Hay un evidente propósito de Alcoa de dejar de producir aluminio primario en España

El complejo de Alúmina-Aluminio en San Cibrao (Lugo), junto a la balsa de lodos de Alcoa. / Mundiario
El complejo de Alúmina-Aluminio en San Cibrao (Lugo), junto a la balsa de lodos de Alcoa. / Mundiario
A estas alturas, los trabajadores no ven otra solución que la nacionalización de lo que ellos, como la Xunta de Galicia y el Gobierno de España, consideran una actividad estratégica para los intereses industriales españoles. Vendría a ser más bien una renacionalización.
Hay un evidente propósito de Alcoa de dejar de producir aluminio primario en España

Es el mercado, amigo. La lapidaria frase de Rodrigo Rato con ocasión del fiasco de la salida a Bolsa de Bankia viene como anillo al dedo a propósito del fracaso en el intento de salvar in extremis la factoría de aluminio de Alcoa en San Cibrao. La multinacional estadounidense mareó la perdiz durante meses haciendo creer a los trabajadores y a las administraciones que estaba dispuesta a vender "la fábrica", pero en realidad no tenía, ni tiene, el más mínimo interés en la operación. No quiere competidores en territorio español, de ahí que prefiera apagar las cubas de electrolisis que poner la instalaciones en manos de otra empresa, o del capital público. Hace tiempo que los expertos venían advirtiendo de que el gran problema ya no es el elevado coste que paga por la energía. Aunque prácticamente le regalasen la electricidad, no les interesaría mantener la producción en España, razón por la que también se desprendieron en su día de las factorías de A Coruña y Avilés.

El objetivo de Alcoa estaba claro. Desde hace meses su verdadera intención es echar el cierre en A Mariña para reducir la oferta en el mercado global del aluminio. De ese modo ese material subiría de precio en un momento en que sectores clave como la industria automovilística y la construcción han reducido notablemente la demanda. Se trata de una maniobra claramente especulativa, pero perfectamente legal con las reglas de juego del capitalismo global. Aunque le produzca beneficios, el dueño de una industria puede cerrarla en el momento que crea oportuno, siempre y cuando cumpla las obligaciones contraídas con la plantilla, con los proveedores, con los acreedores y con las instituciones. Ni siquiera tiene que justificar pérdidas. Y si no quiere vender, con la ley en la mano no se le puede obligar.

Hay un evidente propósito por parte de Alcoa de dejar de producir aluminio primario en España para atacar el mercado español desde sus centros de producción en Asia o en otras zonas de Europa. De hecho, según la propia multinacional, gran parte del aluminio que se consume en nuestro país es importado. No existe riesgo de desabastecimiento, porque, además, la producción mundial no ha dejado de crecer de un tiempo a esta parte por la incorporación de nuevos productores en los llamados países emergentes. Ellos son los que más empujan los precios hacia abajo por los reducidos costes, no sólo salariales, también sociales, ambientales, etc. En este como casi todos los ámbitos de la actividad industrial la globalización juega su papel, generando empresas transnacionales y mercados cuasi planetarios. Las decisiones se toman a esa escala, sin importar las consecuencias que tengan en un país y no digamos en una pequeña región.

A estas alturas, los trabajadores no ven otra solución que la nacionalización de lo que ellos, como la Xunta y el Gobierno, consideran una actividad estratégica para los intereses industriales de España. Vendría a ser más bien una renacionalización, porque la antigua Alúmina-Aluminio hasta su venta a Alcoa, en 1998, pertenecía a la empresa pública Inespal. Y, aún habiendo voluntad política, no sería fácil. Si, como parece, la compañía propietaria no quiere vender, habría que expropiar, una operación económica y legalmente muy compleja y a la que sin duda pondrían trabas las autoridades comunitarias. Porque si de algo es celosa guardiana la bucrocracia de la Unión Europea es del buen funcionamiento de la economía de mercado. Claro que también figura entre sus empeños primordiales garantizar la competencia y combatir a quienes pretenden burlarla para alcanzar una posición ventajosa o dominante. Que es a lo que al parecer aspirar Alcoa. @mundiario

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