caso de España.

La reflexión sobre la dimensión del Estado y su importancia en la economía es un caballo de batalla del mundo liberal, pues su argumentación es sencilla: "Los modernos estados son casi-faraónicos y de estructuras elefantiásicas, que comen una ingente cantidad de recursos y nos atiborran de un exceso de normativas y de una burocracia ineficiente e injusta, aparte de cercenar el consumo y de disminuir la creación de riqueza neta".

Por el contrario, el keynesianismo defiende un Estado fuerte, proveedor también de riqueza, en este caso de servicios, como la educación y la sanidad, que aportan, además, un elemento de justicia social. En esa lógica, el Estado también hace de regulador, ante los abusos más duros del libre mercado.

Es verdad que la fiscalidad en Europa se está convirtiendo ya en un problema: demasiados recursos para, en muchos casos, pocos servicios. El problema es que el Estado debe y puede reorganizarse para ser mas pequeño, cercano y eficiente. Hay un exceso de normas que no suele ir acompañado de un funcionamiento mejor tanto de la economía, como de la sociedad. La burocracia suele ser un obstáculo para el avance de las sociedades. En definitiva, el Estado debe de ser importante, sobre todo en justicia social.

Deberíamos, pues, blindar la sanidad, educación, seguridad ciudadana, justicia, y limitar a la mínima expresión todas las actividades públicas que añaden trabas al normal desenvolvimiento tanto de la economía como de la sociedad civil. El Estado no debería de ser más que la unión de recursos de la ciudadanía para el bien de la misma. @dabidrey1

Comentarios