Para España es fundamental que vaya bien Francia, porque es su principal socio

Francia, el Estado de referencia en el mundo a la hora de separar Iglesia y Estado.
Francia, un Estado de referencia en el mundo.

Aprovechar la afinidad cultural y la lengua, además de un pasado común de estrechos lazos humanos, es esencial para que España penetre en el área de proyección futura del Pacífico.

Para España es fundamental que vaya bien Francia, porque es su principal socio

Al igual que somos conscientes de que España es un gran país, también lo somos del debilitamiento de su acción en el mundo. No podemos cegarnos y debemos admitir esta realidad como algo incontestable. La decadencia de nuestra capacidad de influir y estar presentes en las grandes decisiones no debe ser un motivo de retraimiento, sino al contrario, una apuesta y una excelente oportunidad para recuperar no sólo nuestro prestigio anterior, sino mejorarlo con creces. Es necesaria una reforma de los ámbitos en los que se fragua nuestra política exterior y un cambio cualitativo en los agentes que la concretan y materializan, por ello se debe acabar con la contaminación política de Exteriores y fraguar personal de carrera, profesionales que conozcan la materia y estén al servicio del país y no al servicio de cualquier partido contaminando de intereses espurios la proyección de España en el mundo, la protección de sus intereses y la ampliación de los mismos.

España, al margen de su vinculación con las instituciones europeas a las que pertenece y el ámbito de la UE, debe forjar una relación exquisita con Portugal, basada en la propuesta de proyectos que beneficien netamente a ambos países como el desarrollo de las comunicaciones y el comercio, los intercambios culturales, la cooperación en materia educativa, el estrechamiento de los lazos institucionales a nivel municipal y el manejo de los asuntos que impliquen a ambos países, tratando de ser ecuánimes, como es la materia de medioambiente. Si lo apuntado para el país hermano debe ser prioritario, no podemos sino promocionar las relaciones con Marruecos a todos los niveles, manteniendo y superando los niveles de cooperación actualmente establecidos.

Francia, país clave

Queda Francia, un gran país y primer socio comercial, con el que también se deben estrechar y desarrollar los acuerdos estratégicos en materia política, económica, educativa y cultural. En definitiva, para es España es fundamental que vaya bien Francia, porque es su principal socio.

Alemania y el Reino Unido pertenecen al ámbito de nuestra mayor área de proyección comercial (la Unión Europea) y son socios de primera línea, pero deberíamos afianzar y proteger nuestros intereses en el Mediterráneo implicándonos en la construcción de una ‘alianza’ que implique e involucre a países latinos y mediterráneos (Francia, Portugal, Italia y Grecia, por parte europea y por el lado norteafricano a Marruecos, Argelia y Túnez, más Turquía). Una de las misiones de esta alianza mediterránea es lograr la estabilidad política en el norte del continente africano, aislando, alejando y eliminando la amenaza yihadista y el islamismo, al tiempo que se promueve la democracia y el Estado de Derecho, mediante la persuasión de la acción política y cultural. Con Israel, España debería cooperar estrechamente en materia educativa, en los ámbitos de la investigación y la tecnología, en material cultural y turística, promocionando las relaciones comerciales entre ambos países y el conocimiento mutuo por razones históricas y humanas, promocionándose como un socio fiable y un interlocutor valioso en materia política, respetando los intereses geoestratégicos del país mesoriental.

Otras opciones

No hay que olvidar a los países escandinavos, que aunque con poca población, son ricos y ofrecen algunos materia ejemplares dignas de emular y adaptar. Vemos como en el ámbito europeo, España debe extender y diversificar sus intereses, dejando de concentrarlos en Alemania lo que supone un alto grado de dependencia de un país que no resulta del todo fiable para nuestros intereses geoestratégicos y nacionales.

Diversificar y diferenciar con nitidez nuestros intereses es saber qué nos interesa de cada país, por lo que aquello que nos puede beneficiar de ellos y lo que podemos ofrecerle resultaría más concretable y mejor negocio. Hay que hacer más sólidas las relaciones con Canadá y con EE.UU. es mejor penetrarlo culturalmente, aprovechando que nuestro idioma se habla cada vez más en la primera potencia mundial, para ello Méjico tiene que ser un socio de primera línea en América del Norte, pues es ese país el que teniendo una gran frontera con los EE UU se ha convertido en absoluta prioridad para la potencia norteamericana.

Aprovechar la afinidad cultural y la lengua, además de un pasado común de profundos y estrechos lazos humanos es esencial para que España penetre en el área de proyección futura que es el Pacífico, donde se encuentran los países americanos como Chile, Perú, Colombia, Méjico, EE.UU. y Canadá, además de China, Japón y los de Extremo Oriente, más India, Australia y Nueva Zelanda. En esa área se está por crear la mayor área de libre comercio, ante la que la UE se queda encogida demográficamente. Estrechar lazos con Portugal, conocer y manejar mejor su idioma será, sin duda, una gran baza para acceder al gran mercado que es Brasil y, sin duda, potencia regional de dimensión geoestratégica futura. El caso de Argentina es especialmente relevante por los lazos históricos y humanos que existen entre nuestro país y los argentinos, pero también con Venezuela se debe variar el rumbo de nuestra política exterior pues no debemos menospreciar a un país que tiene recursos petrolíferos tan ingentes.

Cultura e influencia
España debe aspirar a convertirse en un país influyente y tiene un patrimonio histórico de profundas raíces del que muchos otros no disponen. Esta riqueza es una sólida base para impulsar una proyección en el exterior, que debe ir acompañada de inversión en la inteligencia (‘know’ y ‘know how’), puesto que no disponemos de grandes recursos naturales. Con dichas bases, España dispondría de un importante capital, en cuyos proyectos no estaría excluida Rusia, un gran mercado de 146 millones de habitantes, que pertenece a la APEC, a la que también pertenecen los países anteriormente mencionados.
Este año fue la cumbre de dicha asociación en México, y el gobierno mejicano invitó como país singular a España. Han pasado meses y el gobierno no ha sabido aprovechar la oportunidad brindada. Sobre estos hechos hay que reflexionar profundamente, pero es evidente que los grandes países de la UE (Alemania, Francia, Reino Unido o Italia), cuando se trata de sus intereses nacionales, dan portazo a la política comunitaria y se centran en la salvaguarda de los mismos. Es justamente, lo que España debería hacer acercándose a Argentina, Brasil y México, aprovechar un acerbo cultural, un pasado, idiosincrasia e idioma comunes con más de 610 millones de habitantes compartiéndolos. Nosotros tenemos ese grandioso patrimonio, otros no lo tienen.

 

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