España prioriza el pago de la deuda a las políticas de ánimo al crecimiento

El presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
El presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
Un clima favorable para el emprendimiento requiere de un fuerte ánimo público en tener acceso a la financiación, así como ventajas fiscales para no tener que adelantar el IVA no cobrado, por ejemplo.
España prioriza el pago de la deuda a las políticas de ánimo al crecimiento

El Gobierno de Mariano Rajoy ratificó que el desempleo y, por tanto, la cohesión social, el crecimiento e incluso el sufrimento de las personas no son sus prioridades. Rajoy, al tiempo, ratificó que no tiene un relato para promover ni la actividad económica ni el emprendimiento. Se demuestra nitídamente que la derecha española es remisa a confiar en la inicativa personal y social y no tiene un Plan para los emprendedores.

Cabe decir que, a veces, abusamos al fiarle la recuperación, sólo y sin matizar, al emprendimiento empresarial privado. Escondemos subempleo bajo la apariencia de supuestos autónomos o la aventura de fundar una microempresa sin una adecuada formación en gestión empresarial y -en la mayor parte de los casos y sectores- sin una financiación. Es la crónica de un fracaso anticipado, que incluso puede dejar una losa familiar por muchos años.

Mas cierto es que vivimos en un sistema político-institucional y en una sociedad refractaria al emprendimiento, ya no sólo individual, sino social. Refractaria a la creación y, tirando por lo alto de todo, al mantenimiento del empleo es tarea de las pymes.

Un clima favorable para el emprendimiento requiere de un fuerte ánimo público en tener acceso a la financiación, ventajas fiscales para no tener que adelantar el IVA no cobrado, por ejemplo, contener las altísimas cotizaciones sociales que ahogan el emprendimiento autónomo y social, recursos estructurales que faciliten los primeros tiempos -compartiendo estructuras físicas y administrativas para ahorrar costes- y una modificación de la legislación concursal que le permita al emprendedor cerrar un fracaso empresarial no intencionado para poder reinsertarse social y laboralmente sin necesidad de vivir perpetuamente al margen de la actividad económica legalmente regularizada.

Sin embargo, los partidos del bipartidismo dinástico llenan la boca hablando de emprendimiento cuando desarrollan de hecho una política que liquida las posibilidades de supervivencia de las pymes, como hicieron cuando aprobaron en otoño del 2011 una reforma constitucional que prioriza el pago de la deuda a las políticas de ánimo al crecimiento. Tampoco las otras dos fuerzas presentes en el Parlamento gallego parecen tener un relato para generar más y mejor iniciativa personal y social en nuestra actividad empresarial. Una iniciativa que requiere, también , de un profundo cambio en la mentalidad social imperante en Galicia.

 

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