Europa tiene muchas opciones de arruinarse con las políticas de la Troika

Las recomendaciones de la Troika de subir el IVA y los impuestos sobre las rentas del trabajo perjudican a las clases medias, limitan el consumo y solo benefician a los grandes patrimonios.
Europa tiene muchas opciones de arruinarse con las políticas de la Troika

Esta semana conocimos las nuevas medidas que la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI), pretende imponer en materia fiscal. Bruselas exige una subida del IVA que afectaría a determinados productos a los que actualmente se les aplica el tipo reducido del 10%, que pasarían a una tasa del  21%. Dicho así se omite especificar que el incremento se aplicaría a conceptos como alimentos, medicamentos, transporte público, productos para el campo o la vivienda.

Uno piensa que, si acaso hubiese que retocar el IVA y dada la profunda recesión en la que estamos inmersos, parecería más oportuno establecer un tipo incrementado que afectase a los productos de lujo, no a los productos básicos, que podría establecerse en el 33%. En mi opinión yates, jets privados, piedras preciosas, oro, etc., no parece justo que reciban el mismo trato que, por ejemplo, un paquete de folios que un estudiante necesita para sus tareas.

Curiosamente la sacrosanta Constitución Española del 78, que es intocable para consultas populares, pero violada para establecer límites al déficit público, señala en su artículo 31 que todos los ciudadanos “deberán contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”.  Pese a ello, además de la discutible política de aumentar los impuestos indirectos, ni la Troika, ni este  Gobierno, ni el anterior, fueron quienes de reformar el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) para responder a lo indicado por la Carta Magna.

Efectivamente las rentas son gravadas discriminatoriamente según su origen, resultando penalizadas las rentas del trabajo frente a las del capital o las plusvalías. Así un contribuyente con ingresos por nómina de 60.000 euros anuales, tributará un 6% adicional en el tipo de gravamen más que un rentista, pero si la renta declarada sube a 100.000 euros la diferencia se dispara al 11,6%.

Volvamos a la Troika y a sus colaboradores necesarios del interior. Ni Barroso ni Lagarde destacan por su currículo económico. Draghi, en su época de Goldman Sachs, fue el que asesoró al Gobierno de Grecia en cómo trampear los datos de déficit y deuda. Pues estos videntes, con su política fiscal pretenden aumentar la recaudación a costa de las clases medias, las que consumen, disparando los impuestos indirectos como el IVA y aumentando el IRPF en las rentas del trabajo para llegar a la paradoja denunciada por Obama: “Warren Buffet, uno de los cuatro hombres más ricos del mundo, paga menos impuestos que su secretaria,  una atrocidad". De políticas para el crecimiento, ni catarlas. Se define una troika como la alianza de entidades de idéntico nivel y poder que se unen para llevar a término una misión. La de esta parece ser la de arruinar Europa.

En resumidas cuentas, las recomendaciones de la Troika de subir el IVA y los impuestos sobre las rentas del trabajo perjudican a las clases medias, limitan el consumo y solo benefician a los grandes patrimonios. Así no se sale de la crisis.

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