Europa reacciona con timidez ante la crisis y el BCE no va muy lejos

Christine Lagarde. / africasacountry.com
Christine Lagarde. / africasacountry.com

El Banco Central Europeo anuncia compras de activos por 120.000 millones adicionales y una nueva barra libre. ¿Reaccionarán los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en una próxima cumbre?

Europa reacciona con timidez ante la crisis y el BCE no va muy lejos

El Banco Central Europeo comprará 120.000 millones de deuda e inyectará liquidez pero, a diferencia de lo que hizo la Reserva Federal de EE UU, dejará los tipos de interés como estaban. En todo caso, parece improbable que el BCE vaya a resolver esta crisis por sí solo. ¿Le ayudarán los líderes europeos? De momento, la epidemia abrió otra brecha en la unidad de la UE. Alemania y los países nórdicos frenan la actuación fiscal coordinada que persigue Francia e interesa a España.

Christine Lagarde, la presidenta del BCE, ya advirtió a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE de que sus medidas solo pueden funcionar si ellos ponen de su parte, y aprueban importantes planes de estímulo. Pero en la cumbre del martes no le hicieron caso. Los analistas económicos no ocultan que están defraudados y los mercados financieros siguen en caída libre.

Lo único cierto, por ahora, es que Christine Lagarde mantuvo sin cambios la facilidad de depósitos en el -0,5% cuando el mercado descontaba una bajada de diez puntos básicos como gesto, hasta el -0,6%. Al mismo tiempo, tal y como se esperaba, ha dejado invariables el tipo de interés en el mínimo histórico del 0%, y las tasas que cobra a los bancos por prestarles a un día –la facilidad marginal de crédito– en el 0,25%.

Según un análisis del diario El País, las herramientas que durante la crisis del euro fueron de utilidad no está claro que ahora vayan a ahuyentar los malos espíritus que ordena la economía. El escaso efecto que tuvieron las rebajas de tipos en Estados Unidos y el Reino Unido no alimentan precisamente el optimismo, y pueden haber influido en el BCE en su decisión de dejar intactos los tipos. 

“La economía se enfrenta a una mezcla sin precedentes de shocks de demanda y de oferta. Para empeorar las cosas, las turbulencias en los mercados aumentan el riesgo de un efecto negativo tanto en los mercados financieros como en la economía real. Esta es una importante diferencia respecto a la crisis de 2008/2009”, escriben en un informe los analistas del banco europeo ING. 

Con esas medidas, la jefa de la máxima autoridad monetaria europea tiene previsto captar títulos valores y capitales de los mercados financieros para luego proceder a inyectar ese flujo monetario en forma de liquidez a todo el sistema financiero europeo, la banca pública y privada, y a las empresas de la región con el objetivo de revertir la espiral de contracción del mercado laboral, la actividad comercial y la actividad industrial.

Con unos mercados en caída libre y las bolsas europeas en números rojos debido al traslado de capitales a activos de refugio como el dólar y el oro, cuyos precios se han disparado desde el lunes a máximos históricos por la incertidumbre financiera mundial, Lagarde trata de transmitir la sensación de que tiene herramientas para evitar una recesión que cada día parece más probable, y que además, ya podría estar instalada en la economía mundial aunque sus efectos aun no sean perceptibles, pero con la lamentable seguridad de que el PIB mundial se contraerá al 1,5% después de que se previera un crecimiento global de 3% antes del estallido de la epidemia. La exministra francesa y exjefa del FMI explicará a partir de las 14.30 las medidas que el Consejo de Gobierno del BCE decida en su reunión de Fráncfort.

Sin embargo, una medida que simplemente ratificó la política monetaria del ente emisor comunitario fue la decisión de dejar intactos los tipos de interés del euro, que actualmente se ubican en 0,56%, una tasa bastante atractiva para los inversores que desean colocar sus capitales y adquirir créditos en el sistema financiero europeo.

Antes de que el BCE publicara su comunicado a las 13.45, los analistas anticipaban un paquete que incluía ahondar en los tipos negativos, inyectar más liquidez para que los bancos la transmitan a las pequeñas y medianas empresas, y una ampliación de su paquete de compra de activos. Precisamente, los proyectores atinaron en su análisis y el BCE sorprendió con esta batería de medidas que colocan a la Unión Europea como una zona financiera y bloque geopolítico mundial en estado de emergencia y contingencia económica por la propagación de la pandemia de coronavirus, que podría llegar a su clímax en uno o dos meses.

De estas tres medidas, Lagarde dejó fuera la rebaja de tipos. Pero sí anunció también la compra de más activos y pone en marcha una línea de liquidez inmediata y sensata para el sistema financiero europeo. Con ambas movidas, el BCE recurre a la inyección de capitales para reactivar el crédito, ampliarlo e imprimirle fuerza a la velocidad de circulación de los flujos de capital en euros para evitar que el recorte en los tipos de interés de la Reserva Federal de EE UU y el alza del dólar por la caída de las bolsas mundiales con la incertidumbre de los ahorristas e inversores refugiándose en la divisa estadounidense, devalúe el euro y acelere la caída económica de la UE. @mundiario 

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