La Unión Europea está caminando hacia la japonización de su economía

La crisis del euro da lugar a muchas sombras.
La burocracia europea parece haber olvidado las nefastas consecuencias que para la economía japonesa tuvieron las tardías y erróneas medidas de su banco central y de sus gobiernos, autocondenándose.
La Unión Europea está caminando hacia la japonización de su economía

Siendo realistas, Europa está condenada a años de bajo crecimiento.

A principios de la década de los 90, después de una etapa de más de treinta años de expansión económica, la economía japonesa vivió su propia crisis financiera debido a la explosión de la burbuja que se había gestado durante los años anteriores,  durante una etapa de reducción de tipos de interés, el consiguiente crecimiento del crédito y caída de la inflación. Existía en  Japón la percepción de que las tasas de crecimiento de los últimos años serían sostenibles indefinidamente, lo que se manifestaba en la cotización de su índice bursátil (situándose en los 39 mil puntos, su máximo histórico) y en el mercado inmobiliario, donde los precios en la ciudad de Tokio se llegaron a duplicar en sólo cuatro años ( triplicar en el caso de otras ciudades como Osaka).Todo este ambiente generaba entre los habitantes del país una percepción de euforia , ¿les suena, verdad?.

Un buen día cuando todo parecía ir de maravilla se comienza a gestar la semilla de la desconfianza, la cual tiene su primer impacto en el mercado de acciones, que comienza su caída. Inicialmente no se tiene la percepción de que pueda desembocar en una fuerte contracción del mercado, lo que provoca una tardía reacción del Banco de Japón subiendo los tipos de interés para frenar los efectos del pinchazo. Esta subida de tipos provocó serios problemas en el sector bancario japonés, aflorando una alta cantidad de créditos insolventes que la banca no cobraría y que afectó de forma importante a sus balances, lo que provocó que el gobierno japonés tuviese que rescatar al conjunto del sector. Paralelamente, el gobierno implementó un plan de estímulo basado en un incremento de la inversión pública a través de obra civil, fracasando en su objetivo de revertir el ciclo bajista que se estaba desencadenado en la economía y disparando la deuda y el déficit público. ¿Les suena, verdad?

Europa, Japón y las décadas perdidas

Como pueden ver, la crisis que actualmente padece Europa, y de forma más dura los países del sur de la eurozona, es exactamente igual a la que padeció Japón, el problema es que la reacción y las medidas llevadas a cabo  para contrarrestarla por parte de los responsables de ejecutar la política económica son muy parecidas, sino idénticas: intervención y represión financiera.

En condiciones normales la política monetaria llevada a cabo por el BCE, tipo de interés nominal cercano a cero (0,75%) y dos subastas de “barra libre”, habría generado crédito a la economía hace mucho tiempo. El problema es que el mecanismo de transmisión de la política monetaria no funciona, y no funciona porque la banca dista mucho de tener sus balances saneados, y el “banco malo” alarga el proceso. Alarga el proceso porque los inversores, los potenciales compradores, no aceptan unos precios pactados entre la caja que transfiere el activo y el gobierno, los cuales están muy por encima de su verdadero valor de mercado. Otra vez la nociva intervención que tiene como trasfondo la protección del sistema bancario para evitar la quiebra de las entidades y que lastra las posibilidades de inversión.  Es necesario desmitificar el hipotético efecto nocivo que tendría en la economía la quiebra de alguna entidad financiera, es más en EE.UU., después de la caída de Lehman Brothers, quebraron más de 460 entidades financieras y no pasó absolutamente nada. La intervención en el sistema bancario por parte de los gobiernos sólo empeora su situación y retrasa la solución. La mejor opción para sanear el sistema bancario es la capitalización de deuda (bail-in), consistente en transformar los pasivos bancarios en capital social. En dicho proceso son los tenedores de bonos y los accionistas los que sufren toda la pérdida (pues son los que libremente asumieron el riesgo con su inversión) y los depósitos son garantizados por el Estado. Si después de esto el banco o caja de turno no puede solucionar su situación, que quiebre y que asuma responsabilidades quien tenga que hacerlo.

Como dijimos anteriormente, Europa está atacando su crisis financiera del mismo modo en que lo hizo Japón, sin querer ver que esas políticas encaminaron a la por entonces segunda economía mundial a dos décadas de estancamiento económico.  La salida de la crisis europea no será ni mucho menos conjunta, si no que se acentuará todavía más la diferencia entre las dos velocidades que siempre existieron en la unión: el norte y el sur.

Las últimas medidas adoptadas por la Comisión Europea  a raíz del rescate Chipriota no son nada halagüeñas en lo que respecta a la generación de confianza, pues eliminar toda la garantía jurídica  existente hasta el momento en lo referente a la seguridad del dinero (me refiero a la errónea decisión de establecer quitas a los depósitos) no trabaja a favor de la necesaria captación de inversión que se necesita, sobre todo los países periféricos. Todo lo contrario. Al día siguiente al anuncio, la salida de capital de Europa se puso de manifiesto en la caída de las bolsas del continente. Por supuesto, en el caso de España tampoco ayuda a generar la confianza necesaria el manipular con trucos contables las cifras de déficit público.

En definitiva, la burocracia europea parece haber olvidado las nefastas consecuencias que para la economía japonesa tuvieron las tardías y erróneas  medidas de su banco central y de sus gobiernos, autocondenándose al estancamiento y a la deflación. Siendo realistas, Europa está condenada a años de bajo crecimiento (sobre todo las economías periféricas), aunque esto no tiene por qué ser malo pues obligará al desapalancamiento de nuestras economías, tanto en el sector público como en el sector privado, lo que asentará las bases para un crecimiento sano y sostenible. @PabloS_F

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